LIBERADAS

Se agradece el esfuerzo y la dedicación de estas emisiones, aunque por los comentarios parece que atrae más a In que a Ex. Está complicado salvar el carisma, no hubo época dorada y luego todo se torció. Se torció desde el minuto uno. El supuesto santo, santo gracias a la burocracia, no a sus virtudes, tenía la gracia de mandar a los demás lo que él nunca hizo. Me quedo única y exclusivamente con la famosa "virtud" de la obediencia, que debíamos practicar hasta la extenuación, en lo grande y en lo chico. ¿A quién obedeció él heroicamente? a sí mismo, a su santa apetencia y voluntad. Las huidas de las tareas diocesanas son reveladoras. No cuela...si vas a predicar que hay que "santificar el trabajo" y eres un cura diocesano en Zaragoza, y te asignan Perdiguera, no te me salgas de tu sitio. Has de amar Perdiguera hasta la locura y  más allá, porque en ese  pueblo te ha colocado Dios, mediante el conducto ordinario, tu jerarquía eclesial, eres un presbítero y el obispo cuenta para tí lo que más.

¿Te imaginas que una numeraria lambda saliera con esas? "me siento llamada a más altas tareas que ser nume de base corderito obediente, sácame de este bodrio de ciudad que me voy a NY". No teníamos derecho a que el Espíritu nos iluminara más que a él. ¿Por qué?

Pero, este tipo de discurso que tanto se nos remachó, se aplicaba a todos menos a él. Basta el episodio "no estoy hecho para predicar a labradores, he de irme a la Villa y Corte", para comprender. Hace un siglo  había overbooking de curas "vagos" en Madrid, capital del Reino, deambulaban en busca de un cargo de poco trabajar: confesar y celebrar Misa a monjas, si son las Descalzas Reales mejor, recuerdan al rey.

 Era un cura español de su tiempo con muchas ínfulas. Y realizó el recorrido tipo del que quería huir del agro y codearse con las altas capas de la  sociedad. Con su ejemplo el famoso carisma queda en agua de borrajas. Ya no cuela, coló cuando teníamos15 años bañados en la total ignorancia de su verdadera biografía y de la verdadera historia de España. Pero cien años después y habiendo acumulado experiencias y descubrimientos es sencillamente intragable. 

El ambiente laboral de los centros no era super. Había gente laboriosa, pero la high opus no es laboriosa, mucha desocupada vacando a bien pocas cosas. Mi paso por los centros de mayores me sirve para deducirlo hoy. En aquellos momentos no me daba cuenta, pero 30 años después, sí me doy cuenta de que la numeraria apasionada y vocacional en su trabajo, que dedicaba horas, noches y días, y hacía bien, de las más cuerdas de las 12 que estábamos, era excepción. Había trabajadoras humildes obreras o empleadas (libreras, administradoras), alguna profesora...pero no era destacable la pasión por lo que hacían. 

Aburridas, vigilantas de las demás, a la caza del fallo para soltar la oportuna corrección, demuestra que no está haciendo nada interesante en la vida. Y qué decir de las abundantes "liberadas", que se dedicaban solo a ser directora, recibir en la salita, dar charlitas y mandar. Aquello no era trabajo decente.

Si no ganas bien no aprecian tu trabajo. Cuando pienso que se despreciaba la enseñanza, "maestra de pueblo", así, tipo insulto. Subnormal de ciudad, que no sabes calibrar el auténtico valor de nada.

Mi ventaja y desventaja fue no ser "liberada". Siempre tuve que armonizar trabajos internos con trabajos externos. Trabajos que daban dinero contante y sonante que yo no veía más que en el trayecto banco-caja del centro, y trabajos que ahorraban dinero al "opus dei", contable, profesora, limpiadora, guardadora, directora, cuidadora de enfermas. No calibraba el vacío de algunas vidas de las que me rodeaban mientras yo andaba tipo "mujer orquesta" combinando variedad de tareas.

No destacan por "trabajar", algunos sí, pero no es lo que priva. Lo que priva es el bastón de mando, "tú aquí, tú allí", y yo decido sobre la "lluvia y el buen tiempo", Ad instar conditoris. Eres buena si me convienes, eres mala si no me convienes, y lo mismo con el resto de cualidades. Bueno es lo que viene bien al grupo en este momento, malo lo que viene mal al grupo. De ahí las sonadas caídas en desgracia.

 

El ascenso en el escalafón interno nada tiene que ver con desempeñar profesional y cabalmente las tareas, tiene que ver como en cualquier  lugar donde se venera el poder con el baboseo a los de arriba, por no decir palabras malsonantes indignas de mi condición. Nada virtuoso demuestra el baboso.

Amar el poder, acapararlo, y querer siempre más, sobre haciendas, vidas, almas no es un carisma. Pero es su característica principal y definitoria. No es un don del Espíritu Santo a la humanidad, es un defecto tan viejo como la existencia de nuestra especie: El afán de poder como el afán de riquezas ha llevado a  más de uno a la psicopatía. Esa es la raíz de todos los males, ¿van a renunciar a ello? si renuncian se termina el invento, no hay salida. Un opus sin mentiras ni ambiciones de mando, disfrazadas de ascética, mística y ortodoxia, no ha existido ni existirá. Son así y no hay vuelta de hoja. No escarmientan, es imposible. Date cuenta de que les va bien, les ha ido bien hasta ahora, triunfan. Alguno que otro pone una denuncia, el tema de los colegios vuelve a salir a la palestra en Aragón, pero como el gitano del chiste que llevaba un cerdo al hombro y lo vió la guardia civil, ¡quita bisho!

Procederán al Maquillaje y punto.

 Me hace gracia que Antonio Moya se queje en esta charla de que la directora trate a las huestes como si fueran niñas, ¿alguna vez se ha tratado a la buena gente, sincera de corazón de otra manera? en un lugar así a quien va con el lirio en la mano como solíamos decir, te las dan todas en el mismo sitio. Pero llega un momento en que tienes que soltar el lirio por la fuerza de la vida y de los golpes.

Me ha quedado por ahí arriba lo de la obediencia ¿es la obediencia una virtud? lo dudo, por obediencia se cometen las mayores atrocidades, todos obedeciendo al superior y sin pensar más que en poner por obra, sin derecho a comentar, a juzgar en conciencia, eficacia del ejército, sin duda. Pero también sistema totalitario aplastador de personas, ya lo sabemos después del siglo XX que hemos pasado de dictaduras. Funcionan por obediencia debida, y como eres solo un tornillo en la enorme maquinaria, ni te preocupas de si la finalidad total del conjunto de las acciones acaba en el horror del Gulag o de los campos de concentración nazis. Tú solo obedeces y eres el maquinista del tren, lo que pase con la carga de los vagones al llegar al destino no te concierne. 

La obediencia para los hijos menores de edad, sometidos a sus padres  y probablemente para los ejércitos. Fuera de ahí, un desastre justificador de mil abusos.

 


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