Juan Pablo II | El Papa que engañó al mundo entero

El cántico "Juan Pablo Segundo te quiere todo el mundo" diría que lo inventamos nosotros. El entusiasmo que vivimos por este pontífice en los centros de jóvenes opusinos cuando recién salió elegido no tiene parangón. Pienso que en el cónclave de 1978 "nadie" sabía quién era salvo en Villa Tevere. La sintonía fue total y completa, el amor mutuo venía de antes. El polaco estuvo a "sus órdenes".

 Estaba en la misma onda que Bruno Buozzi, a la muerte del primer sucesor, Alvaro Portillo, fue el primero en presentarse para orar y despedirse ante su cadáver expuesto en Santa María de la Paz, iglesia prelaticia, que si ya no es prelatura dejarán de llamarla así. 
Los tiempos de Juan Pablo fueron como una fiebre, pura espuma de los días, fuimos de aquí para allá por el mundo. Sus JMJ ora en Europa, ora en otro continente, eran eventos reclutadores para todas las sectillas habituales.

Si escrivarianos reunidos  se arreglaban primorosamente para reclutar, añádasele las simpatías papales por esta seudo institución, no teníamos salida ni forma humana ni sobrehumana de vencer el engaño en el que vivíamos. Les dió marchamo de garantía cien por cien católico. El peso de sus acciones como dice Sabrina fue negativo para miles de jóvenes que caimos en las redes de los sectarios por él protegidos.

Esta chica habla de Maciel, delincuente ya reconocido. El polaco por poco lo canoniza en vida. El canal polaco que a veces permite traducción y que puse por aquí es el que más trapos sucios sacó de este papa que le faltó "pitar".


En su momento recién "salida" me leí una biografía de Madre Teresa, ví una película y ensalcé su pobreza frente a los lujos opusinos. Qué equivocada estaba. Se puede leer en antiguos posts. Como también la alabaron me parece oportuno el vídeo de Sabrina.


Caemos una y otra vez en ídolos, sustitutos del único que se merece adoración. Impostores por todas partes, así es la humanidad, de vez en cuando algún ser humano decente, no heroico, meramente decente y honrado. Raro pero hay gente sencilla y buena, hay que rebuscar y mirar y remirar. No somos de fiar. 


En este vídeo de Madre Teresa en el min. 18.00 sale uno de esos dos obispos filoopusinos  españoles que siempre confundo, Munilla, comentando la vida de Madre Teresa. Le sacaron que en Zumárraga vigilaba al resto del clero, lo dijo José Arregui. 

Si os vais a la wiki y buscáis teólogos españoles del siglo XXI no sale ni Arregui ni Pagola, salen todos los opusinos, empezando por Ocáriz Braña. También un ex numerario que sigue siendo cura en una diócesis española, que escribió mucho y bien bajo seudónimo en OL y hace ya una década que no lo hace. Si en su diócesis se enteran se lo prohiben, o se lo habrán prohibido. Se juega su puesto de profesor de seminario, su sitio en el mundo.




Un vídeo de productores que ignoro si se santifican en su vida ordinaria pero ¡qué buen trabajo!: desde la química orgánica e inorgánica del azúcar y la sal, hasta el papel de estas dos sustancias en la historia, la economía, la sociología, la política y la evolución de la sociedad humana. 

Sal y azúcar, un par de sustancias indespensables para mantener nuestros organismos: el cultivo del azúcar dió lugar al esclavismo de los africanos. Empezó en la isla portuguesa de Santo Tomé, ya que los blancos caían víctimas de la malaria y otras enfermedades, hubo que sustituirlos por negros, autóctonos de la zona resistentes a todos los bichos. La idea de cazar africanos a lazo y no pagarles cundió, se transfirió a las plantaciones americanas. La esclavitud de los africanos, fundamento mayor del desarrollo del capitalismo y de la principal potencia capitalista mundial.
Y qué decir de la sal, fundamental para conservar los alimentos, indispensable para nuestros cuerpos, objeto de impuestos en el Antiguo Régimen y generadora de contrabando y revueltas populares.
Dicen que si hay azúcar en un planeta es posible que haya vida, si hay sal no necesariamente.






Las biografías dicen que la elección de Zaragoza se debió a que pudo ingresar en el seminario de la ciudad del Ebro por estudiar derecho después del incidente en el seminario de Logroño donde fue "apañado", merced a los buenos oficios de su tío carnal don Carlos Albás, que a la sazón era Canónigo Arcediano de la Seo. El canónigo hermano de su madre intercedió por la petición que le realizara su hermana, pues no se daba muy bien con su cuñado del que pensaba había sido con su conducta irregular el responsable de la situación económica de la familia y del que conocía muchas cosas. 

Este desprecio por su cuñado lo dejó patente al no asistir a las exequias ni al entierro cuando falleció en 1924. Don Carlos, por ser hombre recto y virtuoso y conociendo las interioridades de su sobrino José María, tampoco estaría presente en la primera misa de su sobrino, cantada el 28 de marzo de 1925, a pesar de que fue por su mediación por la que pudo echar tierra sobre la "faltilla" del Seminario de Logroño y pudo proseguir los estudios en el seminario de San Francisco de Paula de Zaragoza y por la influencia de su tío obtener una plaza en la residencia sacerdotal de San Carlos. No hay que olvidar que la primera misa es, como nos recuerda al hablarnos de la ausencia de Don Carlos Albás el jesuita Michael Walsh, una de las mayores concelebraciones familiares dentro de la comunidad católica. Don Carlos conocía profundamente a su sobrino.

Otros lo encuentran mediocre, cerrado, sin interés. Todos parecen coincidir en una cosa: el tenía cierta tendencia a la idolatría... a la autoidolatría. Una suerte de vanidad escondida que va a estallar al filo de su vida, al filo de sus ambiciones realizadas, cuando se le felicita por algún triunfo, él tiene la costumbre de responder: "¡Oh! yo no soy más que un pobre cura ordinario" lo que provoca forzosamente la elogiosa negación del interlocutor.

En Zaragoza tuvo un momento en que brincó de su pupitre y gritó a los asistentes enmudecidos: "¡Formidable! ¡Soy formidable!". Lo que contrasta con la opinión de un compañero de Escrivá en el seminario, Manuel Mindán Manero, que lo ha calificado de "hombre oscuro, introvertido y con notable falta de agudeza, un hombre de pocas luces". Otros compañeros de estudios lo mencionan como "un joven poco mezclado en la vida común, de aspecto reservado y de temperamento a la vez rígido y ardiente, que se desborda a veces en bruscas y violentas cóleras".

En el Seminario contó con la protección del cardenal Soldevilla, que sería asesinado en 1923, y que le dispensaba un tratamiento especial, confiándole que le informara si el resto de los estudiantes del seminario cumplían las normas; era como una especie de confidente, una actividad de "prefecto de disciplina" en el interior de las aulas. Sus condiscípulos recuerdan cómo el Cardenal alguna vez le indicaba: "- Ven a verme cuando tengas un rato". En reconocimiento a su labor y como premio a la delación a sus propios compañeros fue la distinción externa de tener en la residencia una habitación individual y un fámulo a su servicio (los fámulos eran seminaristas que por su pobreza tenían matrícula gratuita y se encargaban del aseo de ciertas habitaciones y de servir la mesa para todos).


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