Religión española



Pinchando en el link que ha dejado Sant Cugat en su comentario se puede oír la entrevista que me hicieron en Radio Rubí, empieza en el minuto 10 y dura 35 minutos.

Detrás de mí tengo el letrero de la calle: Hannah Arendtstrasse, la filósofa que no queria ser llamada filósofa, a pesar de serlo más que nadie, y una de mis autoras favoritas. Me agradó encontrarme inopinadamente con su calle en Berlín. Hannah Arendt escribió reflexiones sobre el Totalitarismo y sobre el Mal de una gran profundidad.

He dado con un texto de Salvador Giner, eminente sociólogo que en 1993 estaba en la Pompeu Fabra. Escribió en colaboración con otros sociólogos una obra titulada "Religión y sociedad en España". Fundamental, para todas esas discusiones que a veces salen alrededor de una cerveza sobre el tema.


Algo de lo que estaba convencida y este libro lo ratifica: "el peso del componente religioso en la civilización española ha sido inmenso, y también en su vida económica, sentimental y moral."

Rafael Diaz Salazar señala que España ha dado a la Iglesia Universal tres movimientos de reactivación del catolicismo. Sucesivamente: dominicos (los que se hicieron cargo de la inquisición y donde criaron a Tomás de Aquino), jesuitas y el opus dei. Caracterizados los tres por su celo defensor de la fe, su empuje misionero y su capacidad de resolución del perenne problema con que se enfrentan todas las iglesias: su necesaria adaptación a la evolución de la humanidad.

Los dominicios eliminaron la herejía en la edad media por la inquisición.
Los jesuitas asimilaron las consecuencias del renacimiento.
El opus, a no dudarlo de menor alcance, ha conseguido lo propio con el espíritu del capitalismo.

En este último caso que es el que mejor conozco, si el espíritu del capitalismo es ver el mundo como un negocio, así lo dice Escrivá en su Camino: negocio de almas, y el examen de conciencia es la contabilidad de dicho negocio. También es impresionante la burocracia opusina al servicio de unos objetivos muy concretos y contabilizables, la palabra "contabilizable" se usa mucho. Todo lo es: las personas que asisten a las charlas, los pecados, las "caídas", los curas preguntan mucho si les dices un pecado: ¿cuántas veces? urgando, las mortificaciones, las jaculatorias, los rosarios, los pitajes, la pasta en especial.

Así que el opus en una historia forjada por la religión es typical Spanish, casi como las corridas, no despinta tanto en un país donde la iglesia, los curas han tenido un peso específico considerable. Además este prejuicio de "misión española de salvar la fe católica de sus enemigos" tiene hondas raíces, me parece que nos podemos remontar con él hasta el siglo XVI.
Antiguamente en la época de mi padre el cura además de "encuadrar" a los chicos del pueblo con el catecismo también era uno de los "ilustrados". Por ejemplo mi padre me contaba que don Mónico, vaya nombre, había llevado la primera radio a su pueblo y que las vecinas se juntaban para escucharla, haciendo unas colas que llegaban hasta la calle, las que estaban al final de la fila no se enterarían de gran cosa.

En una Europa que avanzaba nos hemos tirado demasiados años en nuestra aldea, y aunque menos, un poquillo se nos sigue notando.

El párrafo que más me ha llamado la atención (entre guiones van mis matizaciones):

"En el contexto de modernización sin secularización y sin democracia, el opus dei merece algo más que una mera mención pasajera. En virtud de sus características (su ética del trabajo -predicada pero ¿vivida?-, su elitismo -disimulado y vivido intensamente-, su tecnocracia, su actuar sigiloso y poco llamativo, su lealtad al Vaticano -mientras el Vaticano hace lo que a ellos les conviene- su internacionalismo y su culto al éxito humano), su significación trasciende los límites del franquismo...Fundado antes de la guerra civil -¿cómo demostrarlo?- tuvo menos influencia en los primeros gobiernos del régimen que otras asociaciones católicas, como la ACNdP, poseía características que lo hacían extremandamente atractivo para un régimen cada vez más pragmático.
Su intensa beatería -a fondo con los rosarios, misas y jaculatorias, confesiones, retiros y meditaciones- combinada con el culto al trabajo -de boquilla-, a la eficiencia y a una aparente neutralidad ideológica acabaron por acaparar la atención del propio dictador y de algunos de sus socios más próximos.

A partir de 1957 los "tecnócratas" del Opus fueron asignados a ministerios claves. Para entonces, esta orden semilaica había ocupado ya un número considerable de cátedras universitarias y de importantes puestos en el CSIC, había comenzado a desarrollar su propia universidad y había realizado incursiones destacables en el mundo de las finanzas y de la educación privada.

España ya había ofrecido a la iglesia dos de sus más grandes y controvertidas Órdenes, los dominicos y los jesuitas, ambas en momentos cruciales de su historia. Parecía como si el país estuviera a punto de producir, una vez más, una orden perfectamente adaptada al Zeitgeist y a las necesidades contemporáneas de la iglesia. Muchos otros, sin embargo, expresaban serias dudas sobre el carácter de la nueva criatura y no eran estos sólo los demócratas y los jesuitas, estos últimos rivales naturales del opus. Fuera como fuese, el Opus, mundano pero devoto -es difícil superar su hipocresía religiosa-, capitalista pero tecnocrático, elitista pero afirmando servir al pueblo -para servirse de él, la gente "vulgar" que les rodea les sirve de máscara y escudo-, y siempre impasible, eficiente y atento, apareció com un fenómeno característico en el gobernar del franquismo maduro. Muchos católicos vieron en el Opus una elección discreta y educada (si bien algo afectada -"supercursiles"- y en conjunto demasiado sigilosa), pero en cualquier caso, mejor que la falangista y su estridencia seudoradical.
Esto debió ayudar a la pía orden a introducirse en el mundo del poder y de las influencias durante los años del desarrollismo, el período del despegue definitivo de la economía española y en el que el régimen de Franco adquirió cierto grado de respetabilidad internacional en el Occidente de la guerra fría. Sin embargo la suerte del Opus dei no permaneció encadenada al franquismo. la orden estaba destinada a sobrevivir al régimen político que la había amparado."

No hacen bufonadas como la Falange ya que no dan la cara. Su característica es actuar por detrás, con suma educación y exquisitez casi empalagosas te clavan el cuchillo por la espalda que es un gusto.
Se me olvidó aclarar este punto en la entrevista de la radio hace dos días, cuando me preguntaron sobre amenazas.

Los opus no amenazan -lo del infierno y el rejalgar son paparruchas-, sin avisar te meten cada estocada que te dejan temblando.

Comentarios

Isabel C ha dicho que…
Muy buena entrevista, Ana.
Me ha quedado muy claro que lo que quería Enrique Rojas que hiciera, sacar a mis hijos del colegio al q iban para llevarlos al Retamar, no era un buen "querer".
¡Felicidades!
Anónimo ha dicho que…
como ayudar a una persona a que salga y no pierda su vida en la obra?tengo que ayudarl y se q sta cnvencid...

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