¿POR QUE YA NO CREO?

En su momento me pareció que los de los tweets papales eran opusinos. Cuánta tontería, mientras hay problemas gordos, graves, de fondo, se reúnen alrededor de una tablet a ver como sale el primer tweet papal.


Entrevista sustanciosa sobre un reciente
libro escrito por dos teólogos de Marburgo, Martin Hoffman y Tobias Faix.


Tobias Faix hat mit seinen Kollegen untersucht, warum junge Erwachsene ihren christlichen Glauben aufgeben. Die Gründe dafür sind vielfältig, stellten sie fest. Problematisch wird es vor allem dann, wenn in Gemeinden Druck ausgeübt wird
Tobías Faix, teólogo de Marburgo


"Dejar de creer es doloroso"

"¿Por qué los jóvenes adultos dejan de creer en Dios?" a esta pregunta intentan contestar dos teólogos del Instituto Empirica en el libro "¿Por qué ya no creo?"

Han hablado para hacer este estudio con gentes que han abandonado su fe religiosa. ¿Qué ha significado para esas personas este paso?
Abandonar la fe es una decisión de tanto alcance como la conversión. La creencia no es sólo una parte de la vida, sino que atraviesa todos los ámbitos de la vida: identidad, familia, amistades, trabajo. Por ello dejar la fe afecta a todo. Para muchos de los entrevistados fue una decisión existencial muy dolorosa, precedida de una larga lucha interior y seguida de muchas consecuencias. Entre el primer pensamiento de dejar la fe y el momento de rechazarla de plano pasan de media cinco años. Nadie vive ese proceso de hoy para mañana.

Usted además de investigador es cristiano. ¿Cómo le afectaron las entrevistas?
No fue fácil. Durante las mismas y la valoración posterior intenté mantener la distancia. Pero cuando preparaba los análisis para el libro, me dí cuenta de que cerca estaba del tema. Se me plantearon muchas preguntas importantes para mi comprensión de la comunidad y de la iglesia a la que pertenezco. Para ello no estoy preparado todavía.

¿Qué quiere decir?
Nos hemos dado cuenta de que en las parroquias hay estructuras que animan al abandono de la fe. Me pregunto qué podemos hacer para que ayuden y no sean destructivas. También me preocupa el tema del poder y del abuso en la parroquia. ¿Hemos cambiado las enseñanzas bíblicas? ¿Cómo tiene que ser una creencia sana, de personas mayores de edad, que aporte resistencia frente a las dudas y a los golpes del destino?

¿Cómo pueden las parroquias fomentar una fe "mayor de edad"?
Uno de los entrevistados nos decía: "Los cristianos no son como predican". Este es un punto importante de conexión. Tenemos que llenar lo que cantamos, leemos y escuchamos con la vida. Hablamos de piedad y reconciliación, pero cuando alguien piensa diferente, ya no somos ni piadosos ni misericordiosos. Tenemos que intentar practicar en las parroquias lo que eso significa concretamente. Hemos de aprender a hablar entre nosotros y dejar que los otros tengan sus propias ideas diferentes. Una fe "mayor de edad" significa no sólo que se adecua a la predicación. Es una fe propia, pienso, reflexiono, vivo, me cuestiono la fe y puedo decir que significa para mí.

"Permitir las dudas"

En el estudio establecen que en las parroquias hay estructuras en las que la moral y el poder son mal utilizados. ¿Nos lo puede explicar?
Ciertas representaciones morales se crearon en una generación. Otras generaciones se criaron en ellas. Uno puede manjarse bien con ellas, pero otros pueden estrellarse. En muchas parroquias no se permite la pluralidad en la creencia. Se dice: "las cosas son así y así es como se es un buen cristiano.". Cuando alguien no está a gusto o defiende su propia posición empieza un proceso de acoso y presión. Sobre todo son problemáticas las reglas de conducta no dichas.

¿Cómo podrían las parroquias encontrar un equilibrio? por un lado tener un estilo de vida cristiano indicando lo que está mal y por otro no coartar a las personas.
Esas preguntas sólo se pueden contestar en la comunidad. Se debe reflexionar en común y hablar de ello: ¿Como entendemos nosotros cada una de las afirmaciones de la Biblia? ¿por qué lo entiendo de esta manera? ¿qué es lo incomprensible? Es importante que se den lugares de comunicación para ello. Hemos de rechazar el temor de que toda la fe de una persona falle porque hay determinado aspecto en el que no cree. Es difícil  permitir que afloren las dudas y hablar de ellas.

En el libro plantea la pregunta de si alguien puede volver a perder su salvación cuando era cristiano. ¿Cuál es su posición al respecto?
No hemos tratado específicamente esta cuestión en el libro, porque se trata de personas y hemos hecho una investigación empírica. Dios no puede ser investigado empíricamente, sólo nos podemos acercar a él de manera teológica. Personalmente creo que la historia humana con Dios puede estar en su final, pero la historia de Dios con un hombre en particular puede seguir adelante.

¿Qué espera del libro?
Nos gustaría que los cristianos lo leyeran y lo usaran para su propia creencia. Nos gustaría también que las comunidades lo discutieran. Hay estructuras que no sabemos que efectos pueden tener. Por ejemplo cuando se argumenta tranquilamente. "El Espíritu Santo me ha dicho tal o cual" o "la Biblia dice claramente que tal". Así no se deja lugar para la réplica. Y cuando no se permite ninguna posibilidad de preguntar o de formular otra posición, la gente que se lo toma muy en serio puede sentirse echa polvo. Hemos de reflexionar en las comunidades de creyentes sobre cómo gestionar todo esto. Con el libro queremos pensar en las personas que han dejado su fe y darles voz. Muchos de ellos no sólo tuvieron malas experiencias en sus comunidades también vivieron cosas positivas que más tarde echan en falta.

Comentarios

Noelia Casanova ha dicho que…
Diario de Navarra, 17/02/2014. JOANA PERNAUT. PAMPLONA
Madre de 18 hijos: "Me han tachado de loca, pero lo peor es la soledad"
Rosa Pich narra su experiencia en el libro '¿Cómo ser feliz con 1,2,3... hijos?', que presenta este viernes en Pamplona
Rosa Pich y su marido Chema Postigo, de 48 y 53 años respectivamente, tienen 18 hijos. Sí, 18. Ella viene de una familia con 15 hermanos y él, de una con 14. Se casaron cuando ella cumplió 23 años y él, 28. Pich, que trabaja en una empresa de marketing a tiempo parcial, es de Barcelona, y Postigo, consultor de una empresa cárnica, nació en Cantimpalos, Segovia, aunque se conocieron en un congreso en Valencia.
Hoy, este matrimonio reside en Barcelona en una casa con un frigo "normal" y cuartos con literas de cuatro pisos. Al mes, gastan 600 euros en la compra. Y los micros de los periodistas se han metido mucho en su vivienda para retratar una forma de vida que Rosa Pich ha recogido en un libro.
Se trata de '¿Cómo ser feliz con 1,2,3... hijos?'. Una obra que presentará este viernes, a las 19 horas, en el colegio Mayor Belagua de Pamplona. "Es un libro muy práctico para católicos, protestantes, budistas... Está pensado para una familia con uno o dos hijos pero escrito desde la experiencia de tener 18 y venir de una familia numerosa", explica Pich, quien agrega: "Tener hijos es pasártelo bomba".

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