IGLESIA TRIUNFANTE
A la salsa rosa se le añade la pedofilia, el abogado Morad El Hattab, perseguidor de pedofilia, acusa a la presidenta francesa consorte, de un delito contra el código penal art 227 que conlleva 5 años de cárcel y multa 75 000 euros. No hay elementos "inocentes" en la propaganda que padecemos.
Cuando ella, profe de teatro en el cole de SJ lo conoció (1992), tenía 39 años, y él 14. Manu no cumple hasta diciembre.En este libro se dice que no son 20 años de diferencia como se ha hecho creer sino 25. Se casaron tras el divorcio de su primer matrimonio de ella, en 2007. Pero no me queda claro si es padre o madre de los 3 hijos (Sébastien, Laurence, Tiphaine) ...porque no hay fotos de ella embarazada.
Laurence, la de en medio, estaba en la misma clase que el que sería a día de hoy marido de su madre. André Louis Auzière, supuesto primer marido del que no hay ninguna foto por ningún lado, murió en diciembre de 2019, en la más estricta intimidad: el público se enteró de esa muerte en octubre de 2020. Más vale no profundizar.
Bueno sí, la tesis es que nunca existió, y que los 3 hijos son hijos de ella cuando era Jean Michel y de Catherine, ahora casada con un Auzière. André Louis no existe.
La periodista que sacó el caso recibió la visita de la gendarmería en su casa. La llevaron a comisaría y 4 horas de interrogatorio y humillación. Le pidieron la lista de periodistas a los que había comunicado su descubrimiento, le quitaron el móvil.
La reacción del Estado es lo que hace creíbles las revelaciones.
Ya hay dos denuncias pero no por el fondo del asunto "me llamas trans y no lo soy", sino por meterse en la intimidad de los 4 (Attente à la vie privée): Jean Michel, Brigitte y el matrimonio Auzière. Y la otra por difamación, ley de prensa de 1881, por haber dicho que Catherine Audois tiene una doble vida, no la presenta Brigitte. Es un apaño para que parezca lo que no es: que han difamado y se las condena. Pero no es Brigitte sino la otra, su primera mujer, la difamada según la denuncia.
Antes de que saliera el asunto, el ayuntamiento de Amiens no tenía partida de nacimiento de Jean Michel T, está la respuesta negativa a un periodista del ayuntamiento. Tras el escándalo, ya tienen el acta.
En Díaz Plaja, La vida cotidiana en la España de la guerra civil, he encontrado un párrafo que lo traigo por Navarra:
Fernando Díaz Plaja
Si ha habido una época triunfal para la Iglesia fue en la España nacional. Por vez primera desde el tiempo de los Austrias, la religión católica volvió a ser autoridad y guía de los españoles; sus encíclicas y homilías tenían valor casi de ley, sus autoridades eran invitadas a todas las ceremonias oficiales ocupando un lugar preferente junto a las del Estado; en las escuelas se daba importancia grande a la oración diaria, y en el instituto y la universidad se prohibía cualquier texto que inspirase la menor duda sobre la certeza del dogma católico: la ropa permitida en la calle o en la playa era la que dictaba la severa moral cristiana.
En el ejército, junto a los soldados, actuaban los curas castrenses. Si los comisarios políticos de las fuerzas armadas republicanas mantenían una vigilancia constante sobre el pensamiento de algunos soldados poco fiables desde el punto de vista antifascista, los sacerdotes encuadrados en las tropas franquistas atendían al espíritu de oficiales y soldados, confesándoles, dándoles la comunión y cuidando de que sus lecturas y conversaciones no llegaran a la blasfemia, algo castigado igualmente en la legislación del Estado Nacional con severas pequeñas económicas y aún con la cárcel. A sus expensas lo supo un ciudadano del Madrid conquistado acostumbrado al tiempo rojo que vió cómo un descuido verbal le costaba una multa de 500 pts en un momento en que una noche en la mejor habitación del Ritz de la misma ciudad valía 30 pts.
Este apoyo espiritual al soldado llegaba al trance de animarle cuando sentía algún reparo espiritual en matar al enemigo en la trinchera de enfrente, o lo que era mucho más común, al tener que participar en un pelotón de fusilamiento. Como cuenta alguien que estuvo todo el tiempo en zona franquista.
Ese esfuerzo de convicción tenía diversos grados de dificultad según el ambiente que se respirase en la vida civil anterior a la guerra. Para las juventudes navarras, de honda raíz católica familiar, era fácil entender que había que matar al mayor número de rojos enemigos de Dios y de la patria; así, después de ponerse a bien con el Supremo Hacedor, saltaban de las trincheras con un ímpetu que asombraba a los enemigos. Como dijo Indalecio Prieto, líder socialista: "Lo que más temo en el mundo es un requeté recién comulgado."
La creencia en un Dios que dominaba la vida y la muerte llevó a esos mismos soldados a una deducción clara. Dado que Jesús había prometido a la monja Teresita que quien comulgara nueve primeros viernes de mes no moriría en pecado mortal, los requetés que se enteraban a través de Radio Macuto de una ofensiva inminente se iban a un burdel la noche antes y, sin confesar luego, partían hacia el frente seguros de que, aunque cayeran en el ataque, no serían condenados a las penas del infierno".
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