CLERICALISMO ASFIXIANTE
El cerebro gris de Abascal, dicen, ex alumno de cole semillero vocacional, buenísima familia de cepa franquista y cercano a la family. ¿Pitable o pitado?
En todo caso su ocupación entra dentro de lo probable vistos orígenes y trayectoria.No hay mucho que discurrir, como vemos en las declaraciones de este líder: lanzan andanadas, a cual más extravagante. Si funciona porque atrae votos, adelante, si no funciona, se olvida la andanada y a probar otra.
La cuestión es llegar arriba usando las instituciones democráticas en las que no creen.
En España lo nuestro es la alternativa entre la derecha y las más derecha todavía.
Hay que decir que los demás les han dado un buen empujoncito con la repetición electoral.
Daniel Bogner insiste en la necesidad de la coherencia entre forma y contenido con ocasión del 11 Foro «Fribourg Eglise dans le monde», celebrado en la U. de Friburgo el 10 y 11de octubre de 2019. La dicotomía que se suele presentar entre la evangelización y las estructuras de la Iglesia, entre el espíritu y la ley no se sostiene. Las dos dimensiones están estrechamente ligadas.
Los obispos dispuestos a reformar la Iglesia hablan hoy de la necesidad de la separación de poderes Pero los fieles frente al poder eclesiástico son simples destinatarios, objetos, no sujetos de derechos ante los cuales debería de legitimarse la acción de las autoridades de la Iglesia.
Bogner considera que la Iglesia se ha dotado de un orden jurídico que no se orienta hacia el valor y que ponga en primer plano la dignidad humana. En el mensaje evangélico y la pastoral es central la misma dignidad reconocida al hombre y a la mujer. Sin embargo esto no se refleja en el orden jurídico de la Iglesia.
Precisamente porque en la fe, forma y contenido están estrechamente ligados, hoy se revela indispensable una perspectiva jurídica y ética que cuestionen la legitimidad y la pertinencia de las actuales reglas de la Iglesia. "Se trata de una perspectiva eminentemente teológica" , piensa Daniel Bogner.
Si la Iglesia quiere analizar seriamente las causas sistémicas de los abusos, ha de pensar la cuestión de su constitución, como escribió en junio de 2019 en a revista «Esprit». Daniel Bogner aborda en dicho escrito la amplitud de los abusos sexuales en la Iglesia. Afirma que «ese desastre resulta de una indebida sacralización a lo largo de la historia multisecular de la autoridad, de las instituciones, de las funciones, que ha dado lugar a un cuerpo sagrado intocable, a un clericalismo asfixiante, y a un mundo clerical inasequible a cualquier crítica.
¿Cómo hemos llegado a una Iglesia tan sumamente tolerante con el abuso? se pregunta Daniel Bogner. El teólogo cuestiona el "clericalismo" y la "sacralidad" que rodea a ministerios y estructuras. Afirma que dicha sacralidad se ha ido depositando con el paso de los siglos, como la patina sobre un objeto cualquiera, de forma que lo exterior de la Iglesia, su apariencia y figura acaban por considerarse sacrosantas y objeto de veneración.
Ciertos períodos de sacralización sirvieron para instaurar una institución impermeable a la crítica, y precoupada por evitar cualquier tipo de control externo del poder. Para algunos es impensable pretender fragmentar la soberanía de una institución cuyo poder no es más que una delegación y que no depende más que una única fuente, la autoridad de Cristo.
Daniel Bogner acaba de publicar «Ihr macht uns die Kirche kaputt… doch wir lassen das nicht zu!«, Herder Verlag, Freiburg, 2019 (Estáis destruyendo la Iglesia… ¡pero no lo vamos a permitir!)
En todo caso su ocupación entra dentro de lo probable vistos orígenes y trayectoria.No hay mucho que discurrir, como vemos en las declaraciones de este líder: lanzan andanadas, a cual más extravagante. Si funciona porque atrae votos, adelante, si no funciona, se olvida la andanada y a probar otra.
La cuestión es llegar arriba usando las instituciones democráticas en las que no creen.
En España lo nuestro es la alternativa entre la derecha y las más derecha todavía.
Hay que decir que los demás les han dado un buen empujoncito con la repetición electoral.
La Iglesia católica a través de su forma constitucional monárquica, pone todos los poderes en las manos del obispo. Pero cuando uno solo reúne ejecutivo, legislativo y jurdicial, por definición no hay control del poder y "ese es el problema" según el teólogo Daniel Bogner, profesor en la Universidad de Fribourg (Suiza).
Profesor ordinario de teología moral y de ética en Friburgo, el joven bávaro nacido en 1972, estima que no se pueden separar las estructuras de la Iglesia del "objeto" de la fe si se quiere favorecer una actitud evangelizadora.Daniel Bogner insiste en la necesidad de la coherencia entre forma y contenido con ocasión del 11 Foro «Fribourg Eglise dans le monde», celebrado en la U. de Friburgo el 10 y 11de octubre de 2019. La dicotomía que se suele presentar entre la evangelización y las estructuras de la Iglesia, entre el espíritu y la ley no se sostiene. Las dos dimensiones están estrechamente ligadas.
No hay separación de poderes
En la Iglesia todos los ámbitos de acción y espacios de libertad sólo son tolerados o concedidos. El obispo o cura que te lo dió te lo puede quitar igualmente, en caso de cambio del titular de la función o por otra razón. El control de la acción oficial se realiza sobre una base voluntaria lo mismo que la renuncia al poder.Los obispos dispuestos a reformar la Iglesia hablan hoy de la necesidad de la separación de poderes Pero los fieles frente al poder eclesiástico son simples destinatarios, objetos, no sujetos de derechos ante los cuales debería de legitimarse la acción de las autoridades de la Iglesia.
Bogner considera que la Iglesia se ha dotado de un orden jurídico que no se orienta hacia el valor y que ponga en primer plano la dignidad humana. En el mensaje evangélico y la pastoral es central la misma dignidad reconocida al hombre y a la mujer. Sin embargo esto no se refleja en el orden jurídico de la Iglesia.
«Una perspectiva eminemente teológica»
Cita a monseñor Heiner Wilmer, obispo de Hildesheim. Según este obispo la transmisión de la fe no es un gesto de sentido único parecido a echar agua en un vaso. El objeto que es la fe no existe aislado de la manera como se vive esa fe, individual y colectivamente y como es transmitida.Precisamente porque en la fe, forma y contenido están estrechamente ligados, hoy se revela indispensable una perspectiva jurídica y ética que cuestionen la legitimidad y la pertinencia de las actuales reglas de la Iglesia. "Se trata de una perspectiva eminentemente teológica" , piensa Daniel Bogner.
Si la Iglesia quiere analizar seriamente las causas sistémicas de los abusos, ha de pensar la cuestión de su constitución, como escribió en junio de 2019 en a revista «Esprit». Daniel Bogner aborda en dicho escrito la amplitud de los abusos sexuales en la Iglesia. Afirma que «ese desastre resulta de una indebida sacralización a lo largo de la historia multisecular de la autoridad, de las instituciones, de las funciones, que ha dado lugar a un cuerpo sagrado intocable, a un clericalismo asfixiante, y a un mundo clerical inasequible a cualquier crítica.
Abusos: «causas sistémicas»
Sobre los abusos sexuales y espirituales que han llevado a la Iglesia a profundo abismo, también hoy algunos obispos hablan de causas sistémicas. Lo increíble es que las revelaciones sobre abusos no se dan sólo en el margen de la comunidad católica sino "en el corazón del catolicismo europeo, considerado como espiritualmente ilustrado y sensible a la evolución de la sociedad".¿Cómo hemos llegado a una Iglesia tan sumamente tolerante con el abuso? se pregunta Daniel Bogner. El teólogo cuestiona el "clericalismo" y la "sacralidad" que rodea a ministerios y estructuras. Afirma que dicha sacralidad se ha ido depositando con el paso de los siglos, como la patina sobre un objeto cualquiera, de forma que lo exterior de la Iglesia, su apariencia y figura acaban por considerarse sacrosantas y objeto de veneración.
Una crisis que no es ni periférica ni marginal
La crisis abierta por abusos sexuales y espirituales no es ni periférica ni marginal. «No implica sólo a algunos cientos o miles de individuos "enfermos" o algunos obispos torpes que no supieron gestionar los problemas. Es efecto de un sistema que la ha permitido y seguirá haciéndolo si la Iglesia no es capaz de ir a la raíz de un mal que destruye antes de empezar el mensaje que pretende anunciar», escribe en «Esprit».No son tanto las prácticas de la Iglesia las que son cuestionables como la figura misma de la institución, «convertida en Palabra divina en la historiade». Estima que el ritual litúrgico conlleva una responsabilidad en el asunto «porque refuerza el carácter simbólico autorizado por esta sacralización de los ministerios».
Ciertos períodos de sacralización sirvieron para instaurar una institución impermeable a la crítica, y precoupada por evitar cualquier tipo de control externo del poder. Para algunos es impensable pretender fragmentar la soberanía de una institución cuyo poder no es más que una delegación y que no depende más que una única fuente, la autoridad de Cristo.
En la escuela de los pensadores de la libertad
«Pero si la Iglesia quiere de verdad convertirse ha de entrar e la escuela de los pensadores de la libertad (de conciencia), y también de los filósofos de la libertad política como Montesquieu, quien enseñó la separación de poderes. Daniel Bogner concluye citando al papa Francisco que dijo refiriéndose a la globalización: ‘Esta economía es mortífera' ¿Sabrá denunciar el clericalismo eclesial igualmente mortífero?Daniel Bogner acaba de publicar «Ihr macht uns die Kirche kaputt… doch wir lassen das nicht zu!«, Herder Verlag, Freiburg, 2019 (Estáis destruyendo la Iglesia… ¡pero no lo vamos a permitir!)
© Centre catholique des médias Cath-Info, 24.10.2019
Grabado en un glaciar de Alaska
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