ABUSOS ESPIRITUALES EN LA IGLESIA CATÓLICA

Qué listos son algunos, en vez de ir al encuentro y poner el micro a quienes lo sufrieron, este diario que  me huele a chamusquina, por el tipo de personas que lo leen y compran, derecha de toda la vida, muchos de misa y comunión....etc, la España eterna, la esencia, sacan un artículo en el que los acusados "son los conventos". 

No digo que dicho diario sea escrivariano, digo que si la gente que leía el periódico en el opus tuviera que escoger hoy en España un diario sería este. No el País, aunque también lo dirijan o hayan dirigido al menos al principio, cuando hubo que crear de la nada un diario progre en el país de los 40 años de franquismo sin contar con nadie de fuera, desde dentro del propio franquismo recientemente fallecido el caudillo. No Público, no el diario.es. Incluso antes que ABC, quienes orbitan en opuslandia escogerían el de Marluenda. Ignoro si este periodista sigue al frente. Compruebo y me sale en la plana de opinión el supernume que fue ministro con Rajoy y rezaba al custodio. Por aquello de que es difícil aparcar en Madrid. O cualquier otra de las insustancialidades a las que nos acostumbraron.

Con lo cual, sí es un diario que cojea de ese pie.

Y por eso, porque lo leen católicos de bien, que sepan los católicos de bien que si hay "moobing" es en los conventos: claretianos, clarisas y demás. Aunque en el artículo no se especifica qué conventos.

Qué forma de tener al público desinformado.

Pues no, porque aunque hagáis como que no existe la investigación independiente sobre catolicismo y aledaños, aunque sigáis haciendo de España un "corralito" informativo en el que lo que no dicen los diarios del sistema de todo pelaje no existe, ya lo sabemos, ya está analizado y traido y llevado mil veces. No son los "conventos tradicionales" los protagonistas del mobbing espiritual como pretende ese artículo.

Son las comunidades llamadas "Nuevas" las que han creado más víctimas del abuso del poder espiritual. Por eso traigo el vídeo en el que comparecen ex Legionario de los fundados por Maciel, ex Comunidad de san Juan, fundada por un dominico visionario que también dió que hablar con sus inventos. OD no sale, buenos son ellos para dejarse colar ese gol, pero perfectamente podría ser la persona que da su testimonio en el vídeo ocultando su cara.

Y por otro lado, lamento que la monja autora del artículo se dedique a hacer  del doloroso tema asunto académico para los sexenios de investigación. No se trata de "academizar", se trata de salir al encuentro, de no volver la cara a todos los que estuvimos y padecimos los abusos y arbitrariedades en nombre del Señor y del Papa de Roma.

Es extraño el tenor del artículo, van a hacer un simposio sobre abusos, ¿Van a invitar a personas que los han padecido? ¿o van a ser los propios directivos abusadores los que traten el tema? 

Importante para desactivar la cuestión, son "casos", no "estructuras" y mucho menos "estructuras fundadas por santos canonizados que cojeaban de ese pie más que nadie".

Qué lata de país. Haciendo como que no saben, ni se enteran ni han oído hablar de OL, Agustina y toda la pesca... y acusando a "otros": los "conventos", "hay mobbing en los conventos". Mira qué bien, "conventos, examínense de abuso de poder", se les indica desde un diario donde ponen firma y cara opusinos españoles que no esconden su opusinismo. ¿Qué será lo siguiente?

Tal vez en el futuro los propios opus saquen el tema del abuso espiritual a la palestra de la "hispanoesfera", no sería raro ni la primera vez. La mejor manera de desactivar las acusaciones, adelantarse a ellas. 

Les ahorro el trabajo de inventar el título,

"Abuso espiritual: teoría y práctica".

Control y prevención para el abuso, dice la investigadora de la uni. de Loyola. 

Ni cárcel ni castigo para quien abusa. Ni mucho menos gabinete psicológico especializado para todos los que salen destrozados por este tipo de abuso de conciencia, como hace la dra. Sibet. A la que por cierto, aunque ahora den voz, al principio de su actividad los jerarcas católicos despreciaban. La dura realidad.