PRENSA FRANQUISTA

Hay que ir al minuto 14:30, los otros dos periódicos vinculados a bancos eran Diario Madrid, banco Popular, y los diarios de PESA vinculados al Banco Atlántico, ambos bancos Opus dicho por el buitre. Faltaba el resto de la Banca no Opus con Botín a la cabeza que reflotaron un antiguo diario para que hiciera de portavoz de una banca privada liberal que jamás debía ser nacionalizada.

 Obsérvese el esquema de la prensa española controlada por ellos en 1968 (min 14:38), empezando por la Agencia Europa Press, así cualquiera obtiene vocaciones a manta y en todos los estratos sociales, en la ciudad y en el campo, de hombres, mujeres y niños, puesto que poseían publicaciones para todos los gustos, dirigidos a diferentes estratos sociales, diversificados en intereses y enfoques.

 No llegó a tener la prensa mundial en sus manos como soñaba, pero la española, sí la tuvo. Al menos en las de sus acólitos palafreneros. Añádase la influencia en la única tele que había en España, con aquel simpático cura que dirigía la meditación a los españoles, unas palabras edificantes antes de que se cerrara la programación a las 23:30. Como en un centro prácticamente de carácter nacional.

Con estos presupuestos, llegar al Opus y sus cilicios no era meterse en algo desconocido. Estaban por todas partes conformando mentalidades. 

No sé donde se ha metido la periodista argentina que sacó los de las 43, pero  si hace una publicación más amplia sobre el tema como prometió debería tocar estos extremos, las familias españolas engañadas ni eran imbéciles ni cayeron de meteoritos. El país abducido por una prensa, gobierno y tele monocolor. De lo más políticamente correcto y conveniente en aquellos momentos.


Por el bien de la obra se puede mentir siempre: Entré en el Opus, creyendo encontrar un compromiso cristiano fuerte. Yo entré en el Opus buscando sencillamente una forma de compromiso cristiano fuerte, que pudiera ser un testimonio auténtico. Además secular. Esa era una de las cosas que yo tenía muy claro. No tenía ninguna vocación religiosa y quería ser una cristiana corriente pero comprometida de una manera fuerte.Entonces me encontré que al principio la teoría convencía. Hoy no, pero en aquel entonces sí. Eran los años 59-60. Pero poco a poco me fui encontrando con la realidad de dentro. Claro, primero casi no te enteras luego te vas enterando un poco más, a continuación pasas al centro de estudios, que es lo que en otras Instituciones podría ser el noviciado. Al principio era un año de formación, ahora son dos.

En esa época conocí a Escrivá. Fue al centro de estudios donde ya estaba, era en Santiago de Compostela, pienso que con motivo de Obispos, no vino expresamente a vernos a nosotras, pero estuvo viviendo en la casa de al lado, donde nosotras estábamos haciendo el centro de estudios y tuvimos ocasión de tener un par de tertulais con él.

En aquel momento a mí me llegaron a mentalizar de que venía el padre y eso era poco menos que ver a Dios en persona, o sea, yo llegué a utilizar, incluso la frase de Simeón "una vez que te he visto puedo morir". Era la consecuencia de la preparación que yo tenía para recibir ese acontecimiento tan enorme. Una vez que el acontecimiento pasó de forma inmediata yo me fui dando cuenta, que aquello dentro de mí no encajaba, que algo pasaba, que por mucho entusiasmo que a mi me habían metido y tal, aquello no encajaba. Y efectivamente se empezó a desencajar todo muy pronto. 

En el momento en el que terminé el centro de estudios me fui a trabajar a las distintas casas de la Obra donde ya, además, empecé con cargos de responsabilidad, de gobierno.

El culto al padre

Te vas metiendo, ya vas viendo las cosas desde mucho más adelante, no solo la teoría sino la práctica. La verdad es que se me desencajaron muchas cosas. La primera de todas fue el culto al padre. El padre era poco menos que Dios. Además, hay una frase que a mi siempre me revuelve por dentro, que es que hablan que dicen, que es en nombre de Dios, yo digo, en nombre de Dios no puede hablar nadie, se puede hablar de la palabra de Dios, se puede hablar de la Revelación, pero esto de que hablen ellos en su propio idioma, en sus propias teorías, en sus propios caprichos en nombre de Dios siempre me pareció inaudito. 

Por el bien de la obra se puede mentir siempre

Me fui encontrando con otro tema que es el que se puede mentir, en el momento en el que entra en juego el bien de la Obra, o cualquier tema de estos o del prestigio del padre, por supuesto, se puede mentir, no pasa nada.

Yo puedo tener anécdotas pequeñitas, muchísimas, pero me parece que la más rotunda es todo lo que han dicho de mí, por el hecho de haber diferido de ellos. O sea, si yo por sacar un libro, con mi experiencia personal a título únicamente de ayuda para el que quiera tener una información mayor, tuve que sufrir la calumnia, imagina de qué no serían capaces. Yo, por haber sido muchos años directora dentro de la Obra, sabía hasta qué punto la gente vivía ese conflicto de las ideas al entrar y lo que se encontraban en realidad dentro.

Salían hechos polvo, en mi libro, me presto a ayudar un poco a la gente y solo por eso dicen de mí que soy lesbiana. Me parece una mentira tan impresionante. Lo han divulgado además, sacerdotes en pareja, utilizando el símbolo de la sotana, en nombre de Dios. Para mí, es una demostración contundente hasta qué punto se puede mentir en la Obra. No dudan en transgredir lo que sea con toda naturalidad.

La despersonalización

Hay una tercera cosa: la despersonalización que se hace con la formación de las personas. Para mí, siempre, lo importante era la persona y yo quería, en la formación de la Obra dar importancia a la misma, es decir, defender las necesidades personales, que las personas tuvieron los desahogos necesarios. Y me encontraba, con que eso era absolutamente imposible, a través de las notas de gobierno, a través de las directrices. No, no y no. Lo único importante era que la persona se identificarse con la Obra. No que la Obra ayudase a la persona, ni que la Obra evangelizara a la persona, ni que la Obra colaborara con el desarrollo de la persona, no, eso allí no existía.

Según mi idea, este sería el planteamiento correcto, me moví siempre como en un auténtico forcejeo entre lo que me imponían y lo que yo pensaba. Para ellos lo único que hacía falta es que la persona se identificara con la Obra y con el padre. Por fin, después de una visita del founder a Jerez, que estuvo viviendo en la casa en la que yo era directora, yo decidí salirme, porque acabé convenciéndome de que aquello no era un problema de mal entendidos, sino absolutamente fundacional. Decido, pues, irme.

Y me persiguen. Quiero decir, me siguen bastante, me quieren convencer de que vuelva y todas esas historias. Y en la última entrevista me acuerdo que una de las cosas que planteé, fue esta:

-Bueno, entre todas esas historias a mí aclaradme una cosa: ¿Qué es lo primero: los mandamientos, la iglesia o el padre?

-Primero el padre porque todo lo demás tiene que pasar por la doctrina y la autoridad del padre.

-Pues entonces ya está clarísimo, yo aquí estoy sobrando.

Fue el final rotundo.

Maria Angustias Moreno



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