VIOLACIÓN DEL ALMA
Isabelle Sibet médica, psicoterapeuta especializada en personas maltratadas en "contexto cristiano católico", en esta entrevista saca el muestrario de cómo se utilizan las principales virtudes cristianas de modo desviado para abusar de los creyentes.
Evidentemente la persona formada en el catolicismo familiar y de raíz jamás se le ocurre desconfiar de un cura, una catequesis, un grupo de oración, de personas bien vestidas, piadosas y sonrientes que además gozan de las aprobaciones jerárquicas correspondientes.
Así es como "ancha es Castilla" para los abusadores.
La humildad se convierte en humillación, el don de sí en esclavitud, la alabanza en magia, la obediencia en la única virtud.
Por no mencionar las cotas de desviación a las que se puede llegar por el deber de ser sincera y transparente con la directora y el confesor.
Isabelle ha debido de recoger muchos platos rotos.
No se deja el hecho de que por parte de las víctimas, pueblo de Dios, hay gran disposición a ver "santos" y "personalidades carismáticas" con facilidad y a poner a esos sujetos en un pedestal, y por carismático que sea uno, sigue siendo persona frágil que se adecúa a la fama que le dan de santo.
Tras la explicación de que cualquier tipo de persona es susceptible de caer en las redes y de cómo particularmente los clérigos por su posición pueden ejercer especial control de los demás, no digamos si son mujeres piadosas, viene la reconstrucción.
Isabelle asegura que primero es la toma de conciencia, algo muy personal, que surge cuando pasa algo inaceptable, y lo inaceptable no es para todos igual. Otra forma de salir de la dependencia malsana que ella ha visto en afectados de abuso espiritual consiste en una emoción de la infancia que se revive quizás al pasar por una calle o un lugar de aquellos años. El "dependiente·" se emociona con algo que viene de lejos y es profundo, y se da cuenta de que ahora está muerto. Así se puede renacer.
Hay mucho que hablar, es un segundo paso, muchas cosas que contar pero no a cualquiera, sino a alguien preparado. Se precisa terapia. Señala que el trauma de un abuso espiritual es asimilable al traumatismo gordo de una víctima de atentado terrorista o de secuestro. Hay que sacarse al torturador de dentro porque lo has asimilado. Todo son etapas que llevan su tiempo, una persona no se recompone con pegamento imedio. Es doloroso, costoso y nadie suele tener tiempo ni ganas ni formación para ayudar a reconstruir a una víctima de abuso. Hay que acudir a un profesional.
Y además no se puede vivir echando en falta lo que se perdió. La adolescencia y juventud ya no vuelven. Una vida bella y nueva está por delante, construirla, redescubrirla. Larga tarea.
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