LAS CRISIS PERSONALES
Las crisis personales, salidas y expulsiones surgen cuando los miembros se enfrentan al nudo de contradicciones que arrastra el aparato burocrático, dentro todo se resuelve de modo represivo e hipócrita. Lo que inventen. Los avatares de ellos y ellas.
Miguel Fisac uno de los primeros, de Daimiel, logró salir después de 20 años dentro en 1955. Arquitecto de postín, fue sometido en su profesión a larga y sistemática conspi de silencio y a derribo de alguna de sus obras, pese a ser representante de los que pusieron fin a la retórica herreriana copiada del Escorial, típica del primer franquismo.
Mientras dure la guerra. Le han puesto título basado en frase copiada del documento que firmaron en Salamanca los sublevados: Franco jefe mientras dure la guerra. Y la guerra duró hasta 1975.Buen film.
Si al comienzo de los 40 el founder iba por Madrid en coche como los ministros, el chófer era Fisac, entonces joven arquitecto. Santificación del trabajo ordinario, hacer de chófer siendo arquitecto. Le cogió gusto a tener chóferes hiperformados y en los 60 el chófer sería uno de sus sucesores. El chófer de los 40 salió harto, se quedó en la cuneta, no le gustaba la deriva. Ambos chóferes son ejemplos representativos de los que se van y los que se quedan.
Raimundo Pániker fue señuelo para atraer vocaciones entre 1940 y 1965. ¿Cuántos lavadores de cara gratis de este estilo han tenido, tienen y tendrán a dispo? No les faltan. Dentro y fuera.
Fue ordenado sacerdote pero al founder no le caía en gracia. Origen altoburgués, pinta extranjera, tipo culto, viajado, leído, con su pizca cosmopolita frente al curilla baturro que se les daba de founder escogido. No lo podía soportar, el hijo le hacía sombra. Celos por el despliegue intelectual. Así que nunca fue tan integrista como los demás, le llamaban el “cura indio” en plan despectivo, su padre era hindú. Por su exotismo se acuñó la expresión interna “cosas de Raimundo”.
Partidario del aperturismo durante el concilio Vaticano II fue alejado de Roma por E. y enviado en 1964 a la India, abandonando discretamente la obra tras la dispensa de votos. Posteriormente, un poquito de make up el lugar y sitio donde estuvo:
“Consideré mi entrada en la o como iniciación. Y toda iniciación es un punto de partida, una puerta y no una meta (…) Empezó por ser un grupo más o menos carismático, con un ideal evangélico muy puro y elemental que, lentamente, a raíz de las circunstancias por una parte, y de lo que estaba latente en el espíritu del founder se fue convirtiendo en lo que sociológicamente se llama una secta, sin que ello signifique un juicio negativo.”
Antonio Pérez Tenessa Hernández de los Granales, número 1 en opo a letrado del Consejo de Estado, brillante cabeza, había ingresado en od y se hizo cura en 1948. Fue secretario general y consiliario od en España. Las operación políticas y económicas provocaron inevitables conflictos entre los directivos. Como E. ambicionaba un desarrollo rápido, ignoró las graves responsabilidades corporativas en las operaciones emprendidas por sus hijos. Atrapado en el engranaje, Antonio Pérez de mentalidad abierta fue acusado por el founder de no dar la importancia necesaria a las disposiciones que llegaban de Roma.
Los documentos de la beatificación mencionan pintoresca escena para resolver la crisis. Dispuso que uno de los jefes de la Comisión regional en España hiciera lo siguiente: “apenas veas llegar de Roma un aviso o indicación concreta mía tomarás aquel folio y durante la reunión de la Comisión te arrodillarás, te lo pondrás sobre la cabeza con las manos y dirás: esto viene de nuestro fundador por lo tanto viene de Dios, y hay que ponerlo en práctica con toda nuestra alma.”
Cansado de una lucha estéril, un día Antonio Pérez abandonó todo y desapareció de Madrid con lo puesto, traje y zapatos, después de haber intentado inútilmente negociar la salida del od. El mismo cuenta que salirse de la obra era poco menos que imposible y no me parecía correcto hacerlo mientras ocupaba puesto de dirección. Cuando ya no los tuve, me fui, de mala manera, huyendo como un malhechor, con lo que llevaba puesto. Yo sabía la triste suerte que me esperaba en Roma si me hubiera retrasado 24 h en escapar.”
Localizado en México, miembros del od intentaron convencerle para volver “pasando por las penas necesarias” y ante la negativa le exigieron silencio acerca de la institución. “Me aplicaron la muerte civil que es lo que solía hacerse en estos casos y se acabó” declaró posteriormente. Tras su regreso a España presidió como consejero permanente una de las secciones del Consejo de Estado en Madrid.
Imagínense quienes se quedan en la península porque no hay modo de esconderse ni en Méjico ni siquiera en Portugal. Una ratonera. Y a este lo dejaron en paz, en el Consejo de Estado. Para que siguiéramos cayendo en la trampa miles de españoles 50 años más. Cuando ya “se sabía”, lo fácil que era entrar si te habían encasquetado la llamada, y lo imposible de sacudirse el condicionamiento y su persecución posterior.
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