MEDIA VOCACIÓN
¿O sea que te estás tragando la serie? aburrido has de estar para leer escritos sin fundamento.
En este blog hay elementos para la reflexión sacados de otras fuentes que no son el organizado balido nacional. Es evidente que la economía iba mal, que la cacareada recu son tiritas, que no se hizo pagar a los organizadores del desastre hace 12 años, que se les premió con dinero público que no piensan devolver porque nadie les va a obligar a hacerlo.
Es evidente que las condiciones laborales de los suertudos que tienen trabajo se han degradado. Y es evidente que no vamos a ser tú o yo, a no ser que estés a la cabeza de la lista Forbes, los que vamos a sacar nada en limpio de este encierro organizado.
Porque la serie de virus que saltan del animal al hombre dado que no se escuchan recomendaciones de la OMS puede no haber hecho más que empezar. Y porque cuando quieren nos meten a todos en casita y bajan los niveles de contaminación que podrían frenar el desastre planetario. Pero no lo hacen porque no les da la gana. También nos lo está demostrando esta situación de recorte de libertades que no se debería de convertir en normal.
Otros países Taiwan y Corea del Sur implementaron medidas cuando virus parientes de éste salieron de China en 2002 y 2013. En Europa no se hizo.
Por no hablar de que la finanza no puede seguir rodando como si tal cosa cuando todos estamos parados, hay quien dice que se deberían de cerrar las bolsas.
Siguen alimentando el pánico y la histeria de la población para hacernos tragar. Que digan por favor al lado de las cifra de fallecidos edades y patologías previas. ¿Son adolescentes de 12 años o jovenzuelos de 20?
Oscar Romero y la Iglesia militar
No pensaba que iba a salir od a relucir en este escrito, pero sale. Recuerdo que eran palabras fundacionales que los militares tenían la mitad de la vocación.
Por si inspira buenos pensamientos.
24 de marzo
de 2020 Peter Bürger
Hace 40 años fue asesinado en El Salvador el "Profeta de los pobres" – Entre sus
enemigos estaba el obispo castrense.
Desde una perspectiva
histórica, la "teología de la muerte" practicada en un sistema de iglesia para militares suena a
esencia de la blasfemia. Sus predicadores en la Alemania
de Hitler, en la España de Franco o en los más recientes regímenes militares
latinoamericanos legitimaron la violencia más descarada en "nombre de
Dios". Formaban parte de esos predicadores figuras
del tipo clerical fascista practicantes del
espíritu de una iglesia autoritaria.
En Argentina p.e, donde el catolicismo siempre ha
formado parte del “fetiche nacional”, muchos príncipes de la Iglesia se
exhibieron al lado de la dictadura al tiempo que perdían la brújula moral. Consideraban la cura de almas militar y
policial como santa tarea, y con su
bendición descargaban las conciencias de los torturadores. En el Chile de
Pinochet debido a una evolución histórica de la Iglesia más separada del Estado
la mayoría de los obispos se mostraron como un apoyo para los perseguidos por
la dictadura.
Así que
siempre hemos de andar mirando de cerca. Algunos cristianos se pavonean al lado
de los verdugos, celebran misas de campaña y otros caen bajo la guillotina.
El "pastor
de los pobres"
Al último
grupo pertenece el arzobispo salvadoreño Oscar Romero asesinado por un matón a
sueldo. Su historia ya la contamos aquí. ("Quien molesta, debe morir"). Los pistoleros a
sueldo del sistema habían matado hasta hasta marzo de 1980 a cientos de
cristianos y cristianas en su diócesis, entre ellos 5 curas.
En sus
sermones Romero exponía el motivo de esas muertes: Los pobres han apredido que
no tienen que aceptar la miseria como un suceso debido a la naturaleza. La
ínfima minoría de los ricos sólo podía seguir justificando sus privilegios
gracias a la compra de políticos y a un aparato de represión político y
militar. Por ello era tarea del obispo recoger
los cuerpos de los campesinos asesinados en sus parroquias.
Los pobres
de El Salvador había encargado a Romero convertirse en su voz. Y lo especial de
Romero no era su consagración episcopal sino su posición única dentro del
colegio episcopal. Todos los demás obispos estaban contra él además del nuncio Gerada.
En su
primera reunión en la primavera de 1979 con el recién elegido Papa Juan Pablo
II, éste a diferencia de su predecesor Pablo VI, lo hundió en la miseria
advirtiéndole sobre la posible “deriva comunista” de su actitud. Todo un grupo
de poderosos cardenales y arzobispo, entre ellos algunas figuras cuya
inmoralidad quedó demostrada, cómo podían hacer que la voz del incómodo obispo
de los pobres fuera inofensiva, es decir, como podían quitarlo de en medio.
… y un Superior con mitra de obispo
Entre los
perseguidores de Romero y la Iglesia de los
Pobres estaba José
Eduardo Álvarez, obispo de San Miguel. Desde 1968 Álvarez
era Vicario castrense por decisión del Vaticano.
Dado su alto
rango militar en los círculos eclesiásticos se le llamaba el "Jefe". A Alvarez le gustaba
lucir el uniforme de los asesinos. La llamada “santa Sede” por su parte no se
avergonzó de concluir un nuevo acuerdo en 1987 en el que los clérigos eran
incluidos en las filas del ejército.
Jon Sobrino, uno de los
asesores del asesinado Romero y miembro de la comunidad jesuita de San Salvador
casi completamente exterminada por los
militares en 1991, dijo una vez del vicario castrense Álvarez
que era "monstruo y bestia". Cuando un
sacerdote tan noble y reservado dice algo así, merece la pena investigar.
En 1972, el presidente Molina
llegó al poder mediante pucherazo electoral. El vicario
castrense militar Alvarez celebró una misa
de acción de gracias y como teólogo oficial del régimen aseguró en la homilía:
"Vemos la mano de Dios en este nombramiento. El presidente es la autoridad
por El designado. Toda autoridad proviene de Dios, y nosotros los católicos,
como Iglesia, estamos del lado de la autoridad que Dios nombra". Recordemos que los obispos alemanes dijeron algo muy parecido, con una
sola excepción, cuando Hitler llegó al poder. Después no hicieron mucho caso de los sacerdotes y laicos
asesinados por los nazis.
Consumado el fraude electoral
de 1972, el estudiante de teología Miguel Ventura le pidió a su pastor Álvarez
que consolara a las víctimas de la tortura militar del barrio pobre de El
Carmen. Sin embargo, el obispo militar respondió:
"Ellos se lo han buscado, tienen que pagar". Miguel
Ventura fue ordenado sacerdote en la diócesis de Álvarez y fue torturado por los militares.
El obispo no lo defendió y mostró en público su sabiduría
"teológica": "El padre Miguel fue torturado como persona y no
como sacerdote". Fue entonces cuando Romero, siempre calumniado por Álvarez, llamó a los
torturadores "agentes del diablo".
Oscar Romero se mantuvo
alejado de las celebraciones de toma de posesión del presidente Carlos Humberto
Romero el 1 de julio de 1977 debido a la persistente inacción del gobierno para
investigar el asesinato del padre Rutilio Grande SJ y otros dos miembros de su
comunidad. José Eduardo Álvarez participó ostentosamente en
las mismas y pronunció un sermón de agradecimiento impreso en el periódico de
la diócesis:
“Dejando aparte la política ... El obispo Barrera de Santa Ana y yo, su obispo de San Miguel y vicario castrense, asistimos a esta ceremonia. - No hay iglesia perseguida. Solo hijos de la Iglesia que ... han perdido el rumbo y están fuera de la ley.”
José Eduardo
Alvarez
En julio de
1977 Oscar Romero comunicó a Roma que el vicario castrense era conocido por su amistad
con el gobierno y las capas acomodadas de El Salvador: “Entre los creyentes de
su diócesis goza de pocas simpatías por su preferencia por el gobierno y el
militarismo."
Álvarez
participó en todas las campañas contra el obispo de la capital. Los agentes
de pastoral que se ocupaban de los pobres fueron tachados de comunistas y abrió
la veda para que las fuerzas de seguridad fueran a por ellos.
Cuando el obispo militar Álvarez, el peor colaborador del régimen asesino, fue elegido presidente de la conferencia episcopal salvadoreña el 19 de noviembre de 1979, el comentarista de la radio de la iglesia YSAX apenas pudo ocultar su horror.
Atención pastoral de Romero a los soldados: llamada a
la insurrección
Por su parte Oscar Romero se
convirtió en el abogado de la mayoría de la población sumida en la pobreza y
acosada por el personal militar. En su anotación en el
diario del 13 de abril de 1979, se queja de que una banda militar de las
unidades represivas hubiera participado en una procesión.
El 7 de septiembre
de 1979 Romero anota en su diario su respuesta a una hipócrita oferta de
protección por parte de los militares:
“No puedo
aceptar la oferta de protección porque quiero vivir el mismo riesgo que vive el
pueblo, sería un contra testimonio como pastor si quisiera vivir en seguridad
mientras mi pueblo está en la mayor inseguridad. Por eso pedí…más protección en
ciertas zonas en las que las operaciones militares están causando mucho
derramamiento de sangre.”
Oscar Romero
Con su
protesta por la entrega de armas de EEUU al régimen salvadoreño, el Arzobispo
de San Salvador quería evitar que muchos de los compatriotas se convirtieran en
asesinos de sus semejantes.
Oscar Romero
nunca negó su ayuda espiritual a los soldados. Miembros de las unidades
militares le escribieron una carta diciéndole que provenían de las clases más
pobres, que apenas podían ganarse la vida y que se les enviaba a sus propios
pueblos para matar a su propia gente. Romero leyó la carta el domingo en el
sermón que pronunció en la catedral sin el nombre del remitente, y exigió que
se tomaran medidas para evitar lo que allí se decía.
El peor
crimen, fue que el obispo de San Salvador ejerció su cuidado pastoral de
almas dependiente del gobierno en el sentido de Jesús de Nazaret exhortando a
los soldados a no obedecer órdenes. El 23 de marzo de 1980 dijo en su sermón:
“Hermanos,
pertenecéis a nuestro pueblo. Estáis matando a vuestros propios hermanos
campesinos. Cuando a un hombre se le ordena matar es hora de que prevalezca el
mandato de Dios: no matarás. Ningún soldado está obligado a obedecer una orden
que va contra la ley de Dios. Una ley inmoral no obliga a nadie. Es tiempo de
que oigáis la voz de vuestra propia conciencia […] En nombre de Dios y en
nombre del pueblo que sufre y cuyos lamentos suben día tras día al cielo, os suplico
y os pido, os ordeno que dejéis la represión.”
Oscar Romero
Al día
siguiente, una bala mortal golpeó al "Profeta de los pobres". Había deseado con fuerza no convertirse en mártir: "No quiero morir
ahora. ¡Nunca he amado tanto la vida! ... Necesito un poco más de tiempo".
Los obispos militares siguieron su propio camino tras el asesinato de Romero. El arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, nombrado por el Vaticano en 1995, también fue Administrador Apostólico del Ordinario Militar de El Salvador de 1993 a 1997. La Iglesia de los Pobres literalmente huyó a los sótanos durante su mandato.
Un obispo castrense alemán y un abusador sexual con
capelo cardenalicio tuvieron su papel
El obispo militar alemán y pastor de Essen, Franz Hengsbach (1910-1991),
a quien considero un protector de los delincuentes pedófilos debido a sus perezosas investigaciones al respecto en
la diócesis , participó en la campaña contra la Iglesia de los Pobres en América
Latina desde 1975. Trabajó mano a mano con el obispo
colombiano Alfonso López Trujillo, quien, como él mismo, fue recompensado con
el capelo cardenalicio por sus servicios
en contra del comunismo.
Trujillo ocupó repetidamente los titulares de la prensa como el principal ideólogo del Vaticano a favor de la familia y, por supuesto, también participó en la campaña histérica de Joseph Ratzinger contra las "personas homosexuales", los condones, etc.
Quienes tenían amigos como el
obispo militar Franz Hengsbach deberían ser examinados un poco más en detalle
por los actuales historiadores de la iglesia. Porque
desde finales de 2019, el público mundial ha podido leer las entrevistas a Frédéric Martel por sus investigaciones, de
las que surge una nueva imagen del correcto y limpio cardenal Alfonso López Trujillo, que amaba el lujo como
si viviera en el Renacimiento y ofrecía su anillo de obispo para ser besado por
los fieles.Y que estuvo en Torreciudad en la Jornada Mundial de la Familia en 1995.
Ya como pastor de la diócesis de Medellín, según testigos presenciales, recibía a jóvenes estudiantes de teología con los que mantenía relaciones sexuales (apenas voluntarias) en un segundo hogar secreto, y por lo demás también se relacionaba con prostitutas procedentes de familias pobres, a quienes y antes y después del exiguo pago trataba con violencia.
En la Conferencia Episcopal Latinoamericana
en Puebla en 1979, Alfonso López Trujillo quiso hacer invisible a Romero. Hasta el momento de su muerte, perteneció
a los gobernantes de la iglesia que persiguieron a Romero de una manera
particularmente cruda incluso después de su asesinato y, presumiblemente fue la
figura clave en los bloqueos que durante años impidieron la beatificación de
Romero por el Vaticano.
¿Cuándo terminará la vergüenza de la pastoral castrense por parte de la Iglesia estatal?
El sistema
de una iglesia militar sigue trayendo la vergüenza a la iglesia hasta el día de
hoy. El obispo militar estadounidense de alto rango y cardenal favorito de Pacelli,
Francis Spellman, presumiblemente personalidad fácilmente chantajeable debido a
la homosexualidad, intentó con cierto éxito en el Concilio Vaticano II que no
se condenara la maldita bomba atómica.
En Alemania, el complejo de la iglesia militar logró recientemente evitar que el Sínodo evangélico llamara pecado a la producción y posesión de armas nucleares en fidelidad a la confesión cristiana a finales de 2019.
Mientras tanto, los obispos católicos en Alemania guardan silencio cuando las doctrinas militares son promovidas de nuevo con agresividad en favor de los intereses económicos y de poder nacionales y alemanes.
¿Cuándo terminará definitivamente la capellanía de la iglesia militar organizada por la iglesia para ser sustituida por una pastoral independiente para los soldados fuera o dentro del cuartel? ¡San Oscar Romero, ayuda al cristianismo!
Dos nuevos libros añaden información sobre la persecución de Romero dentro de la iglesia: <Peter Bürger: Oscar Romero, die synodale Kirche und Abgründe des Klerikalismus. Zum 40. Todestag des Lebenszeugen aus El Salvador. Norderstedt: BoD 2020. (ISBN: 9783750493773)
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