Fe adulta de hoy
Me ha gustado el discurso de Jose María Castillo, teólogo, con motivo de su investidura como doctor honoris causa por la universidad e Granada. Se puede leer entero en
http://blogs.periodistadigital.com/teologia-sin-censura.php/2011/06/07/la-humanidad-de-dios?blog=873&c=1&page=1&more=1&title=la-humanidad-de-dios&tb=1&pb=1&disp=single
Toda una lección magistral, hecha desde la serenidad, la sabiduría y la fe. Sin motivos de poder.
No tenemos un espacio laico en España para tratar el hecho religioso como sí existe en Francia, Alemania o Inglaterra en la universidad pública. En nuestro país la religión como tema científico de discusión es asunto de los curas, no hay un foro de pública reflexión en el que se trate el hecho religioso sin necesidad de ser clérigo. Primer gran apunte de Castillo. Religión clericalizada, con todo lo que supone de monopolio y poder sobre una realidad humana demasiado importante como para dejársela en exclusiva a los curas. Deformación política del hecho religioso, no hay más que ver este blog para entender lo que eso significa. En Francia no se enseña religión en la escuela, pero se estudia, reflexiona y piensa sobre el hecho religioso a nivel universitario sin necesidad de estar "apuntado" a ningún club religioso. Otro mundo...no sé si se entiende la diferencia, lo que esa perspectiva puede aportar de objetividad, serenidad, distancia a la hora de ver la religión como una dimensión humana junto a otras, con muchas y variadas manifestaciones.
"No tenemos un espacio para pensar la religión con una perspectiva de totalidad" son las palabras de Castillo.
En España el tratamiento de la religión es confesional.
Otra gran cuestión de sentido común, si Dios es lo trascendente, lo que "está más allá" de nuestro mundo y nuestras entendederas, cuando las religiones hablan de Dios en realidad nos están hablando de "la imagen que nos hacemos de Dios", por aquello de "a Dios nadie lo vió jamás". El discurso sobre lo divino no puede menos que ser cultural, y como todo lo cultural, evoluciona, se transforma, a veces entra en crisis, a veces muere.
Diferencia la fe en Dios como saber y la fe como convicción. Me ha venido muy bien leerlo. El problema de Dios no está en que es el Trascendente, el que está más allá. El problema de Dios no puede estar en creer lo indemostrable, lo incognoscible, incluso lo absurdo. Aquella famosa sentencia de Tertuliano: "credo quia absurdum" a nuestros oídos y ojos acostumbrados al lenguaje científico y a las explicaciones argumentadas con base en la experiencia suena simplemente suicida. Dice Castillo que una relación con Dios basada en el presupuesto de estar dispuesto a creer lo absurdo está llamada al fracaso. La fe como creencia ciega no sería virtud, lo que toda la vida nos han enseñado, sino vicio. No es una excelencia del ser humano creer, sería más bien un fallo, incluso patología mental. No habría que temblar al leer esto. Reconozco que yo sí tiemblo un poco.
Más interesante es la fe como convicción, y ahora entiendo mejor, la fe que se traduce en formas de conducta y hábitos de comportamiento. Precisamente lo que se echa en falta en tantos "defensores oficiales de la fe". Castillo quiere depurar el sentido que tendríamos que darle a nuestra creencia.
Para que la fe tenga sentido hoy no podemos basarnos en la metafísica del ser (la medieval de santo Tomás, la oficial del Opus Dei, de san Pío X y de la restauración wojtiliana) sino en la del acontecer. A nadie le interesa lo de Dios uno y trino. Las procesiones divinas, las relaciones intratrinitarias.... francamente no nos dicen nada a día de hoy. Tampoco a los opusinos les dicen más que a los demás, pero se piensan que en eso consiste tener fe. Las consecuencias a la vista están, esa fe es algo etéreo, sin concreción en la conducta de las personas.
Justamente es lo que nos descubre la Biblia, allí no se especula sobre la naturaleza divina sino que se cuentan historias, relatos siempre vinculados al comportamiento humano, "en los que descubrimos a Dios y en los que podemos encontrar la representación del Trascendente."
El hijo de una amiga le preguntaba hace poco a su madre con 9 años, si era verdad que Dios abrió el mar Rojo y que los judíos pasaron sin mojarse mientras que los egipcios se ahogaron. Un ejemplo de relato bíblico que ilustra los acontecimientos y el sentido que tenía para el pueblo judío aquella historia. Concretamente, que Dios siempre protege al pueblo. Al creyente no le importa si se pudieron tomar fotos del evento. Pero comprender esto exige una purificación de la fe.
Por eso el judaísmo no se centró tanto en la fe ortodoxa, "las cosas que hay que creer que manda la Santa Madre iglesia", algo tan típico de nuestra fe a la española, como en el cumplimiento de las prescripciones de la Torá. Y los rabinos cuando hablan de "hombre de fe", quieren expresar un comportamiento, una manera de vivir. No alguien dispuesto a créerselo todo. Que entre nosotros es la imagen que tenemos del "creyente". Pues no: el hombre de fe hace real su fidelidad y se expresa en la práctica de la justicia.
La conclusión de este cambio de paradigma de fe como saber (=pretendida fe opusina) a fe como convicción es que:
"La exactitud y corrección de nuestra relación con Dios no consiste en la exactitud y corrección de nuestras ideas religiosas, sino en la exactitud y corrección de nuestra conducta. O, dicho con otras palabras: la relación del ser humano con Dios no se verifica mediante la fe, sino mediante la ética. No se juega en el ámbito de la creencia, sino en el ámbito de la conducta."
En el Opus Dei éramos todos unos paganos de cuidado, allí dentro lo de menos es la conducta con arreglo a la justicia. Pero muy muy lo de menos....qué shock existencial más grande...
Pero es que además hay otro punto muy interesante, con la sola razón no podemos actuar. El ser humano no actúa sólo por seguir unas ideas. ¡Qué queja tan repetida entre los ex Opus Dei la del voluntarismo! la del machaqueo de unos principios que se nos intentaba grabar a fuego. Y cómo esos primeros principios fríos y demasiado perfectos no servían para tirar adelante, y cómo tanta gente se rompe porque el cuerpo, los sentimientos no podían seguir aunque uno quisiera. Los humanos no nos movemos sólo ni principalmente por contenidos mentales. Los comportamientos humanos están condicionados por experiencias en gran medida. Y las experiencias se comunican por símbolos.
Es cierto, las convicciones hondas vienen de la experiencia, de la propia y la ajena. Pero sobre todo de la propia. Siempre fui creyente, pero mi propia experiencia me ha llevado a cavar más en esa creencia, y por eso lo que creo está muy unido a lo que he vivido. No puedo renunciar a lo que yo misma he vivido, y no puedo por tanto renunciar a lo que creo. Pero todo esto no tiene nada que ver con lo que en otro tiempo me decían que era fe y demostraciones prácticas de fe.
Mi profundo agradecimiento a José María Castillo por estas reflexiones que me llegan bien adentro.
Dios se ha humanizado en Jesús, y el proyecto cristiano no puede ser un proyecto de divinización, sino de humanización.
Lo humano se contrapone a lo divino. Lo divino se asocia al poder, a la gloria y la grandeza sin límites. ¿No son estas tres cosas las que vemos que busca el Opus Dei, poder, gloria, grandeza, sometimiento de los demás?
Por el contrario, lo humano se relaciona con la debilidad, la limitación incluso la fragilidad. Todos los seres humanos somos de carne y hueso, mortales, necesitados de otros. Siendo tan frágiles se comprende la tentación del "sereis como dioses" del Génesis. Es decir, otra vez el programa opusiano en acción, ser más que los otros y estar sobre los demás. De ahí la violencia en todas sus formas. Pero Jesús enseña todo lo contrario, nunca estar sobre los demás, dominar o someter a los demás, sino estar siempre con los demás, especialmente con los últimos, con los que están más abajo.
Selecciono del largo discurso de Castillo la superación de la contraposición entre lo "natural" y lo "sobrenatural". Los jesuitas franceses (De Lubac, Danielou, Chenu, Congar) y los germánicos (Küng, Schillebeecks, Rahner) potenciaron la necesidad de superar el dualismo, por otra parte tan socorrido en el Opus Dei para hacerte pasar por todo tipo de aros.
Si te dicen que hagas la charla con alguien que no te cae bien y dices que no quieres "es que tienes poco sentido sobrenatural". O que tragues una corrección fraterna estúpida "por sentido sobrenatural". Siempre cosas absurdas, irracionales, inexplicables, insoportables, que te hacen ir en contra de lo que el sentido común, el corazón, la experiencia, los sentimientos, te dictan. Guiarse por uno mismo es "tener visión humana", por contraposición a que si haces lo que las directoras te mandan demuestras "visión sobrenatural". Falsas dicotomías que rompen a la gente en dos pedazos que no habrá forma de volver a juntar aunque te alejes del Opus Dei.
Hay más cosas en ese discurso. Jesús como patrimonio de la humanidad, no del cristianismo. El símbolo de la cruz y la muerte de Cristo como sacrificio expiatorio, dos temas que no estaban en los primerísimos cristianos. San Pablo se pasó un poco con lo del sacrificio expiatorio, y Constantino con el símbolo de la cruz. Jesús un laico que no fundó una religión, que se enfrentó a los sacerdotes y que nunca fue sacerdote él mismo, religión laica. De la salida de la religión....
Todo esto herejía para los aprovechateguis de los curas opusinos y adláteres.... Pero tiene su sentido, no puede ser que la fe esté en esas vidas llenas de recovecos y oscuridad, en esa caverna platónica en la que nada es lo que parece, todo mentira sobre mentira.
Resumo el final, piensa Castillo que los choques del clero con el estado democrático se deben a un falso concepto de Dios. Una equivocada teología lleva a consecuencias desastrosas. Dios no está más allá, en un Tú inaccesible al que algunos expertos, los clérigos, nos conducirían. Dios está en lo laico, en lo secular, en lo inmanente, en lo civil, en lo humano.
Curioso, este final me recuerda una frase que se atribuye a Escrivá: "o nos encontramos con Dios en lo ordinario de todos los días o no lo encontraremos nunca". ¿Dónde lo habría escuchado? se quedó con la copla y me parece que está recogido en la famosa homilía pronunciada en el campus de la universidad de Navarra en 1967. Aquello de que "donde se juntan el cielo y la tierra no es en el horizonte sino en vuestro corazón cuando vivís santamente la vida ordinaria...." un buen y florido discurso que es un rollazo, no hay vida ordinaria para una numeraria.
Dentro del Opus Dei todo son "sobrenaturalidades" que no tienen nada de vida ordinaria ni de corriente. Vivíamos en perpetuo sobresalto del Dios caprichoso y tiquismiquis que se empeña en amargar la existencia lo más que puede, así demuestra su divinidad: incomprensible y muy pejigueras.
En el fondo y en la forma el Dios del Opus Dei casa perfecto con la frase de Tertuliano: cuanto más absurdo sea lo que te dicen más sobrenatural será y por tanto más fe demuestras callando y haciendo aquello.
A más sin sentido, más sentido sobrenatural. Una buena maraña de despropósitos.
http://blogs.periodistadigital.com/teologia-sin-censura.php/2011/06/07/la-humanidad-de-dios?blog=873&c=1&page=1&more=1&title=la-humanidad-de-dios&tb=1&pb=1&disp=single
Toda una lección magistral, hecha desde la serenidad, la sabiduría y la fe. Sin motivos de poder.
No tenemos un espacio laico en España para tratar el hecho religioso como sí existe en Francia, Alemania o Inglaterra en la universidad pública. En nuestro país la religión como tema científico de discusión es asunto de los curas, no hay un foro de pública reflexión en el que se trate el hecho religioso sin necesidad de ser clérigo. Primer gran apunte de Castillo. Religión clericalizada, con todo lo que supone de monopolio y poder sobre una realidad humana demasiado importante como para dejársela en exclusiva a los curas. Deformación política del hecho religioso, no hay más que ver este blog para entender lo que eso significa. En Francia no se enseña religión en la escuela, pero se estudia, reflexiona y piensa sobre el hecho religioso a nivel universitario sin necesidad de estar "apuntado" a ningún club religioso. Otro mundo...no sé si se entiende la diferencia, lo que esa perspectiva puede aportar de objetividad, serenidad, distancia a la hora de ver la religión como una dimensión humana junto a otras, con muchas y variadas manifestaciones.
J. M Castillo y F. Savater |
"No tenemos un espacio para pensar la religión con una perspectiva de totalidad" son las palabras de Castillo.
En España el tratamiento de la religión es confesional.
Otra gran cuestión de sentido común, si Dios es lo trascendente, lo que "está más allá" de nuestro mundo y nuestras entendederas, cuando las religiones hablan de Dios en realidad nos están hablando de "la imagen que nos hacemos de Dios", por aquello de "a Dios nadie lo vió jamás". El discurso sobre lo divino no puede menos que ser cultural, y como todo lo cultural, evoluciona, se transforma, a veces entra en crisis, a veces muere.
Diferencia la fe en Dios como saber y la fe como convicción. Me ha venido muy bien leerlo. El problema de Dios no está en que es el Trascendente, el que está más allá. El problema de Dios no puede estar en creer lo indemostrable, lo incognoscible, incluso lo absurdo. Aquella famosa sentencia de Tertuliano: "credo quia absurdum" a nuestros oídos y ojos acostumbrados al lenguaje científico y a las explicaciones argumentadas con base en la experiencia suena simplemente suicida. Dice Castillo que una relación con Dios basada en el presupuesto de estar dispuesto a creer lo absurdo está llamada al fracaso. La fe como creencia ciega no sería virtud, lo que toda la vida nos han enseñado, sino vicio. No es una excelencia del ser humano creer, sería más bien un fallo, incluso patología mental. No habría que temblar al leer esto. Reconozco que yo sí tiemblo un poco.
Más interesante es la fe como convicción, y ahora entiendo mejor, la fe que se traduce en formas de conducta y hábitos de comportamiento. Precisamente lo que se echa en falta en tantos "defensores oficiales de la fe". Castillo quiere depurar el sentido que tendríamos que darle a nuestra creencia.
Para que la fe tenga sentido hoy no podemos basarnos en la metafísica del ser (la medieval de santo Tomás, la oficial del Opus Dei, de san Pío X y de la restauración wojtiliana) sino en la del acontecer. A nadie le interesa lo de Dios uno y trino. Las procesiones divinas, las relaciones intratrinitarias.... francamente no nos dicen nada a día de hoy. Tampoco a los opusinos les dicen más que a los demás, pero se piensan que en eso consiste tener fe. Las consecuencias a la vista están, esa fe es algo etéreo, sin concreción en la conducta de las personas.
Justamente es lo que nos descubre la Biblia, allí no se especula sobre la naturaleza divina sino que se cuentan historias, relatos siempre vinculados al comportamiento humano, "en los que descubrimos a Dios y en los que podemos encontrar la representación del Trascendente."
El hijo de una amiga le preguntaba hace poco a su madre con 9 años, si era verdad que Dios abrió el mar Rojo y que los judíos pasaron sin mojarse mientras que los egipcios se ahogaron. Un ejemplo de relato bíblico que ilustra los acontecimientos y el sentido que tenía para el pueblo judío aquella historia. Concretamente, que Dios siempre protege al pueblo. Al creyente no le importa si se pudieron tomar fotos del evento. Pero comprender esto exige una purificación de la fe.
Por eso el judaísmo no se centró tanto en la fe ortodoxa, "las cosas que hay que creer que manda la Santa Madre iglesia", algo tan típico de nuestra fe a la española, como en el cumplimiento de las prescripciones de la Torá. Y los rabinos cuando hablan de "hombre de fe", quieren expresar un comportamiento, una manera de vivir. No alguien dispuesto a créerselo todo. Que entre nosotros es la imagen que tenemos del "creyente". Pues no: el hombre de fe hace real su fidelidad y se expresa en la práctica de la justicia.
La conclusión de este cambio de paradigma de fe como saber (=pretendida fe opusina) a fe como convicción es que:
"La exactitud y corrección de nuestra relación con Dios no consiste en la exactitud y corrección de nuestras ideas religiosas, sino en la exactitud y corrección de nuestra conducta. O, dicho con otras palabras: la relación del ser humano con Dios no se verifica mediante la fe, sino mediante la ética. No se juega en el ámbito de la creencia, sino en el ámbito de la conducta."
En el Opus Dei éramos todos unos paganos de cuidado, allí dentro lo de menos es la conducta con arreglo a la justicia. Pero muy muy lo de menos....qué shock existencial más grande...
Pero es que además hay otro punto muy interesante, con la sola razón no podemos actuar. El ser humano no actúa sólo por seguir unas ideas. ¡Qué queja tan repetida entre los ex Opus Dei la del voluntarismo! la del machaqueo de unos principios que se nos intentaba grabar a fuego. Y cómo esos primeros principios fríos y demasiado perfectos no servían para tirar adelante, y cómo tanta gente se rompe porque el cuerpo, los sentimientos no podían seguir aunque uno quisiera. Los humanos no nos movemos sólo ni principalmente por contenidos mentales. Los comportamientos humanos están condicionados por experiencias en gran medida. Y las experiencias se comunican por símbolos.
Es cierto, las convicciones hondas vienen de la experiencia, de la propia y la ajena. Pero sobre todo de la propia. Siempre fui creyente, pero mi propia experiencia me ha llevado a cavar más en esa creencia, y por eso lo que creo está muy unido a lo que he vivido. No puedo renunciar a lo que yo misma he vivido, y no puedo por tanto renunciar a lo que creo. Pero todo esto no tiene nada que ver con lo que en otro tiempo me decían que era fe y demostraciones prácticas de fe.
Mi profundo agradecimiento a José María Castillo por estas reflexiones que me llegan bien adentro.
Dios se ha humanizado en Jesús, y el proyecto cristiano no puede ser un proyecto de divinización, sino de humanización.
Lo humano se contrapone a lo divino. Lo divino se asocia al poder, a la gloria y la grandeza sin límites. ¿No son estas tres cosas las que vemos que busca el Opus Dei, poder, gloria, grandeza, sometimiento de los demás?
Por el contrario, lo humano se relaciona con la debilidad, la limitación incluso la fragilidad. Todos los seres humanos somos de carne y hueso, mortales, necesitados de otros. Siendo tan frágiles se comprende la tentación del "sereis como dioses" del Génesis. Es decir, otra vez el programa opusiano en acción, ser más que los otros y estar sobre los demás. De ahí la violencia en todas sus formas. Pero Jesús enseña todo lo contrario, nunca estar sobre los demás, dominar o someter a los demás, sino estar siempre con los demás, especialmente con los últimos, con los que están más abajo.
Selecciono del largo discurso de Castillo la superación de la contraposición entre lo "natural" y lo "sobrenatural". Los jesuitas franceses (De Lubac, Danielou, Chenu, Congar) y los germánicos (Küng, Schillebeecks, Rahner) potenciaron la necesidad de superar el dualismo, por otra parte tan socorrido en el Opus Dei para hacerte pasar por todo tipo de aros.
Si te dicen que hagas la charla con alguien que no te cae bien y dices que no quieres "es que tienes poco sentido sobrenatural". O que tragues una corrección fraterna estúpida "por sentido sobrenatural". Siempre cosas absurdas, irracionales, inexplicables, insoportables, que te hacen ir en contra de lo que el sentido común, el corazón, la experiencia, los sentimientos, te dictan. Guiarse por uno mismo es "tener visión humana", por contraposición a que si haces lo que las directoras te mandan demuestras "visión sobrenatural". Falsas dicotomías que rompen a la gente en dos pedazos que no habrá forma de volver a juntar aunque te alejes del Opus Dei.
Hay más cosas en ese discurso. Jesús como patrimonio de la humanidad, no del cristianismo. El símbolo de la cruz y la muerte de Cristo como sacrificio expiatorio, dos temas que no estaban en los primerísimos cristianos. San Pablo se pasó un poco con lo del sacrificio expiatorio, y Constantino con el símbolo de la cruz. Jesús un laico que no fundó una religión, que se enfrentó a los sacerdotes y que nunca fue sacerdote él mismo, religión laica. De la salida de la religión....
Todo esto herejía para los aprovechateguis de los curas opusinos y adláteres.... Pero tiene su sentido, no puede ser que la fe esté en esas vidas llenas de recovecos y oscuridad, en esa caverna platónica en la que nada es lo que parece, todo mentira sobre mentira.
Resumo el final, piensa Castillo que los choques del clero con el estado democrático se deben a un falso concepto de Dios. Una equivocada teología lleva a consecuencias desastrosas. Dios no está más allá, en un Tú inaccesible al que algunos expertos, los clérigos, nos conducirían. Dios está en lo laico, en lo secular, en lo inmanente, en lo civil, en lo humano.
Curioso, este final me recuerda una frase que se atribuye a Escrivá: "o nos encontramos con Dios en lo ordinario de todos los días o no lo encontraremos nunca". ¿Dónde lo habría escuchado? se quedó con la copla y me parece que está recogido en la famosa homilía pronunciada en el campus de la universidad de Navarra en 1967. Aquello de que "donde se juntan el cielo y la tierra no es en el horizonte sino en vuestro corazón cuando vivís santamente la vida ordinaria...." un buen y florido discurso que es un rollazo, no hay vida ordinaria para una numeraria.
Dentro del Opus Dei todo son "sobrenaturalidades" que no tienen nada de vida ordinaria ni de corriente. Vivíamos en perpetuo sobresalto del Dios caprichoso y tiquismiquis que se empeña en amargar la existencia lo más que puede, así demuestra su divinidad: incomprensible y muy pejigueras.
En el fondo y en la forma el Dios del Opus Dei casa perfecto con la frase de Tertuliano: cuanto más absurdo sea lo que te dicen más sobrenatural será y por tanto más fe demuestras callando y haciendo aquello.
A más sin sentido, más sentido sobrenatural. Una buena maraña de despropósitos.
Comentarios
¿Qué pasó con la visita de Benedicto XVI a Valencia?
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/09/valencia/1307614225.html
Había entrado yo buscando documentación para mi propio blog, de fe.
Gracias.