HURACÁN

Cuando las princesas se lanzaban al mundo de la música...recuerdo de los tiempos pasados trabajando en la administración,  y si no estábamos limpiando ni rezando ni comiendo ni durmiendo,  bailábamos el huracan de Stéphanie. Para terminar un año y empezar otro.

La primera noche que Antonio Carlos Brolezzi pasó en el centro, el padre Rafael se encargó de transmitir la lista de "cosas pequeñas" que debían "cuidarse":

-no dejar pelos en el jabón, hubiera sido trágico para las auxiliares que limpiaban los aseos,  -obligación de ducharse con agua fría cada mañana,                                                                 -obligación  de dejar el baño exactamente en las mismas condiciones en las que se encontraba al principio, eliminado toda huella de paso por él                                                                          -obligación de dejar una ventana abierta toda la noche para que las numerarias al entrar por la mañana a limpiar respiraran aire limpio.

"A los numes se les dice cuando llegan a vivir a un centro que tengan mucho cuidado a la hora de dejar su ropa interior para lavar. En los meses de formación se les explicaba que si padecían poluciones nocturnas, naturalmente nadie podía hablar de lo que le pasaba si se masturbaba, había que aprovechar la ducha fría de la mañana para no entregar la prenda pegajosa lo que podía herir la sensiblidad de las auxiliares. No sé en qué piensa una numeraria auxiliar cuando recoge la ropa interior para lavar. El santo founder impuso una segregación asimétrica entre los miembros. No hay numerarios auxiliares . El santo founder consideraba que era coherente con la naturaleza femenina la existencia de mujeres con una "vocación divina" para ser numerarias aux, para ocuparse del servicio doméstico de ambos sexos, hombres y mujeres. Tras haber pasado una dura jornada limpiando, la pobre nume aux en vez de consolarse con un marido tiene que dormir en una tabla. Pieno que sería preciso un libro ad hoc, para hablar del papel de la mujer en el od.  Y sería muy útil que cualquier nume aux que ha conseguido liberarse de la esclavitud, cuente públicamente sus memorias".

Ya está hecho.                           Y rehecho. Más la versión argentina.

A pesar de la separación radical, sigue Brolezzi, muchos numerarios esperaban encontrarse como por casualidad con las numes, aunque fuera en el pasillo con motivo de cualquier arreglo que hubiera que realizar.

La vida de los numes está ritmada como la de los sacerdotes. Pero la tensión sexual en los jóvenes laicos es fuerte. Brolezzi describe la fila de penitentes ante el confesonario previa a la misa matutina.

"Se formaban colas debido a las masturbaciones nocturnas de los numes. El sexo soltario es un pecado mortal y por eso había que confesar, sino no podías comulgar".

El joven Antonio manifestaba una y otra vez su malestar físico, quería irse, pero noo era escuchado. Se refugiaba en la rutina cotidiana interna de la "familia", las cansinas tertulias, las celebraciones de los cumpleaños, en las que el joven nume organizaba pequeñas obras de teatro que le permitían sobrevivir a la rigidez de los esquemas y de los horarios impuestos. Recuerda algunos encargos que le dieron: traducir un libro, ir a comprar mudas masculinas en una tienda de la ciudad, atender la portería en la Comisión, la sede del gobierno Opus en Brasil. Y también el trabajo en una editorial  opus (Quadrante), empaquetando libros y enviándolos a los abonados al Círculo de lectura de la Organización. Otro encargo de Brolezzi consistía en enviar misteriosos sobres sellados a Roma.

El joven nume intentaba no pensar pero su disgregación afectivo-sexual se manifestaba con vehemencia.

"El sexo no estaba permitido, Pero no solo el sexo, es que no podías desarrollar tu sexualidad, no podías conocer mujeres ni chicas como el propio Cristo hizo en el curso de su existencia. Ni siquiera estaba permitido dirigir la mirada a personas del sexo opuesto".