De cómo no se podía ser catedrático sin el apoyo del Opus Dei




Sigo obteniendo datos del segundo volumen de memorias de Castilla del Pino titulado “Casa del Olivo” (2004).

En 1952 se convocó la cátedra de Salamanca. López Ibor le aconsejó a Castilla que se presentase para ir fogueándose, porque él se presentaría con la finalidad de trasladarse a Madrid dos o tres años más tarde cuando se jubilase Vallejo Nájera. Con Joaquín Ruiz Jiménez en el ministerio parecía que las cosas habían mejorado un poco.
Entre los opositores estaba Luis Rojas Ballesteros de Granada que se presentaba para hacer méritos, contando con que más tarde se convocaría la de su facultad. De él dice Castilla que presentó un trabajo inefable, sobre ocho casos de la enfermedad de Wilson, una enfermedad muy rara cuyo diagnóstico se establecía por autopsia. De sus historiales clínicos de seis líneas no se deducía nada que permitiera sospechar la existencia de la enfermedad, ni se habían realizado los análisis pertinentes ni contaba que se hubieran hecho estudios post mortem.
El trabajo era una desfachatez: que de una enfermedad de la que se conocían muy pocos casos en la bibliografía universal, Rojas, sólo con la mirada, diagnosticara ocho o quizás más revelaba una ligereza intolerable y la carencia del rigor más elemental. Pero además, presentó una memoria cuya sintaxis la volvía ilegible y atiborrada de faltas de ortografía, entre dos y seis por línea. Castilla lo expuso así cuando le tocó el turno de batirse. Rojas achacó las faltas de ortografía a su secretario y se quedó tan fresco.
Castilla superó muy ufano los dos primeros ejercicios y para el tercero se había preparado a fondo las alteraciones del curso del pensamiento. Pero Laín Entralgo tras el examen y como presidente le llamó a su despacho y le explicó que le iban a eliminar para darle la cátedra a su “maestro” López Ibor y que no convenía que compitiera con él.

Dice Castilla que en aquellos tiempos las oposiciones a cátedras eran el segundo espectáculo nacional tras los toros y que había quien se desplazaba de provincias para asistir.

A López Ibor le dieron finalmente la cátedra de Salamanca. Firmó los papeles y procurando no encontrarse con el rector Antonio Tovar se volvió a Madrid. A las pocas semanas pidió la excedencia para encargarse de la cátedra de psicología médica de Madrid. Se reconcilió con Vallejo Nájera y ambos se convirtieron en uña y carne. Los que como Castilla se habían enemistado con Vallejo por causa de López ibor quedaron con el culo al aire. Al hijo de Vallejo, López Ibor lo nombró ayudante de cátedra. Y a la jubilación de Vallejo dos años después, López Ibor ocupó la cátedra de psiquiatría birlándosela a Román Alberca, más antiguo que él. Todo redondo y rodado.

Así que en 1956 se convocaron otra vez cátedras en Salamanca y Granada. En esta ocasión Luis Martín Santos, el de "Tiempo de silencio", y Castilla fueron cómplices además de opositores. Estaban medio convencidos de que era la oportunidad de Castilla del Pino.

Los otros opositores eran Rojas, Rey Ardid y Pelaz. En el primer ejercicio Castilla recibió dos votos (Laín y López Ibor) y los demás uno cada uno. La cátedra de Salamanca quedó desierta porque nadie sacó tres votos. Pero curiosamente para la de Granada, Laín confesó más tarde a Castilla que López Ibor le había arrancado el tercer voto para Rojas. Es decir que una vez más se observa la desfachatez que hay que tener para ser ¿fascista? ¿opusiano? ¿o amigo de cualquiera de los dos?... Porque es increíble que teniendo mucha más categoría intelectual y científica no les dio la gana de votar ni López Ibor “hizo por” que Castilla, su alumno aventajado de otros tiempos, obtuviera la cátedra. Ni tampoco Laín Entralgo, el amigo de todos por lo que he podido averiguar sobre él, estuvo fino en esta ocasión, pues darle la cátedra al “enemigo de toda ortografía” como lo denomina Castilla del Pino… hay que tener estómago. Así son. Así lo hemos vivido.
Para más inri López Ibor confesó más tarde en un descuido de excesiva confianza, ya en la repanocha de la desfachatez: “En un tribunal, Castilla, se hace lo que yo quiera. No necesito presidirlo.”

En la década de los sesenta López Ibor asentó definitivamente su poder absoluto: controlaba cátedras, direcciones de dispensario y hospitales psiquiátricos, asociaciones profesionales, incluso de psicoanálisis. Su hijo fue catedrático con 25 años. ¡Viva la monarquía hereditaria! también en la ciencia.

La asociación española de neuropsiquiatría fue preterida frente a una nueva que creó López Ibor cuando abandonó la primera tras ser denunciado públicamente por Lafora. La mayoría de los psiquiatras siguieron al gran jefe “ofendido” por el republicano. López Ibor fue el factotum de la psiquiatría española hasta las postrimerías del franquismo, cuando fue atacado por la prensa de izquierdas y los psiquiatras jóvenes. Contestó con una larga carta en Sábado Gráfico. ¿Dónde estarán todos estos magníficos documentos?
López Ibor se aproximó cada vez más al Opus Dei (tengo entendido que desde sus años del Beato Juan Rivera en Valencia estaba en la zona de influencia) y desde él dice Castilla se hizo perdonar su coqueteo con la monarquía. Quien no acataba sus reglas podía despedirse de cualquier actividad psiquiátrica pública. Los trabajos que se publicaron muestran a qué perversión se llegó donde se le citaba más a él que a Kraepelin.
Se institucionalizó una psiquiatría de corte religioso pero moderno. No ya al modo medieval de Vallejo. Para ello se inspiró en una asociación francesa de psicoterapeutas católicos, con una tal Maryse Choisy a la cabeza, que conferenció en el CSIC ante un nutrido grupo de monjas y curas jóvenes. El padre Gemelli contribuyó a la puesta al día de la “psiquiatría religiosa”.

También se destapó otro que no era médico y que ejercía como tal, incluso como profesor en medicina, un tal Mariano de la Cruz.

En diciembre del 59 volvió a convocarse la cátedra de Salamanca. Otra vez a sufrir.
Luis Martín Santos, aunque estaba en la cárcel por actividades contra el régimen, también se presentó, las había firmado antes de su detención. En esta ocasión todos pensaban y daban como seguro ganador a Castilla del Pino. Vallejo Nájera llamó a Castilla para hacerle saber que el ministro de Gobernación Alonso Vega seguía muy de cerca la oposición.
Sin embargo, antes del último ejercicio, López Ibor pidió a Castilla que el ultimo ejercicio se realizase a puerta cerrada….LA TRAMPA ESTABA PREPARADA….”porque vera usted, Llavero, uno de los opositores no tiene experiencia de enfermos y tememos que ante el tribunal y el público la cosa sea muy violenta. Para usted no es importante, y la oposición puede terminar sin que pasemos un mal rato. El ya es mayor….” Vamos, que en los humanos la omnipotencia suele ir de la mano de la carencia total de escrúpulos. Castilla accedió como habían accedido los demás, así se ataban las manos y no tenían derecho a impugnar.

Tras el sexto ejercicio y ante la estupefacción de Castilla del Pino y de algunos más que estaban por allí, el tribunal votó en pleno por Llavero, el peor de los cinco opositores, que era objeto de burla por su ineptitud. Sixto Obrador rompió un cristal de la puerta principal de la indignación y Jiménez Díaz también mostró públicamente su desacuerdo con el desafuero.

No acaba aquí la cosa. López Ibor llamó a Castilla:
-“Estará usted indignado conmigo, ¿no es verdad? Déjeme que le diga: usted se cree que yo tengo las manos libres porque soy catedrático en Madrid. Pues está usted muy equivocado: yo tengo las manos atadas, así atadas”, y unía las muñecas como si estuviera esposado. “López Rodó y Florentino Pérez Embid (ambos opusinos de pro, primer ministro de Franco el primero de ellos) han estado presionándome por Llavero, y yo no puedo negarme ¿comprende?, no puedo decirles que no. ¿Qué quiere usted que haga?”
-“No puedo aceptar sus excusas. Usted estaba allí como juez. Si yo hubiera hecho mal papel en la oposición, debía llamarme para decirme que no me votó por esa y no por otra razón. Pero esto que me dice no se lo acepto. Si las presiones eran irresistibles, ¿por qué no renunció al papel de juez? Yo creía que sus explicaciones iban a ser de otro tipo. ¿Entraba también en ello las trampa en la que me hizo caer en el quinto ejercicio?”
Sin esperar respuesta Castilla salió y cerró la puerta de golpe. “Que se vaya a la mierda” le dijo a su acompañante.

Aquello significó el aislamiento total de Castilla del Pino de la psiquiatría española oficial. Su proyecto de cátedra, su proyecto de vida intelectual al que le había dedicado todo quedaba definitivamente roto. Todos los que aspiraban a algo en psiquiatría se apartarían de él. Muchos mostraron adhesión a Castilla, Laín, Escardó, Germain. Pero la vileza de la traición de quien le había proclamado su discípulo predilecto cayó como una auténtica losa sobre él. Y durante muchos años la gente del ambiente psiquiatría le rehuía: “quisiéramos hablar con usted pero no le importaría que nos fuéramos ahí detrás, es que está ahí el niño de López Ibor (Juan José) y nos puede ver con usted”….

Puedo asegurar que todo esto me suena y de qué manera…. No hemos cambiado casi nada en esta España, en las actitudes fundamentales de la vida. Pasan cosas muy parecidas incluso a escala y en asuntos que resultan sumamente ridículos frente a una cátedra universitaria.

A las pocas semanas López Ibor le envió una separata dedicada de un trabajo suyo. Castilla del Pino se lo devolvió con una carta:

“Tanto yo mismo como los muy escasos, pero leales, seguidores (no les puedo llamar discípulos porque usted no ha sido nunca maestro) que ha tenido hemos intentado soslayar la índole de su catadura moral: hemos querido no verla; si al fin nos la imponían los demás, hemos tratado de negarla. Inútilmente: ya se le conoce. No tiene usted la menor sensibilidad para la justicia, porque lo que trata no es de ser sino de poder, y para ello precisa rodearse de quienes jamás se lo reprocharán… No tiene el más mínimo asomo de esa actitud y generosidad que caracterizan a un maestro. Porque no lo es, tan sólo ha representado ese papel por la ocasión que en este pobre país se dio de acabar con los que ya lo eran…. He oído que sigue usted llamándome su discípulo. Queda dispensado de hacerlo. Suprima mi nombre del consejo director de “Actas”. Jamás aspiraré de nuevo a una cátedra. Renuncio así a lo que ha sido la mayor ilusión de mi vida, a la que he aspirado para disponer de un grupo con el que trabajar, al que enseñar y del que aprender. Al pretender sin éxito que el logro de la cátedra se hiciera justamente, tengo que reconocer que por este camino me siento absolutamente impotente frente a la carencia absoluta de sentido moral del que ha sido, a falta de otro u otros que han sido marginados o incluso exiliados, maestro mío de ocasión.”

Como le dijo Luis Martín Santos en carta tras la oposición, y viendo quienes iban ocupando las cátedras que serían por tanto los miembros de los tribunales:
“Parece que para ser catedrático va a ser necesario tener probado un discreto grado de oligofrenia”.

Castilla del Pino no escarmienta y en 1970 firma otra vez para Santiago y Sevilla. Dice en p. 366 del segundo volumen de sus memorias que el tribunal lo formaban el desmesurado plagiario Rey Ardid, el enemigo acérrimo de toda sintaxis y ortografía Luis Rojas Ballesteros, el de la obra propia no traducida al castellano, Francisco Llavero, su declaradamente enemigo López Ibor en el acmé de su omnipotencia, a quien los otros tres debían la cátedra y como presidente Fernández Cruz, colocado por López Ibor. Muchos estudiantes acudieron al acto, en primera fila Javier Muguerza, Aranguren y Jesús Aguirre. No sentó nada bien al tribunal, López Ibor mostró su sonrisa irónica y desafiante mientras los demás estaban serios.
En el primer ejercicio Alonso Fernández que obtendría la cátedra de Sevilla elogió el magisterio de López Ibor y la traducción de Rey Ardid de la obra de Freud. Pero otro de los aspirantes le recordó que nunca había sido discípulo sino de Vallejo Nájera del que renegó en cuanto alcanzó la jubilación. En cuanto a la traducción de Freud, Castilla dijo que mejor no aludir al asunto. Ya se sabía que Rey Ardid no tenía ni pajolera idea de alemán y se había limitado a copiar una traducción argentina hecha sin autorización.

Castilla del Pino pensó que le dejarían llegar hasta el final y que López Ibor le votaría haciendo que no le votasen los otros cuatro. Pero no fue así. No le dejaron pasar al tercer ejercicio. Cuando el presidente dio comienzo a la sesión, Castilla del Pino se acercó al centro del aula y dijo en voz alta:
-“Doy las gracias al tribunal que me ha permitido exponer los dos primeros ejercicios. Ahora que he sido suspendido y no puedo dar la lección preparada para el tercero les dejo las fichas para que aprendan psiquiatría.”
Se adelantó más al tribunal y les lanzó a la cara las 200 fichas. Los estudiantes se lanzaron también al centro del aula insultando al tribunal mientras el presidente intentaba poner silencio. López Ibor le preguntó a Castilla si le parecía propio de un universitario armar aquel escándalo y Castilla le recordó que años atrás él había hecho lo mismo y que le había apoyado porque lo consideró justo.
Tuvo que intervenir la policía a golpes para desalojar la sala.
En Destino apareció una larga entrevista, Luis Carandell trató el tema en su Celtiberia Show de la revista Triunfo y Mingote dibujó un chiste en ABC.

Fue la última vez que intentó la cátedra. En la democracia se la daría el gobierno de Felipe 5 años antes de la jubilación.
De cualquier forma en su dispensario cordobés Castilla del Pino organizó su propia cátedra, desde la publicación de su libro sobre la Depresión mucha gente acudió a formarse con él. Cada uno a sus propias expensas, no había dinero estatal, pero sobraba talento. En 1977 empezó a impartir clase en la universidad de Córdoba.

Comentarios

Isabel C ha dicho que…
Muy interesante Ana, fenomenal!! mira por donde me voy a enterar de "la formación" del Rojas padre (sólo se sabe de él lo que cuenta el Rojas hijo).

En cuanto a las 6 o 7 líneas para "sentenciar" y hacer apología de "su saber", los Rojas se dan la mano. Dime de que presumes...
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Debe haber algo mal en la Wiki o en Castilla del Pino (me fio más de Castilla, a saber que cuentan las fuentes oficiales sobre esto),

El caso es que Wikipedia sitúa sitúa al hijo de Vallejo Nájera (Juan Antonio, el mismo q dices que López Ibor lo nombra "ayudante de cátedra" y el amigo de Enrique Rojas), como catedrático de Psiquiatría y Psicopatología de la Complutense de 1957 a 1974.

Exactamente dice: "En 1957 gana por oposición las plazas de Catedrático de Psiquiatría y Psicopatología* de la Facultad de Medicina (Universidad Complutense)"

* Psicopatología y Psicología Médica, puede ser un baile o un cambio de nombre de la cátedra relacionada con la Psicología en la Fac. de Medicina, al crearse la Fac. de Psicología.

Sobre Vallejo-Nájera, padre (Antonio), Castilla coincide con la Wiki,

"En 1947 es nombrado profesor de Psiquiatría en la Universidad de Madrid, puesto que desempeña hasta 1959; es, por tanto, el primer catedrático numerario de dicha especialidad en la Universidad española".

Ya puestos... sobre López Ibor, dice,

"Desempeñó la primera cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Salamanca y fue titular de la misma en Madrid" (sin fechas).

Me está pareciendo que López Ibor fue "catedrático de Psiquiatría" y Juan Antonio Vallejo, sólo fue catedrático de "Psicología Médica" (eran tiempos de Franco, pero es raro que ocupara dos plazas con lo reñido que estaba el patio) .
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Ana ¿cómo escribe Castilla ¿Nájera o Nágera?.
Parece que el padre (Antonio) era con "j" y después lo han cambiado "g".

Y los Vallejo con "j" o con "g" ¿eran del Opus o no?

Venga... cuenta más.
Ana A ha dicho que…
el único detalle que puedo añadir de Juan Antonio Vallejo Nájera (siempre lo he visto con j en Castilla del Pino) es que le rajó las ruedas del topolino que tenía López Ibor a la salida de la primera oposición en que se enfrentaron su padre y él. Testigo el que lo cuenta, p. 421 de Pretérito imperfecto. Corría el año 1946 y Juan Antonio era estudiante de los últimos cursos de medicina.
Impresiona las putadas que se hicieron entre sí toda esta gente (López I, Vallejo y Sarró) y al cabo de los años todos unidos... en amor y compañía.
Si los Vallejo eran opus nadie me lo ha dado a entender por ahora. Pero sí que tenian cierto tipo de público en común los psiquiatras Opus y los Vallejo, mi madre se compraba los libros de Juan Antonio Vallejo y era admiradora del "doctor Vallejo Nájera" como la que más. Habría que ver la nietísima....Tercera generación ya, qué bárbaro, como cunde la fama en algunas familias.

No recuerdo si también llegó a comprar algún bestseller de E. Rojas por indicación en su charla fraterna, es probable. Los libros de E. Rojas están en todos los centros, El hombre light y demás. Tampoco sé si alguien se los lee enteros, pero comprar se compran. Es lectura no espiritual pero sana y bien orientada.
Isabel C ha dicho que…
Ana, debe ser un cambio como el de Escribá.
Lo escribimos con j, pq aunque los apellidos no tengan regla, la ortografía que le corresponde en castellano a "nájera" es con j (y el padre, Antonio viene así, mira el detalle de la Wiki, no lo he visto en ningún otro apellido), pero en algún momento lo han cambiado, pq los libros que compraba tu madre (los de Juan Antonio, supongo), al menos desde las ediciones de 2001, vienen con g
"Nágera" (no me he dado cuenta hasta hoy, miraré algo de Rojas q creo publicó con J.A. Vallejo, en edición más antigua, por curiosidad, a ver como viene.
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En otro orden de cosas, me encantaría ser suiza!!

Ginebra. "La presidenta de Suiza, Doris Leuthard, llamó este domingo a contar con un registro central de sacerdotes pedófilos, a fin de evitar que tengan más contactos con niños... mientras que la policía suiza también investiga acusaciones de que niños fueron acosados por sacerdotes".

“Si los autores provienen del mundo civil o clerical no tiene diferencias. Ambos están sujetos a la ley penal suiza, sin ‘si’ o pero”, dijo Leuthard".
(esto último me encanta, con esta mujer de Presidenta, Enrique Rojas estaría inhabilitado hace mucho)

La noticia dice algo más y,

"La iglesia suiza planea contrarrestar la publicidad negativa del escándalo de abuso sexual con una campaña de propaganda con carteles que dicen “Más Buenas Noticias”, que sería exhibida en iglesias en cada una de las 2 mil parroquias".

Sólo miran su ombligo. No se les ocurre "planear" tratamiento para los niños que lo necesiten, reparar, seleccionar mejor a los curas, evitar q vuelva a ocurrir...

http://conlajusticia.wordpress.com/2010/03/28/pederastia-presidenta-suiza-ordena-registro-de-sacerdotes-pederastas/
Anónimo ha dicho que…
Buen comienzo
Anónimo ha dicho que…
Me gustaría que alguien me aclarara como se puede ser psiquiatra militar como eran vallejo nágera, lópez Ibor, ete. ¿Es que no va a influir en el tipo de tratamiento y orientación psiquiátrica que se haga el hecho de ser militar y gustarte toda esa parafernalia.
Julio

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