iglesia de San Andrés, Villanueva del Arzobispo
Recomiendo en este año nuevo el libro de Salvador Compán, Jaén la frontera insomne. Es cierto que muchos jienenses al contrario que pasa en otras partes de España, son demasiado críticos con Jaén. Esta obra resalta los valores de esta tierra, medio andaluza medio castellana, a menudo preterida y despreciada.
He visto en una hoja parroquial unas palabras de Jutta Burgraff, numeraria. Claro que en la hoja no explicitan que la firmante pertenece al opus. Habla de la libertad de conciencia, de dejar entrar a Dios en el alma. Los opus se han olvidado de aquella enseñanza de San Agustín, Dios es más íntimo a mí que yo mismo. Por tanto no está fuera sino dentro de uno. Es una pista más para que nos demos cuenta de que los opus se ponen a sí mismos en el lugar de Dios, y obedecerles es obedecer a Dios.
Sigue hablándose de la familia cristiana y las "amenazas" que se ciernen sobre ella. Que le pregunten a la ex supernumeraria Veronique Dubrogel quien destrozó su familia. Que me pregunten a mí y a tanta gente que debe de agradecerle al opus dei las riñas familiares, los tiras y afloja por una herencia, el desgarrón de perder un hijo adolescente por haber sido abducido mental y vitalmente por los opusianos.
Son las paradojas opus, necesitan familias tradicionales, estilo antiguo régimen, bien "catho" como dicen los franceses, para de ahí sacar su carne de cañón. Niñas y niños educados en un ambiente adecuado, de buenas costumbres, cuanta más inocencia y desconocimiento del mundo mejor.
En España cada uno puede tener el tipo de familia que quiera salvo si vienen los opus a decirte que Dios te ha escogido. Como piques el anzuelo te quedas sin familia.
Primero porque sutilmente te van apartando del nido familiar, sin darte cuenta empiezas a pasar más tiempo en el club que con tus padres. El lavado de cerebro consiste en que todo lo que no sea rezar, hacer apostolado o asistir a una de sus charlas es perder el tiempo.
En una familia de verdad se quiere a cada uno como es. En el opus hay que pasar por una especie de clonación, dejar tus sentimientos atrás. No escoges con quien vives, tampoco quienes son tus amistades. Por decreto tienes que entenderte y hacer tus confidencias con la directora y el cura que ellos te dicen.
Donde hay amor tiene que haber necesariamente un ejercicio de tolerancia que nazca de dentro. En el opus te enseñan a tragar carros y carretas, pero eso no es recíproco. No hay simetría. Nunca dan la cara por tí en caso de necesitarlo. Porque en el fondo como individuo no vales nada, sólo vales como miembro del todo.
Se hartan de hablar de vida de familia, pero las tertulias son reuniones muy ortopédicas, donde la espontaneidad está mal vista. Algo programado que empieza a las tres y termina a las tres y media. En las familias de verdad no se tienen esas rigideces para hablar con una madre o un hermano.
Te enseñan a ofrecer lo que más te cueste por "el Padre" que vive a miles de kilómetros de distancia, al que nunca ves ni tocas, ni oyes, ni sabes como es. No es un verdadero padre. Hay una confusión de términos voluntariamente buscada. Yo escribí muchas cartas a Roma durante mi vida como numeraria, hubo una época en que lo hacía mensualmente, y estaba convencida de que el Padre las leía. Jamás obtuve una sola contestación personal de su puño y letra. Nunca. Jamás tuve acceso a él para presentarle mis quejas. Como mucho venían "emisarias". Numerarias que me escribieron desde Roma "de parte del Padre" o directoras que me hablaban también "de parte del Padre". Todo un invento y una mentira porque de lo que se trataba era de tenerme controlada y engañada.
Lo que de verdad lamento de todo eso es que el tiempo que pasé engañada me alejó sin remedio de mis verdaderos padres, de mi familia que con todos sus defectos, y su falta de "tono humano" ¡vaya una cursilada!, era la auténtica.
Así que si Rouco quiere proteger a las familias cristianas que mire donde de veras están sus enemigos.
Ana Azanza
He visto en una hoja parroquial unas palabras de Jutta Burgraff, numeraria. Claro que en la hoja no explicitan que la firmante pertenece al opus. Habla de la libertad de conciencia, de dejar entrar a Dios en el alma. Los opus se han olvidado de aquella enseñanza de San Agustín, Dios es más íntimo a mí que yo mismo. Por tanto no está fuera sino dentro de uno. Es una pista más para que nos demos cuenta de que los opus se ponen a sí mismos en el lugar de Dios, y obedecerles es obedecer a Dios.
Sigue hablándose de la familia cristiana y las "amenazas" que se ciernen sobre ella. Que le pregunten a la ex supernumeraria Veronique Dubrogel quien destrozó su familia. Que me pregunten a mí y a tanta gente que debe de agradecerle al opus dei las riñas familiares, los tiras y afloja por una herencia, el desgarrón de perder un hijo adolescente por haber sido abducido mental y vitalmente por los opusianos.
Son las paradojas opus, necesitan familias tradicionales, estilo antiguo régimen, bien "catho" como dicen los franceses, para de ahí sacar su carne de cañón. Niñas y niños educados en un ambiente adecuado, de buenas costumbres, cuanta más inocencia y desconocimiento del mundo mejor.
En España cada uno puede tener el tipo de familia que quiera salvo si vienen los opus a decirte que Dios te ha escogido. Como piques el anzuelo te quedas sin familia.
Primero porque sutilmente te van apartando del nido familiar, sin darte cuenta empiezas a pasar más tiempo en el club que con tus padres. El lavado de cerebro consiste en que todo lo que no sea rezar, hacer apostolado o asistir a una de sus charlas es perder el tiempo.
En una familia de verdad se quiere a cada uno como es. En el opus hay que pasar por una especie de clonación, dejar tus sentimientos atrás. No escoges con quien vives, tampoco quienes son tus amistades. Por decreto tienes que entenderte y hacer tus confidencias con la directora y el cura que ellos te dicen.
Donde hay amor tiene que haber necesariamente un ejercicio de tolerancia que nazca de dentro. En el opus te enseñan a tragar carros y carretas, pero eso no es recíproco. No hay simetría. Nunca dan la cara por tí en caso de necesitarlo. Porque en el fondo como individuo no vales nada, sólo vales como miembro del todo.
Se hartan de hablar de vida de familia, pero las tertulias son reuniones muy ortopédicas, donde la espontaneidad está mal vista. Algo programado que empieza a las tres y termina a las tres y media. En las familias de verdad no se tienen esas rigideces para hablar con una madre o un hermano.
Te enseñan a ofrecer lo que más te cueste por "el Padre" que vive a miles de kilómetros de distancia, al que nunca ves ni tocas, ni oyes, ni sabes como es. No es un verdadero padre. Hay una confusión de términos voluntariamente buscada. Yo escribí muchas cartas a Roma durante mi vida como numeraria, hubo una época en que lo hacía mensualmente, y estaba convencida de que el Padre las leía. Jamás obtuve una sola contestación personal de su puño y letra. Nunca. Jamás tuve acceso a él para presentarle mis quejas. Como mucho venían "emisarias". Numerarias que me escribieron desde Roma "de parte del Padre" o directoras que me hablaban también "de parte del Padre". Todo un invento y una mentira porque de lo que se trataba era de tenerme controlada y engañada.
Lo que de verdad lamento de todo eso es que el tiempo que pasé engañada me alejó sin remedio de mis verdaderos padres, de mi familia que con todos sus defectos, y su falta de "tono humano" ¡vaya una cursilada!, era la auténtica.
Así que si Rouco quiere proteger a las familias cristianas que mire donde de veras están sus enemigos.
Ana Azanza
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tu tokaya.