¿Las cosas claras en el opus? anda ya...
Me dicen que en el opus se dicen las cosas claras. Esto me plantea una duda existencial ¿las mentiras pueden ser claras? La primera mentira es que "tienes vocación desde la eternidad y que si no escribes la carta, le das la espalda a Dios". Y "si te da miedo escribir la carta es señal de vocación". ¿Eso es decir las cosas claras? eso es de juzgado de guardia, de denunciarlo ante el tribunal internacional de derechos humanos que se pueda ir con semejantes mandangas a adolescentes indefensos siendo un adulto. Eso es lo que es.
Sí se hablan claro entre ellos, entre los directores que están en el ajo de la manipulación. Pero a la generalidad de los que fuimos de a pie y hasta el último minuto nos creimos lo de la vocación, todo era adobado, preparado y cocinado antes de ser dicho.
En mi libro he contado miles de ejemplos de como me torearon. Sobre todo al final fue lo más notorio. Cuando había empezado a pensar por mí misma. Jamás me dijeron a la cara que me tenían por loca, por enferma, delante de todo el mundo, también ante la gente no del opus, ponían la palabra "necesitas ayuda" cuando me mandaban al psiquiatra. Mentira podrida. No necesitaba ayuda, menos la suya, necesitaba poner pies en polvorosa y no volverlos a ver nunca más.
Contaré una anécdota. Me han echado en cara que pongo a la gente verde en mi libro. Otra mentira, sólo cuento lo que en ese momento yo sabía. Y comparado con lo que realmente pasaba es la mitad de la mitad.
Resulta que hubo una supernumeraria recién pitada de la que ellas, las jefazas, sabían vida y milagros. Sabían que era "muy suelta", como dicen en Mancha Real y por hablar fino. Sin embargo era una mujer de una familia conocida en Jaén, con lo cual el opus "le perdonó los pecados", y la dejó entrar en sus filas.
Me la encasquetaron a mí para darle la "primera formación". Y sorpresa, cuando se pone a contarme sus cuitas yo descubro que la mujer hacía lo que le daba la gana con quien se le ponía por delante. Hoy todo esto me parece ridículo. Pero para mí, educada en el celibato más estricto, y llevándolo a rajatabla, y habiendo asimilado hasta el tuétano que el sexo es para el matrimonio, no podía dejar de llamarme la atención. Hice el informe sobre esa supernumeraria antes de la Admisión, informe que se manda a la delegación. Pensaba que yo era la descubridora del pastel.
Y el colmo de la hipocresía viene ahora. Si la hubieran dejando seguir adelante, mi estado de convencimiento de la bondad opus era tal, que yo pienso no me hubiera chocado nada. Pero hete aquí que las jefas de Granada pensaron que ¿me iba a escandalizar? no lo sé ni lo entiendo. La cuestión es que frenaron la incorporación de esta mujer, una de las directoras hizo el paripé de sentarme en una salita y decirme que antes de dejar pitar a alguien hay que enterarse bien, (cuando yo ni pinché ni corté en ese pitaje) y con mis 30 años pasados me habló como si tuviera ocho. Las cosas muy claritas sí, ¡y un jamón!
Pero no acaba ahí la cosa. Me dijeron que dentro de 5 años esa mujer podría volver a pedir la admisión. (¿El tiempo borras las culpas? tampoco pregunté porqué). Y el colmo, ¡le hicieron casarse aprisa y corriendo y tener un hijo para lavar la imagen de "mujer fácil"! Parece ser que después la volvieron a acoger en el Opus.
A mí todo esto es que me resbala porque no me cabe en la cabeza que la vida tan llena de cosas hermosas se pueda malgastar en esos manejos. No me cabe que esta señora no las mandara al cuerno e hiciera con su vida lo que hay que hacer: vivirla.
Pero claro, si yo no cuento esas cosas, aunque sean agua pasada seguirá habiendo estúpidas que se crean sus mentiras y caigan en el saco de la "búsqueda de la perfección en medio del mundo". Y eso si que no puedo tolerar que pase eso por mi silencio, sería injusto callar.
En el opus se miente y se miente sin control. Nada se les pone por delante para tapar sus mentiras, y cuando digo nada es nada. Ahí estriba el poder tan inmenso que tienen. Todo el mundo sabe como las gastan.
Sí se hablan claro entre ellos, entre los directores que están en el ajo de la manipulación. Pero a la generalidad de los que fuimos de a pie y hasta el último minuto nos creimos lo de la vocación, todo era adobado, preparado y cocinado antes de ser dicho.
En mi libro he contado miles de ejemplos de como me torearon. Sobre todo al final fue lo más notorio. Cuando había empezado a pensar por mí misma. Jamás me dijeron a la cara que me tenían por loca, por enferma, delante de todo el mundo, también ante la gente no del opus, ponían la palabra "necesitas ayuda" cuando me mandaban al psiquiatra. Mentira podrida. No necesitaba ayuda, menos la suya, necesitaba poner pies en polvorosa y no volverlos a ver nunca más.
Contaré una anécdota. Me han echado en cara que pongo a la gente verde en mi libro. Otra mentira, sólo cuento lo que en ese momento yo sabía. Y comparado con lo que realmente pasaba es la mitad de la mitad.
Resulta que hubo una supernumeraria recién pitada de la que ellas, las jefazas, sabían vida y milagros. Sabían que era "muy suelta", como dicen en Mancha Real y por hablar fino. Sin embargo era una mujer de una familia conocida en Jaén, con lo cual el opus "le perdonó los pecados", y la dejó entrar en sus filas.
Me la encasquetaron a mí para darle la "primera formación". Y sorpresa, cuando se pone a contarme sus cuitas yo descubro que la mujer hacía lo que le daba la gana con quien se le ponía por delante. Hoy todo esto me parece ridículo. Pero para mí, educada en el celibato más estricto, y llevándolo a rajatabla, y habiendo asimilado hasta el tuétano que el sexo es para el matrimonio, no podía dejar de llamarme la atención. Hice el informe sobre esa supernumeraria antes de la Admisión, informe que se manda a la delegación. Pensaba que yo era la descubridora del pastel.
Y el colmo de la hipocresía viene ahora. Si la hubieran dejando seguir adelante, mi estado de convencimiento de la bondad opus era tal, que yo pienso no me hubiera chocado nada. Pero hete aquí que las jefas de Granada pensaron que ¿me iba a escandalizar? no lo sé ni lo entiendo. La cuestión es que frenaron la incorporación de esta mujer, una de las directoras hizo el paripé de sentarme en una salita y decirme que antes de dejar pitar a alguien hay que enterarse bien, (cuando yo ni pinché ni corté en ese pitaje) y con mis 30 años pasados me habló como si tuviera ocho. Las cosas muy claritas sí, ¡y un jamón!
Pero no acaba ahí la cosa. Me dijeron que dentro de 5 años esa mujer podría volver a pedir la admisión. (¿El tiempo borras las culpas? tampoco pregunté porqué). Y el colmo, ¡le hicieron casarse aprisa y corriendo y tener un hijo para lavar la imagen de "mujer fácil"! Parece ser que después la volvieron a acoger en el Opus.
A mí todo esto es que me resbala porque no me cabe en la cabeza que la vida tan llena de cosas hermosas se pueda malgastar en esos manejos. No me cabe que esta señora no las mandara al cuerno e hiciera con su vida lo que hay que hacer: vivirla.
Pero claro, si yo no cuento esas cosas, aunque sean agua pasada seguirá habiendo estúpidas que se crean sus mentiras y caigan en el saco de la "búsqueda de la perfección en medio del mundo". Y eso si que no puedo tolerar que pase eso por mi silencio, sería injusto callar.
En el opus se miente y se miente sin control. Nada se les pone por delante para tapar sus mentiras, y cuando digo nada es nada. Ahí estriba el poder tan inmenso que tienen. Todo el mundo sabe como las gastan.
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