Cambiar de camisa
A propósito del rejalgar prometido al que se va a mí que me apasiona la naturaleza creo que hay una gran enseñanza para los que nos hemos ido en la foto que he encontrado hoy. Es la "camisa vieja" de una serpiente que como dice el comentario del que la colgó en internet, la serpiente abandonó para hacerse más grande.
Habría mucho que decir sobre ese tema. Yo no creo que sea cuestión de teorías. Todo eso está muy bien pero lo fundamental es que hay que tomar decisiones drásticas, sin miedo al futuro. Pienso que es esencial cortar cualquier relación con ellos, de cerca o de lejos. De ese modo de la manera más natural, sin que uno se dé casi cuenta van cayendo los esquemas opus que grabaron e incluso cincelaron en nuestra psique.
Reaprendes a vivir, a mirar a la gente que de verdad es gente normal, sin complejos de superioridad. La gente de la calle que lucha por lo suyo, su trabajo, sus hijos.... ¡si supieran tantas personas que me rodean lo que a mí me ha ayudado mirarlas vivir! ver las pequeñas luchas cotidianas por la educación de los hijos por ejemplo, o la panadera del barrio que tiene que mantener la clientela y convencerte de que le compres unas madalenas... Las tonterías de la vida cotidiana que no son tonterías, es una lucha real de personas que tienen problemas reales. A mí eso me ha hecho desprenderme como la serpiente de la foto de las ortopedias opusianas más falsas que Judas. Sobre todo de la ortopedia de creerse mejor que nadie, y con la antorcha en la mano iluminando a la humanidad, que ese es el complejo principal. Pues no señor, resulta que te das cuenta que cualquier ser humano que pisa este mundo por muy humilde que sea en la sociedad, por muy inculto, por muy ignorante si uno sabe mirar te puede dar una lección de vida.
También la naturaleza con su belleza, su grandeza, personalmente me da mucha paz. La montaña que tanto me gusta sacar en foto es el mejor templo, yo siento como creyente que hay algo grande y magnífico en ella. Algo que existe desde millones de años antes que cualquier ser humano y que seguirá ahí tan majestuoso cuando nos hayamos ido y nadie se acuerde de nosotros.
Tras el opus yo diría y me gustaría se me entendiera hay que reconectar con la tierra, con el suelo y la raíz que es de donde viene la vida. Los animales que van a cuatro patas tienen mayor superficie de contacto con el suelo, los humanos con nuestra mente "voladora" tendemos a perdernos en ensoñaciones. Esto más o menos lo saqué de la psicología Gestalt. Y en el opus hemos estado en un mundo fantástico que se nos ha hecho trizas. Aceptémoslo y miremos la vida sin miedo.
Pero todo este crecimiento, cambiar de camisa para ser más grande, es imposible si se sigue manteniendo el contacto con la fuente del sufrimiento, el opus. Es preciso cortar el cordón umbilical con todo lo que huela a ellos. Yo fui a denunciar a una numeraria que no dejaba de llamarme al móvil. Me cambié de móvil incluso. Y no he consentido a nadie opusiano que se me acerque a saludar como si tal cosa, haciéndose el tonto. No. Eso terminó. No los escucho, no existen para mí. No me pongo a dialogar con ellos. Si hace falta levantarse de un lugar porque te hacen una encerrona se levanta uno. Dignidad ante todo. No más humillaciones, no más manipulaciones. No consiento que nadie y mucho menos ellos se entrometa en mi espacio vital.
No son lecturas lo que se necesita sino decisiones serias de vida.
Ana Azanza
Habría mucho que decir sobre ese tema. Yo no creo que sea cuestión de teorías. Todo eso está muy bien pero lo fundamental es que hay que tomar decisiones drásticas, sin miedo al futuro. Pienso que es esencial cortar cualquier relación con ellos, de cerca o de lejos. De ese modo de la manera más natural, sin que uno se dé casi cuenta van cayendo los esquemas opus que grabaron e incluso cincelaron en nuestra psique.
Reaprendes a vivir, a mirar a la gente que de verdad es gente normal, sin complejos de superioridad. La gente de la calle que lucha por lo suyo, su trabajo, sus hijos.... ¡si supieran tantas personas que me rodean lo que a mí me ha ayudado mirarlas vivir! ver las pequeñas luchas cotidianas por la educación de los hijos por ejemplo, o la panadera del barrio que tiene que mantener la clientela y convencerte de que le compres unas madalenas... Las tonterías de la vida cotidiana que no son tonterías, es una lucha real de personas que tienen problemas reales. A mí eso me ha hecho desprenderme como la serpiente de la foto de las ortopedias opusianas más falsas que Judas. Sobre todo de la ortopedia de creerse mejor que nadie, y con la antorcha en la mano iluminando a la humanidad, que ese es el complejo principal. Pues no señor, resulta que te das cuenta que cualquier ser humano que pisa este mundo por muy humilde que sea en la sociedad, por muy inculto, por muy ignorante si uno sabe mirar te puede dar una lección de vida.
También la naturaleza con su belleza, su grandeza, personalmente me da mucha paz. La montaña que tanto me gusta sacar en foto es el mejor templo, yo siento como creyente que hay algo grande y magnífico en ella. Algo que existe desde millones de años antes que cualquier ser humano y que seguirá ahí tan majestuoso cuando nos hayamos ido y nadie se acuerde de nosotros.
Tras el opus yo diría y me gustaría se me entendiera hay que reconectar con la tierra, con el suelo y la raíz que es de donde viene la vida. Los animales que van a cuatro patas tienen mayor superficie de contacto con el suelo, los humanos con nuestra mente "voladora" tendemos a perdernos en ensoñaciones. Esto más o menos lo saqué de la psicología Gestalt. Y en el opus hemos estado en un mundo fantástico que se nos ha hecho trizas. Aceptémoslo y miremos la vida sin miedo.
Pero todo este crecimiento, cambiar de camisa para ser más grande, es imposible si se sigue manteniendo el contacto con la fuente del sufrimiento, el opus. Es preciso cortar el cordón umbilical con todo lo que huela a ellos. Yo fui a denunciar a una numeraria que no dejaba de llamarme al móvil. Me cambié de móvil incluso. Y no he consentido a nadie opusiano que se me acerque a saludar como si tal cosa, haciéndose el tonto. No. Eso terminó. No los escucho, no existen para mí. No me pongo a dialogar con ellos. Si hace falta levantarse de un lugar porque te hacen una encerrona se levanta uno. Dignidad ante todo. No más humillaciones, no más manipulaciones. No consiento que nadie y mucho menos ellos se entrometa en mi espacio vital.
No son lecturas lo que se necesita sino decisiones serias de vida.
Ana Azanza
Comentarios
Éste es uno de los artículos más bonitos que has escrito, porque ahi hablas de lo que te hace vivir.
Ésto sí que me gusta.
Un saludo.