EL NÚMERO

 No es Agustina sino Maria Angustias.

Hay diversidad de factores que configuran od desde sus orígenes que favorecen la disgregación del aparato burocrático, lo cual es una tragedia para una organización férrea como ésta.

Un importante factor de la decadencia es la competencia que les salió a partir de 1975 y con Juan Pablo II. Muchos grupos de nuevos cruzados de fuerte contenido político y de carácter conservador, fueron en ese pontificado el magma recristianizador, eran la "niña de los ojos". Sustrajeron vocaciones al primer de todos los inventores de la nueva cruzada.

Dijo que las crisis mundiales son crisis de santos, pero la receta de la "santidad" a su estilo es cada vez menos aplicable. Aventura irrepetible la del curilla que se encaramó al poder de España precisamente durante la dictadura. 

Muchos de esos nuevos grupos ofrecen una disciplina más llevadera y una obediencia menos absoluta. Arrastran más gente y seguirán haciéndolo. 

La competencia en Méjico fue Legionarios, en Italia, Comunión y Liberación, Focolares, en España comunidades neocatecumenales y otros como Lumen Dei, más las asociaciones de voluntariado diversas y variadas pilotadas desde por ej.  Sj. con la colaboración de laicos.

En las sociedades modernas a finales del siglo pasado se fue abandonando el modelo yuppie, no todo es la búsqueda del dinero, el éxito, el poder. Un nuevo estilo de vida surge, más interesado por lo natural, el tiempo para el ocio y el deporte.

Trabajo, éxito, competitividad, dinero, dinero, dinero, poder a cualquier precio fueron las señas de identidad del militante modelo.

Un nuevo tipo humano menos acelerado, menos ansioso de alcanzar cimas, personas que se plantean disfrutar de la vida, buscando un desarrollo personal e intelectual. El nuevo prototipo busca menos el éxito y más la realización personal.

De puertas adentro el ascetismo y espíritu de penitencia alcanza altas cotas. La norma 84 del código de derecho particular de 1982 señala que "firme e insistentemente las exigencias del ascetismo cristiano deben cultivarse por los fieles de la prelatura y que todas estas cosas se producen como medio no solo de purificación personal, sino además de real y sólido progreso espiritual, según aquellas bien bien probadas y comprobadas palabras: tanto avanzarás cuanto te hagas violencia a tí mismo."

Aparte de la burocracia camuflada, también es camuflado el número de efectivos. Sigue siendo ignorado por la jerarquía de la Iglesia y los estudiosos, y por la inmensa mayoría de los propios miembros. Solo algunos dirigentes están en el secreto. Es uno de los secretos mejor guardados.

A partir de 1982 tras la obtención de la prelatura, el número de miembros debía ser comunicado a las autoridades eclesiásticas. La guía oficial de la Iglesia llamada Anuario Pontificio reconoce en 1986 en el apartado correspondiente 1.217 sacerdotes, 56 nuevos y 352 seminaristas mayores. En 1989 sin más pone 74.401 laicos, añadidos a los sacerdotes son 76.000.

Como las ramas femenina y masculina no han logrado plena inserción jurídica en las estructuras de la Iglesia , od no tiene porqué precisar número y nombre de socios que militan como laicos, laicas. Sin embargo en algunos casos han dado el número a los obispos de algunas diócesis en las que trabajan en Europa, sin dar los nombres.

En los Anuarios Pontificios figuraban 70.000 laicos hace un cuarto de siglo, a todas luces exagerada cifra, y que usan para encubrir la realidad de los efectivos. La revista Life del 18 de marzo de 1957, citando fuentes autorizadas afirmaba que eran 7000 numes, 12000 oblatos o agregados, 2.500 supern, 50.000 cooperadores repartidos por el mundo entero, y ya entonces llegarían a 71.500.

De toda la vida ha sido una marca de distinción ocultar la cifra global, evitar que fuesen conocidas y analizadas las verdaderas dimensiones.