ANTI TRENTO
Vamos bien, me acaban de llamar nazi. El súmmum del mal, no franquista sino nazi.
Simone Weil a la que en páginas de Internet bautizan, en realidad, si fue bautizada con agua del grifo en el último minuto como dicen, no lo fue dignamente. Pues no era un bebé en peligro de muerte,
sino una filósofa e intelectual judía que se tomaba muy en serio este hecho de pasar a ser católica. En una carta a un religioso escrita poco antes de su fallecimiento en 1943, expone sus dudas al respecto, se explaya en 34 puntos bien concretos referentes a otras religiones en las que también destella la verdad. Extraigo sus afirmaciones anti tridentinas, uno de nuestros concilios ecuménicos favoritos y de referencia, que parecía que la identidad católica se había parado de construir en el siglo XVI.
"cuando leo el catecismo del Concilio de Trento, me parece que no tengo nada en común con la religión que en él se expone. Cuando leo el Nuevo Testamento, los místicos, la liturgia, cuando veo celebrar la misa, siento como una especie de certeza de que esa es mi religión, o mejor sería la mía sino fuera por la distancia entre ella y mi imperfección. Esto me coloca en una situación espiritual penosa. Me gustaría que fuera sino menos dolorosa sí más clara. Cualquier pena es más llevadera en la claridad."
(.....)
9. Cuando Cristo dijo: "Id y enseñad a todas las naciones, anunciadles la buena nueva", mandaba que se anunciara una noticia, no una teología. El mismo dijo que había venido "no sólo por las ovejas de Israel" añadió esa buena nueva a la religión de Israel. Probablemente quería que cada apóstol añadiera la buena noticia de la vida y la muerte de Cristo a la religión del país donde estuviera. Pero la orden fue mal comprendida debido al nacionalismo imposible de quitar de los judíos. Tuvieron que imponer en todas partes sus Escrituras.
Si les parece que es presuntuoso por mi parte decir que los Apóstoles no comprendieron el mandato de Cristo, les diré que es seguro que en algunos puntos no entendieron nada. Puesto que una vez resucitado Cristo dijo: Id y enseñad a todas las naciones, bautizadles" cuando ya había pasado cuarenta días con sus discípulos explicándoles su doctrina, y Pedro sin embargo necesitó una revelación especial, tuvo que tener un sueño para atreverse a bautizar a un pagano y a Pablo le costó mucho eliminar la necesidad de la circuncisión.
Por otra parte está escrito que el árbol será juzgado por sus frutos. La Iglesia ha dado demasiados frutos malos para pensar que no hubo un error de base.
Europa fue espiritualmente desarraigada, separada de esa antigüedad en la que todos los elementos de nuestra civilización se originaron. Y a partir del siglo XVI Europa fue por el mundo desarraigando otros continentes.
El cristianismo tras 20 siglos no ha prácticamente salido de la raza blanca y el catolicismo está todavía más restringido. América estuvo 16 siglos sin oír hablar de Cristo a pesar de que san Pablo dijo que había que anunciar la buena nueva a toda la creación, y esas naciones fueron cruelmente destruidas antes de tener tiempo de conocer a Cristo. El celo de los misioneros no cristianizó Africa, Asia y Oceanía, sino que llevó a esos territorios la dominación fría, cruel y destructiva de la raza blanca que aplastó todo.
Sería bien curioso que la palabra de Cristo hubiese producido estos efectos si se hubiera comprendido bien. Cristo dijo: "Enseñad a las naciones y bautizad a los que crean", a los que crean en El. No dijo: "obligad a todos a renegar de todo lo que sus padres les enseñaron que era sagrado y a adoptar como libro sagrado la historia de un pequeño pueblo desconocido".
Me han dicho que los hindús hubieran recibido el bautismo si los misioneros no les habrían impuesto la renuncia a Visnu y Shiva. Si un hindú cree que Visnú es el Verbo y Shiva el Espíritu Santo, y que el Verbo se encarnó en Krishna y en Rama antes de encarnarse en Jesús, ¿con qué derecho negarle el bautismo? Lo mismo en la querella entre el Papado y las misiones en China, los jesuitas eran los que cumplían la palabra de Cristo.
(.....)
14. San Juan dice: "Quienquiera que cree en Jesús ha nacido de Dios", por tanto quienquiera que crea eso aunque no adhiera a nada más de lo que dice la Iglesia tiene la fe verdadera. Si esto es así, santo Tomás se equivoca. La Iglesia al añadir a la Trinidad, la Encarnación y la Redención otros artículos de fe, ha ido en contra del Nuevo Testamento. Por seguir con san Juan, no hubiera tenido que excomulgar a los docetistas que niegan la Encarnación. La definción de la fe del catecismo del Concilio de Trento, (creencia firme en todo lo que enseña la Iglesia), está muy lejos de San Juan, para quien la fe era simple y llanamante la creencia en la Encarnación del Hijo de Dios en la persona de Jesús.
Da la impresión de que nos hubiéramos pasado el tiempo no mirando a Jesús sino a la Iglesia, como si ella fuera Dios encarnado aquí abajo. La metáfora del "Cuerpo Místico" sirve de puente entre las dos concepciones. Pero hay una pequeña diferencia: y es que Cristo era perfecto y la Iglesia está manchada por muchos crímenes. La concepción tomista de la fe implica un totalitarismo tan asfixiante o más que el de Hitler. Pues si uno se adhiere totalmente no sólo a lo que la Iglesia ha reconocido como de fe estricta sino a todo lo que jamás reconocerá como tal, la inteligencia se ve amordazada y reducida a tareas serviles.
La metáfora del velo o del reflejo aplicado por los místicos a la fe les permite salir de tanto agobio. Aceptan la enseñanza de la Iglesia, no como si fuera la verdad, sino como algo tras lo cual se halla la verdad. Esto se halla muy lejos de la fe definida por el Catecismo de Trento. Es como si bajo la misma denominación de cristianismo y dentro de la misma organización social hubiera dos religiones distintas, la de los místicos y la otra.
Creo que la primera es la verdadera y que la confusión de ambas ha traído ventajas e inconvenientes. Según la frase de san Juan la Iglesia nunca tuvo el derecho de excomulgar a nadie que creyera que Cristo era el Hijo de Dios bajado del cielo y encarnado. La definición de san Pablo es todavía más amplia "creer que Dios existe y retribuye a los que le buscan". Esta concepción no tiene nada en común con la de santo Tomás y el concilio de Treno. Incluso se contradice. Pues ¿cómo afirmar que entre los herejes nunca hubo uno que buscara a Dios?
Simone Weil a la que en páginas de Internet bautizan, en realidad, si fue bautizada con agua del grifo en el último minuto como dicen, no lo fue dignamente. Pues no era un bebé en peligro de muerte,
sino una filósofa e intelectual judía que se tomaba muy en serio este hecho de pasar a ser católica. En una carta a un religioso escrita poco antes de su fallecimiento en 1943, expone sus dudas al respecto, se explaya en 34 puntos bien concretos referentes a otras religiones en las que también destella la verdad. Extraigo sus afirmaciones anti tridentinas, uno de nuestros concilios ecuménicos favoritos y de referencia, que parecía que la identidad católica se había parado de construir en el siglo XVI.
Simone Weil, de miliciana anarquista en la guerra civil española |
"cuando leo el catecismo del Concilio de Trento, me parece que no tengo nada en común con la religión que en él se expone. Cuando leo el Nuevo Testamento, los místicos, la liturgia, cuando veo celebrar la misa, siento como una especie de certeza de que esa es mi religión, o mejor sería la mía sino fuera por la distancia entre ella y mi imperfección. Esto me coloca en una situación espiritual penosa. Me gustaría que fuera sino menos dolorosa sí más clara. Cualquier pena es más llevadera en la claridad."
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9. Cuando Cristo dijo: "Id y enseñad a todas las naciones, anunciadles la buena nueva", mandaba que se anunciara una noticia, no una teología. El mismo dijo que había venido "no sólo por las ovejas de Israel" añadió esa buena nueva a la religión de Israel. Probablemente quería que cada apóstol añadiera la buena noticia de la vida y la muerte de Cristo a la religión del país donde estuviera. Pero la orden fue mal comprendida debido al nacionalismo imposible de quitar de los judíos. Tuvieron que imponer en todas partes sus Escrituras.
Si les parece que es presuntuoso por mi parte decir que los Apóstoles no comprendieron el mandato de Cristo, les diré que es seguro que en algunos puntos no entendieron nada. Puesto que una vez resucitado Cristo dijo: Id y enseñad a todas las naciones, bautizadles" cuando ya había pasado cuarenta días con sus discípulos explicándoles su doctrina, y Pedro sin embargo necesitó una revelación especial, tuvo que tener un sueño para atreverse a bautizar a un pagano y a Pablo le costó mucho eliminar la necesidad de la circuncisión.
Por otra parte está escrito que el árbol será juzgado por sus frutos. La Iglesia ha dado demasiados frutos malos para pensar que no hubo un error de base.
Europa fue espiritualmente desarraigada, separada de esa antigüedad en la que todos los elementos de nuestra civilización se originaron. Y a partir del siglo XVI Europa fue por el mundo desarraigando otros continentes.
El cristianismo tras 20 siglos no ha prácticamente salido de la raza blanca y el catolicismo está todavía más restringido. América estuvo 16 siglos sin oír hablar de Cristo a pesar de que san Pablo dijo que había que anunciar la buena nueva a toda la creación, y esas naciones fueron cruelmente destruidas antes de tener tiempo de conocer a Cristo. El celo de los misioneros no cristianizó Africa, Asia y Oceanía, sino que llevó a esos territorios la dominación fría, cruel y destructiva de la raza blanca que aplastó todo.
Sería bien curioso que la palabra de Cristo hubiese producido estos efectos si se hubiera comprendido bien. Cristo dijo: "Enseñad a las naciones y bautizad a los que crean", a los que crean en El. No dijo: "obligad a todos a renegar de todo lo que sus padres les enseñaron que era sagrado y a adoptar como libro sagrado la historia de un pequeño pueblo desconocido".
Me han dicho que los hindús hubieran recibido el bautismo si los misioneros no les habrían impuesto la renuncia a Visnu y Shiva. Si un hindú cree que Visnú es el Verbo y Shiva el Espíritu Santo, y que el Verbo se encarnó en Krishna y en Rama antes de encarnarse en Jesús, ¿con qué derecho negarle el bautismo? Lo mismo en la querella entre el Papado y las misiones en China, los jesuitas eran los que cumplían la palabra de Cristo.
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14. San Juan dice: "Quienquiera que cree en Jesús ha nacido de Dios", por tanto quienquiera que crea eso aunque no adhiera a nada más de lo que dice la Iglesia tiene la fe verdadera. Si esto es así, santo Tomás se equivoca. La Iglesia al añadir a la Trinidad, la Encarnación y la Redención otros artículos de fe, ha ido en contra del Nuevo Testamento. Por seguir con san Juan, no hubiera tenido que excomulgar a los docetistas que niegan la Encarnación. La definción de la fe del catecismo del Concilio de Trento, (creencia firme en todo lo que enseña la Iglesia), está muy lejos de San Juan, para quien la fe era simple y llanamante la creencia en la Encarnación del Hijo de Dios en la persona de Jesús.
Da la impresión de que nos hubiéramos pasado el tiempo no mirando a Jesús sino a la Iglesia, como si ella fuera Dios encarnado aquí abajo. La metáfora del "Cuerpo Místico" sirve de puente entre las dos concepciones. Pero hay una pequeña diferencia: y es que Cristo era perfecto y la Iglesia está manchada por muchos crímenes. La concepción tomista de la fe implica un totalitarismo tan asfixiante o más que el de Hitler. Pues si uno se adhiere totalmente no sólo a lo que la Iglesia ha reconocido como de fe estricta sino a todo lo que jamás reconocerá como tal, la inteligencia se ve amordazada y reducida a tareas serviles.
La metáfora del velo o del reflejo aplicado por los místicos a la fe les permite salir de tanto agobio. Aceptan la enseñanza de la Iglesia, no como si fuera la verdad, sino como algo tras lo cual se halla la verdad. Esto se halla muy lejos de la fe definida por el Catecismo de Trento. Es como si bajo la misma denominación de cristianismo y dentro de la misma organización social hubiera dos religiones distintas, la de los místicos y la otra.
Creo que la primera es la verdadera y que la confusión de ambas ha traído ventajas e inconvenientes. Según la frase de san Juan la Iglesia nunca tuvo el derecho de excomulgar a nadie que creyera que Cristo era el Hijo de Dios bajado del cielo y encarnado. La definición de san Pablo es todavía más amplia "creer que Dios existe y retribuye a los que le buscan". Esta concepción no tiene nada en común con la de santo Tomás y el concilio de Treno. Incluso se contradice. Pues ¿cómo afirmar que entre los herejes nunca hubo uno que buscara a Dios?
Comentarios
http://www.vidanuevadigital.com/colegio-cardenalicio-cardenales-iglesia-catolica/
“América estuvo 16 siglos sin oír hablar de Cristo a pesar de que san Pablo dijo que había que anunciar la buena nueva a toda la creación”
No se enteró que Colon descubrió América. Difícil predicar en donde nadie sabía de su existencia.
Se ve que tenía lagunas monumentales:
“y esas naciones fueron cruelmente destruidas antes de tener tiempo de conocer a Cristo”
Lo primero que hicieron los españoles de entonces fue darles a conocer a Cristo. Y así hasta hoy, que en los países colonizados por España los nativos no fueron exterminados -si hubiera viajado allí no tenía más que salir a la calle y ver las caras para darse cuenta, ahora basta con la televisión- lo que sí sucedió con muchas de las colonizaciones anglosajonas. De las francesas no hay más que ver lo que hicieron con Haití, y después de su “liberadora” guillotina, invadiéndolo brutalmente y manteniendo a todo el país en esclavitud con una deuda impagable que han mantenido más de un siglo, depredadores como ninguno, forzándoles a la más completa miseria, con maldad equiparable a su guillotina.
Me parece muy acertada la distinción entre el Evangelio y la teología dogmática del catolicismo. El Evangelio es palabra de Dios, lo otro interpretaciones de teólogos, que por muy acertadas que sean tienen una distancia infinita con el Evangelio. Ponerlo todo como si fuera del mismo rango es un error en el que se cae con demasiada facilidad. Y eso que en cada misa se hace la distinción, cuando se termina la lectura del Evangelio se dice: “palabra de Dios”. Se hace la cesura, y luego el cura suelta su sermón, que por muy sabio y elevado que sea no es palabra de Dios.
El bautismo de adultos es completamente normal. Jesús fue bautizado de adulto en el río Jordán. Si fue bautizada al final de su vida murió como cristiana.