PREGUNTAS DE TEÓLOGO
Baselga no para
lbry://@catarsisman#6/t_video5834427293082060975#6, con un altavoz ante tele5 llamándoles terroristas. "Viva el orgullo gay, mueran misas y procesiones".
Ingeniería social, significa que nos tratan como a moutons: podemos comer, descomer, dormir, ir a trabajar y todo lo demás es contagioso. Menos comprar por Internet o en grandes superficies.
Lo no posible es pensar que quizás haya alguna que otra incoherencia, que quizá la forma de actuar hace que no te mate el virus pero te mate la desesperación, el no contacto humano, la vida estabulada, sin fiestas ni celebraciones y prohibido ver la cara de los demás ni que vean la tuya. Agresión a nuestra humanidad. Otro año sin procesionar. Ni una ni media queja.Si actuamos como g es porque lo somos. Nos lo hemos creído. La tele en vena tiene estos efectos. Desmovilización y que hagan conmigo lo que quieran. Es cómodo pero lo acabaremos pagando caro.
Lo que nos hacían con 15 años: meter miedo para que entres por el aro, exactamente lo mismo. "Si tienes miedo es señal de que tienes vocación".
Hoy en adultos el efecto es parálisis del pensamiento, angustia, falta de reacción y obediencia ciega. Técnicas de campo de concent. para despersonalizar, conformizar, clonarnos e inmovilizarnos.
La cultura prohibida, fuera la creación de lazos solidarios.
El 23 de enero de 1959 Juan XXIII convocó el concilio Vaticano II. El founder en cuanto se enteró pidió que todos "rezaran por el feliz éxito de esa gran iniciativa que es el Concilio Ecuménico". La presencia de Tardini como secretario de Estado tranquilizó durante los preparativos pero su fallecimiento en 1961 los intranquilizó.
El Concilio reunió a más de 2000 obispos católicos. Los documentos redactados enre 1962 y 65 marcaron una liberalización que se llamó aggiornamento, puesta al día en asuntos como la tolerancia religiosa, la relación entre la Iglesia y el mundo, las estructuras de la Iglesia...etc. El concilio destacó el papel que debían jugar los laicos.
La muerte del Papa en junio del 63, entre la primera y la segunda sesión del concilio no fue un obstáculo, el cardenal de Milán, Montini, fue elegido papa como Pablo VI.
El founder no se alegró de esta elección. Según Pérez Tenessa, nume dirigente entonces: "E. puso verde a Montini, acusándole de masón y otras lindezas. Estaba muy excitado y previno que todos los que habían cooperado en esta elección se candidato en la persona de Antoniutti. Sobre Pablo VI, E. dijo cosas semejantes a las que había dicho de Pío XII: A ver si de una vez nos deja en paz y Dios nuestro Señor en su infinita misericordia, se lo lleva al cielo." y si a Juan XXIII lo consideraba un patán a Pablo VI lo trataba de "jesuitón".
El nuevo Papa estaba al corriente de la situación de OD y conocía a E. desde 1946 cuando llegó a Roma, porque se ocupaba de los Asuntos Ordinarios de la Secretaría de Estado. Juan XXIII lo haría cardenal y tras el cónclave rápido llegó a Papa.
Cuando era arzobispo de Milán envió un telegrama al gobierno español pidiendo clemencia para estudiantes y trabajadores condenados por la Dictadura, por un gobierno de supers y numes. El texto precisaba que se pedía clemencia "a fin de salvar vidas humanas y dejar claro que en un país católico el orden público puede ser defendido de manera diferente y con principios cristianos". El cardenal arzobispo recibió una respuesta grosera del gobierno, había sido crédulo, le habían manipulado. Pero fue escuchado, no hubo condenas a muerte y al tiempo se ganó el odio generalizado de todos los franquistas acérrimos que lo llamaron "comunista" y "masón".
El founder aceptaba la jerarquía de la Iglesia "a pesar de los pesares". Su rechazo era grande para cualquier medida o actitud que no favoreciese su obra, era "oposición al avance del OD".
E. llegó a mantener una confrontación creciente con los 2 papas patrocinadores del concilio, acontecimiento terremoto para la Iglesia y para od. Consideraba que el diablo se había instalado a la cabeza de la Iglesia. Él se creía diferente, "somos ese resto de Israel, elegido por Dios para iniciar la conversión."
Por otra parte, su protagonismo era imperativo y no podía soportar que la jerarquía de la Iglesia les relegase. El founder no participó en ninguna de las comisiones conciliares, no era obispo, no fue invitado como consultor. Era extraño y paradójico que el primero de los institutos seculares y más grande no fuera tenido en cuenta.
En cambio varios opus como Portillo, Albareda, Canals, Fuenmayor, Herranz figuraban en comisiones como la de religiosos o la disciplina del clero. Hubo 2 obispos numes, Orbegozo y Lucho Sánchez Moreno que fueron padres conciliares peruanos.
El cardenal protector Ciriaci no daba la talla deseada por el founder. Buscó apoyo en Angelo Dell'Acqua, que era sustituto en la Secretaría de Estado, además de Antoniutti, prefecto de la congregación de Religiosos. Quiso que dell'Acqua jugara el papel de Tardini en el pasado sin lograrlo.
En 1963 entre ambas sesiones plenarias, hubo una primavera conciliar protagonizada por católicos progresistas que acumularon pruebas para arremeter contra el "opus dei":
Hans Urs von Balthasar (1905-1988)
El 23 de noviembre de ese año sufrieron el mayor ataque, creo que jamás repetido, por parte del teólogo jesuita suizo Hans Urs von Balthasar en Neue Zürcher Nachrichten . Dos artículos bajo el título Integralismus, donde se afirmaba:
"La más fuerte manifestación integrista de poder en la Iglesia es, sin duda, el od, de origen español (...) tiene gran número de cátedras universitarias en España y recientemente ha abierto una universidad propia en Pamplona, está íntimamente ligada con el régimen de Franco, posee altos puestos en el gobierno, bancos, editoriales, revistas, periódicos (...) la pertenencia al od está concebida de una manera múltiple y complicada: desde unos amplios círculos exteriores, hasta grupos íntimos, secretos, células". Y von Balthasar añadía: "Es innegable que el hecho de la fundación del od está marcado por el franquismo: ésta es la ley en la que ha sido formado."
La reacción no se hizo esperar, von Balthasar recibió un aluvión de cartas, en defensa de la o. Recibió también emisarios oficiosos, así como de personas que iban a verle "por propia iniciativa" para convencerle de su error. El contraataque oficial llegó de España, firmado por John F. Coverdale, en la revista Nuestro Tiempo, órgano del od. Sobre su autor, José Luis L. Aranguren decía "no sabemos si se trata de un seudónimo o si es el nombre de un ultra que, como otras categorías de ultras, parecen haber encontrado su paraíso terrestre en España".
Uno de los numerosos metecos de segunda fila de los que gustaba rodearse el od aquel personaje de J.F.Coverdale, que figuraba como "economista americano" en las publicaciones od, que se escondía detrás del seudónimo era en realidad un profesor de la uni de Navarra.
La Secretaría general del od reaccionó enviando al periódico 11 puntos resumen de la argumentación de siempre. En el área germánica un tal Peter Blank que se presentaba como miembro, era reveladora. Tenía la certeza "de que Urs Von Balthasar escribe sirviendo intereses de terceros".
Y añadía: "Existen pruebas escritas en donde se confirma que las mismas personas que le han proporcionado a Urs Von Balthasar la oportunidad de denigrar al od, enseguida lo han felicitado por la dureza de su ataque."
El teólogo suizo respondió el 12 de abril de 1964: "Conciliadoras preguntas al OD", se dirigía "a sus queridos hermanos y amigos del od: Vosotros habéis respondido con indignación a mi artículo, donde se os acusaba de integrismo -escribió UvB-, pero debo deciros que ninguna de vuestras cartas responde realmente a la pregunta que yo hacía, ¿en qué consiste vuestra espiritualidad? Y sin embargo, cuán terriblemente importante resulta contestar en la actualidad a la misma, dado que una nueva forma de vida de "comunidad universal" ha sido reconocida y autorizada por la Iglesia, una forma de vida que ha de servir de ejemplo al mundo en asociar lo que parecía inconciliable, ser totalmente espiritual y totalmente del mundo, vivir ante la Iglesia y ante el mundo los consejos evangélicos y estar totalmente orientado hacia el mundo. Vosotros representéis el mayor de estos Institutos. Por ello, las miradas convergen sobre vosotros".
"Nada puede objetarse a que tenéis mucho poder, mucho dinero, muchos puestos en el ámbito de la política y de la cultura, que abiertamente buscáis estos puestos clave, desde los que se puede ejercer un amplio control sobre el mundo moderno y la Iglesia, dirigiendo, de esta forma, de acuerdo con planes propios; que utilizáis una táctica sabia y discreta, para llegar lo antes posible y de forma directa a estos puestos. El poder en sí no es nada malo. La única pregunta importante es: ¿para qué lo queréis?. ¿qué es lo que hacéis con él?, ¿qué espíritu pensáis difundir en estos medios?"
"Preguntas y más preguntas y dificultades que debemos resolver en común. Y tentaciones a las que estamos expuestos todos constantemente y hoy más que nunca y de las que hemos de defendernos. ¿por qué no intercambiar abiertamente sus experiencias? ¿Confesar los fracasos para poder participar en los éxitos del hermano y en sus experiencias?"
Propuesta generosa y de paz, contrastar opiniones sin sobrepasar el marco católico. Pero no hubo respuesta por parte del founder. La polémica terminó por otras causas, E. señaló: "la persecución arrecia". Tenían otros problemas que debatir con el teólogo suizo.
Si od no estuvo en las sesiones conciliares, Jean Bécarud señala que "todo hace pensar que por el contrario se habían elevado voces para señalar que bastantes aspectos de la doctrina escrivariana parecían poco compatibles con algunas posiciones del concilio relativas, p.e., a la libertad religiosa". La santa coacción encajaba mal con las exigencias conciliares.
En el Vaticano se habían recibido quejas por señalar los compromisos del od en los negocios financieros. Informes de personalidades de la Iglesia española señalaban "la actividad de caracterizados eclesiásticos y seglares que con determinadas actuaciones ponen en peligro el prestigio y pacífica actuación futura de la Iglesia". Uno de los autores era Manuel Giménez Fernández, catedrático de derecho canónico de la u. de Sevilla, líder de una rama de la Democracia Cristiana, ex ministro de Agricultura durante la 2ª república.
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