¿Qué es ser gente normal?
Una intervención de una ex numeraria que dice estar leyendo mi libro me ha llegado al alma. Por lo visto se reúnen varias ex y entre otras cosas comentan lo que van leyendo. termina diciendo algo así como "que nunca se puede ser normal después de dejar el opus".
Me gustaría comentar y animar a la gente que piensa así, primero, eso es un disparate. Hemos tenido una experiencia traumática, es cierto. Con sus peculiaridades, pero experiencia de engaño y desengaño brutal que en efecto causa daños irreparables en la persona. Dicho esto, opino que todo el mundo con unos añitos de vida "tiene su historia", sus dolores, sus desengaños. Vivir es darse tortas con la vida, si no es así uno está cadáver. Así que hasta cierto punto con cuarenta años o con treinta, o con cincuenta es normal haber tenido experiencias dolorosas. Es la vida misma.
Hace algunos años Juan y medio tenía un programa por las tardes en Canal sur al que acudían personas mayores con el fin de encontrar pareja, de "rehacer" su vida. Era "enganchante" porque este presentador se las arreglaba para que la gente contara su biografía con el corazón en la mano, y al menos a mí me dejó la impresión de que no hay dos vidas iguales. Se podía hacer un estudio sociológico de datos que coincidían (muchos ancianos empezaron su vida guardando animales, por ejemplo, luego entraron de aprendiz en algún sitio, luego emigraron...) pero siendo el mismo esquema te dabas cuenta de que no era la misma historia. Cada uno era único en su especie, irrepetible. Había vidas más trepidantes, o gente con más gancho, pero todos también los discretos, los tímidos, los menos habladores, todos tenían su encanto porque eran verdades, realidades de cosas que habían pasado a esas personas. Así que es muy difícil saber qué es eso de "ser normal". Todos tenemos nuestras peculiaridades. Sino seríamos máquinas.
En segundo lugar, es evidente que ese es el mensaje que al opus le interesa se nos quede grabado en nuestro "disco duro". Y tengo para mí que mucho de lo que somos "es lo que creemos ser". Así que ¿por qué creer lo que otros quieren que creas? es preciso olvidar las consignas que te dieron cuando lo dejaste, si tuviste la desgracia de escucharlas, bórralas de tu mente. Son mentiras que ellas procurarn cincelar para hundirte.
El problema con el opus es que no es un "grupúsculo" aislado. Donde menos te lo esperas te los encuentras. Es una infiltración considerable en nuestro país, y desgraciadamente también cierta aceptación social. Lo cual es un horror si se piensa despacio. Pero para eso estamos los que podemos contarlo, para levantar las tapaderas y las máscaras de "political correctness" opusiana. De ahí que en efecto, si uno quiere en verdad curarse tras tantos años de lavado cerebral es preciso cortar y empezar de cero. Es duro, nadie ha dicho que sea fácil, pero es que es la única salida. Hay que alejarse de todo lo que huela a ellos, y la infección desaparece, se deja de sufrir por lo que no tiene sentido sufrir. Y se empieza a vivir y luchar por las cosas que de verdad pueden dar una satisfacción en la vida.
Yo pienso que seguir después de todo yendo a los centros o relacionándose con supernumerarias, aunque sea una vez al año, es una manera de faltarnos al respeto a nosotros mismos. De hacernos daño. No los necesitamos, hay otros millones de personas a las que conocer, con las que compartir.
Ana Azanza
Me gustaría comentar y animar a la gente que piensa así, primero, eso es un disparate. Hemos tenido una experiencia traumática, es cierto. Con sus peculiaridades, pero experiencia de engaño y desengaño brutal que en efecto causa daños irreparables en la persona. Dicho esto, opino que todo el mundo con unos añitos de vida "tiene su historia", sus dolores, sus desengaños. Vivir es darse tortas con la vida, si no es así uno está cadáver. Así que hasta cierto punto con cuarenta años o con treinta, o con cincuenta es normal haber tenido experiencias dolorosas. Es la vida misma.
Hace algunos años Juan y medio tenía un programa por las tardes en Canal sur al que acudían personas mayores con el fin de encontrar pareja, de "rehacer" su vida. Era "enganchante" porque este presentador se las arreglaba para que la gente contara su biografía con el corazón en la mano, y al menos a mí me dejó la impresión de que no hay dos vidas iguales. Se podía hacer un estudio sociológico de datos que coincidían (muchos ancianos empezaron su vida guardando animales, por ejemplo, luego entraron de aprendiz en algún sitio, luego emigraron...) pero siendo el mismo esquema te dabas cuenta de que no era la misma historia. Cada uno era único en su especie, irrepetible. Había vidas más trepidantes, o gente con más gancho, pero todos también los discretos, los tímidos, los menos habladores, todos tenían su encanto porque eran verdades, realidades de cosas que habían pasado a esas personas. Así que es muy difícil saber qué es eso de "ser normal". Todos tenemos nuestras peculiaridades. Sino seríamos máquinas.
En segundo lugar, es evidente que ese es el mensaje que al opus le interesa se nos quede grabado en nuestro "disco duro". Y tengo para mí que mucho de lo que somos "es lo que creemos ser". Así que ¿por qué creer lo que otros quieren que creas? es preciso olvidar las consignas que te dieron cuando lo dejaste, si tuviste la desgracia de escucharlas, bórralas de tu mente. Son mentiras que ellas procurarn cincelar para hundirte.
El problema con el opus es que no es un "grupúsculo" aislado. Donde menos te lo esperas te los encuentras. Es una infiltración considerable en nuestro país, y desgraciadamente también cierta aceptación social. Lo cual es un horror si se piensa despacio. Pero para eso estamos los que podemos contarlo, para levantar las tapaderas y las máscaras de "political correctness" opusiana. De ahí que en efecto, si uno quiere en verdad curarse tras tantos años de lavado cerebral es preciso cortar y empezar de cero. Es duro, nadie ha dicho que sea fácil, pero es que es la única salida. Hay que alejarse de todo lo que huela a ellos, y la infección desaparece, se deja de sufrir por lo que no tiene sentido sufrir. Y se empieza a vivir y luchar por las cosas que de verdad pueden dar una satisfacción en la vida.
Yo pienso que seguir después de todo yendo a los centros o relacionándose con supernumerarias, aunque sea una vez al año, es una manera de faltarnos al respeto a nosotros mismos. De hacernos daño. No los necesitamos, hay otros millones de personas a las que conocer, con las que compartir.
Ana Azanza
Comentarios
Desde Madrid mis mejores deseos, eres un Ave Fenix, yo debo reconocer que deje de ser agregada hace 5 años y sigo pegada a la Ubre como muy bien dices, parece como "si una vez del Opus Dei siempre del Opus Dei" he intentado rehacer mi vida en otros grupos o movimientos de la Iglesia pero no me gusta nada, los veo muy superficiales y sin formación. Ahora me invitan a retiros de Supernumerarias (se ve que ya no soy "peligrosa")
Un saludo
Belen