Infalibilidad


Me he hecho con esta foto de la película Camino y me encanta.
Isabel sabes de abogados más que nadie... me alegra que podamos ayudar de esta manera tan concreta, sabiendo por dónde nos movemos, dar pistas que hagan moverse a los demás. Facilitar el camino. Desbrozarlo que no es poco. Hasta ahora había un hiato entre los que salimos del opus y el resto de la sociedad: los Opus consiguen convencer a todo el mundo para que no se haga caso a los ex Opus y la verdad, lo tienen fácil porque los propios ex Opus colaboran con su síndrome de Estocolmo y su no dar la cara.
Así que no sabes la alegría que tengo de ser útil como ex y de haber dado con gente no ex que se interesa y lucha también por la justicia y los derechos humanos con los pies en la tierra, sin rollazos y con constancia.

Me quedó pendiente de hace días el tema de la infalibilidad papal. En su libro "Cristianismo" Hans Küng trata el tema a lo largo y ancho. ¿Es mucho pedir a los católicos españoles que se ilustren sobre este tema?
Para el opus hay que dejar claro que la infalibilidad papal funciona en especial con el papa que ellos han ensalzado y encumbrado, y al que si nadie lo remedia llevarán también a los altares. A Juan XXIII que convocó un concilio decisivo como fue Vaticano II no lo apoya grupo de presión tan rico y poderoso, y parece ser que, por muy Papa que fuera y por mucho que muriera, cuarenta años antes que el polaco, tendrá seguramente que quedarse en la cola de la canonización.
El cristianismo primitivo no conocía este centralismo romano. Fue fraguándose y cristalizó en especial con el papa Gelasio. El Papa ha sido una ventaja por lo que hace a la unidad de la iglesia católica frente a los protestantes, que se subdividen con celeridad, pero una desventaja porque se cae en el autoritarismo eclesial. Y sobre todo, un problema que afecta a católicos más que a nadie (también afecta a judíos la Halaká, al Islam con su Sharia, a los católicos en el derecho canónico) es el juridicismo.
En cuanto a la infalibilidad papal fue en principio una herejía (Brian Tierney, Origins of Papal Infallibility 1150-1350), Leiden 1972.
Los canonistas de los siglos XII y XIII tuvieron que rechazarla por intereses propios: justo mediante decretos infalibles y por tanto irreformables se coartaría la potestad absoluta del respectivo reinante en un momento dado.
Fue un franciscano acusado de hereje, Pedro de Olivi (1298) quien propagó la infalibilidad pontificia para favorecer a la Orden Franciscana, en el contexto de la apocalíptica de Joaquín de Fiore. Este Fiore es una historia en la que ahora no me voy a "divertir".
En 1324 Juan XXII papa de Avignon condena en la bula Quia quorundam la doctrina de la infalibilidad pontificia, como "obra del diablo, padre de toda mentira". No se da por tanto un desarrollo de la doctrina pontificia sino más bien su creación súbita, explicable por motivos políticos, a finales del siglo XIII por un franciscano acusado de herejía.
Hubo un cisma en la iglesia tardomedieval con dos papa y hasta con tres. No existía entonces, tampoco en tiempos de la Reforma protestante la menor perspectiva de que tal doctrina se implantara en la Iglesia. Ni siquiera el concilio de Trento, referencia muy opusina, el concilio de la contrarreforma con el que España iba a conseguir el apodo de "Luz de Trento", se atrevió a tratar este tema.
En 1414-1418 tuvo lugar el concilio de Constanza en el que se declara en el decreto Hora sancta "el concilio está por encima del papa". El poder de la iglesia reside en la iglesia misma, no en el Papa. El sistema romano curial de la edad media que había llevado a los tres papas y al borde del abismo quedaba así derrotado. Es curioso que el Denzinger, un elenco también amado en el opus porque contiene "todos los dogmas" proclamados por la iglesia en sus veinte siglos, no cita este decreto.
Pero bien, el caso es que el concilio de Constanza aconseja la celebración frecuente de concilios generales como el mejor medio de reforma de la iglesia.
Damos un salto hasta el siglo XIX. Por cuestiones históricas a partir del XVI fueron emigrando de la iglesia, la gran civilizadora de Europa en la edad media, primero los reformadores, luego los estudiosos de las ciencias naturales y finalmente emigran los intelectuales. Los papas romanos se han opuesto por todos los medios a la modernidad. En 1864 fue notable la publicación por parte de Pío IX una "Colección de todos los errores modernos" o Syllabus. Se condenaban los derechos humanos, la libertad de prensa, la libertad de conciencia (también Opusfounder la condenaba "él defendía la libertad de las conciencias" la diferencia no sé muy bien cuál es), el panteísmo, el naturalismo, el socialismo, etc, etc. En el Index de libros prohibidos, ese que se quitó en los años 1960 y que Escrivá sustituyó por el suyo, estaban Copérnico, Galileo,, Descartes, Pascal, Kant, Rousseau....Lamartine, Balzac, Dumas, Zola, más tarde engrosaron la lista Sartre y Simone de Beauvoir entre otros.
Defensa a ultranza, la iglesia se atrinchera. El mundo moderno había nacido sin Roma y contra Roma. La iglesia se veía a sí misma en esta época como luego Escrivá vería su invención, como "acies ordinata", como un ejército en orden de batalla. Con las mismas palabras.
El Papa Pío IX, 300 años después del anterior concilio el de Trento, convocó el Vaticano I bajo el signo de la contrailustración. Hubo varios factores que precipitaron la decisión de la inconcebible infalibilidad pontificia. Uno de ellos era la cuestión romana, el poder político del papa sobre parte de Italia que entorpecía la unificación de la península. El papa Pío IX jugó la carta sentimental de que los poderes "no cristianos" pretendían arrebatarle ese poder. Nació un nuevo fenómeno que cualquiera que haya estado en el opus bajo el pontificado de Juan Pablo II reconoce como característico: la papolatría o "veneración al papa", reforzada por las peregrinaciones a Roma y las audiencias pontificias. ¿Qué hogar español de no hace tanto tiempo no tiene la Bendición Apostólica enmarcada?
La crisis en torno a los estados pontificios la vivió Pïo IX como un acto más en la histórica lucha entre Dios y Satanás. De manera que la definición de la infalibilidad papal encontró un sentimiento favorable en amplios sectores del clero y el pueblo.
Leyendo lo que pasó en aquella iglesia católica de finales del siglo XIX (pp. 520.-1 del libro Cristianismo) da toda la impresión de que estamos repitiendo la película por segunda vez.
En 1870 el Papa convoca el concilio, se produce una acalorada disputa de varias semanas a propósito de los privilegios pontificios. Muchos obispos allí presentes sabían que en vez de atribuirse al concilio la autoridad suprema, como en Constanza y en la iglesia antigua, era el obispo de Roma el que iba a cargarla. Y además que esa autoridad era infalible. Antes de que empezara la votación decisiva muchos se fueron a su casa: arzobispo de Milán, Francia, Alemania, Austria, Hungría... Con mayoría de representantes italianos y españoles (España reserva espiritual de Europa) fueron proclamados el 18 de julio de 1870 dos dogmas:
-el papa tiene un primado jurisdiccional sobre cada iglesia y cada cristiano.
-el papa posee el don de la infalibilidad en sus decisiones magisteriales solemnes propias.
Pío IX tenía lo que quería.Ahora bien, no consiguió la salvación de su estado. Ya no recuerdo si fue Garibaldi quien entró en Roma acompañando a los soldados del naciente estado italiano en septiembre de 1870. ¿Cómo le sentó esta pérdida de su poder político al papa? muy mal. Se encerró en su palacio de Letrán y se consideró prisionero del "laicismo italiano". Sólo en 1929, ¡qué azar que fuera con Mussolini con quien se entendiera este Vaticano! se firmaron los tratados de Letrán y se dió por finalizada la papal rabieta.
Sólo algunas pinceladas rápidas de la historia de la infalibilidad.
Vaticano II tenía otro talante que entre unos cuantos se han propuesto enterrar. Pienso que no todos los clérigos están de acuerdo en enterrarlo, pero da esa impresión.
Es curioso que sean las almas más "religiosas" las que se traguen estas cosas, mientras los más avispados y menos espirituales se aprovechan de algo que ellos son los primeros en burlar: la autoridad papal.

Comentarios

Isabel C ha dicho que…
Ana, no te voy a discutir la historia de la infalibilidad papal (para mí es la historia de como se llega a una mentira elaborada por conveniencia para la unidad del grupo, que siempre será más fuerte y poderoso si está unido).
El principio es básico y de sentido común, aceptado y adoptado por todos los grupos (una única decisión final).

Otorgarle carácter de infalibidad al representante del grupo, perdón (no quiero ofender), pero me parece mucha cara y una mentira que no funciona en todas las mentes por igual (no quiero decir que estas mentes sean mejores o peores, sólo que son/funcionan de forma diferente por genética y/o experiencias).
No todo el mundo se quema de la misma forma con el mismo sol, en la misma edad. Esto no nos hace mejores ni peores. Solamente más o menos aptos para unas cosas o para otras.

De lo que cuentas de Escribá, el cambio de "libertad de conciencia" por "la libertad de las conciencias", entiendo el mismo principio por muchas vueltas que se le dé. Una única conciencia por la que el grupo rige su conducta (aunque lo llamen "conciencias", son órdenes que hay que acatar porque lo dicen los representantes; han añadido "sobrenaturalidad" para conseguir más eficacia porque saben que dentro de ese grupo, ese añadido tendrá efecto en la obediencia; en las empresas, se suele añadir la seguridad en el incremento de beneficios u otras motivaciones para que se cumplan las órdenes; sucede igual en todos los sitios).

El principio de unidad es sano. Ayuda a la supervivencia del grupo. Otro cantar, es que se revista la conveniencia de la unidad con mentiras que benefician a unos pocos y anulan y pisotean los derechos de la mayoría (llámese opus, iglesia, dictadura de izquierdas o de derechas, secta ... o grupo de mobbing).

Creo, que el principal problema de los ex-opus es la falta de unidad (aunque puedan existir otros más básicos, creo que todos tendrían mejor solución total o parcial). Pero ya sabes que no he estado y sólo juzgo enlazando mi experiencia con Enrique Rojas, el conjunto de lo sucedido y v/testimonios.

Para conseguir la unidad de un grupo, suele necesitarse un liderazgo. No sólo no lo tenéis, sino que tampoco brota un grupo dentro de ese grupo de ex, dispuesto a actuar según sus criterios (que es lo que ocurre cuando existen diferencias sustanciales; ocurró en la Iglesia, ocurre en los partidos políticos, en los sindicatos - por eso hay varios - y hasta en las familias - la gente se separa porque no está de acuerdo con algo que considera inadmisible -).

Probablemente una gran mayoría de los exopus, sigue siendo sectaria (conserva características de secta). No tengo datos, pero si no fuese así, el tal Jiménez - que me sobrepasa con mucho en datos objetivos y sabe como utilizarlos para que prevalezca su criterio -, no hubiese sacado a colación que yo reconocía no pertenecer ni haber pertenecido nunca al opus (como si fuese un delito la "no pertenencia", cuando está clarísimo que todos los que estáis en el grupo de los ex, reconocéis como equivocación el haber pertenecido). No entro a valorar si ha sido un error de los muchos que cometemos todos o no, sino que así lo creéis todos los que habéis salido. Sin embargo, deben existir grandes posibilidades de que pese más el sectarismo (desprecio, infravaloración de quienes tienen ciertas características diferentes) o Jiménez, no lo hubiese utilizado.

Puedo estar equivocada (evidentemente pienso que no lo estoy). Alucino.

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