FINES Y MEDIOS

La cuestión de los fines y los medios se las trae, en el opus manipulan mucho con ella. Parece que con decir que "buscamos la santidad en medio del mundo", todo les está permitido. Ignoro si en el fondo de su conciencia los directores están profundamente convencidos de que por esa "misión divina" inventada se pueden permitir medicar a la gente hasta anular su voluntad. Me parece que tales atropellos sólo un loco puede cometerlos pensando que está haciendo el bien.


La realidad de la vida de un ser humano está compuesta de sus obras diarias, de sus acciones cotidianas, mucho más que de sus "grandes aspiraciones". Me refiero a que en el opus por ejemplo se habla mucho de que "buscamos la santidad". De acuerdo, pero yo quiero saber ¿qué estás haciendo ahora en este preciso momento y después? ¿y esta tarde? ¿a qué te dedicas en realidad?

Si te dedicas a revisar el cajón de otra persona aprovechando que esa numeraria está en la universidad, o si te dedicas a abrir las cartas que reciben las alumnas del centro de estudios porque eres la directora y así decides si le entregas la carta a la destinataria o la tiras al cesto de los papeles, o si te dedicas a interceptar una conversación telefónica entre una numeraria y su madre, o si eres capaz de decirle a una agregada: "necesitamos saber quien entra en tal dirección de la ciudad, así que vete a la esquina de la calle a vigilar la puerta y nos cuentas". O si como persona que recibes la charla fraterna de otra inventas pecados para que esa otra se sienta mal y le dices por ejemplo "has cometido un sacrilegio por querer hablar con ese cura", o trabajas en la nunciatura de España y escuchas atentamente las conversaciones en la mesa para luego reportar al opus...(así lo detectó el cardenal Benelli cuando era nuncio en Madrid).

Podría seguir enumerando acciones que son cotidianas, sistemáticas, en el opus, no excepcionales, y si haces cualquiera de esas cosas me podrás contar lo que quieras sobre las "altas finalidades" de tu vida, pero para hacer eso que dices "ser santo en lo ordinario", no es necesaria ninguna de las bajas y rastreras acciones enumeradas. Más bien esas acciones indican tu escasa moralidad. y tu predicación de la santidad se queda en lo que es: "música celestial".

Si a todo este tipo de juego de espías, de "ocultarse y desaparecer", nunca dar claramente a conocer la pertenencia al opus, añadimos el "estupefaciente" hecho de que nunca falta dinero para construir edificios en la universidad de Navarra, para abrir nuevos centros en la mismísima Quinta avenida de Nueva York, y que la crisis económica jamás les afectó, siendo así que a los directores no se les conoce actividad productiva ninguna... la verdad que es para sospechar de las verdaderas intenciones de una institución.

Cuando me fui de ahí tenía la conciencia muy tranquila porque siempre se me aseguró "si cumplís las normas os prometo el cielo". Hoy sé que eran promesas de mal pagador, puesto que Escrivá no es nadie para prometer el cielo a los demás, y puesto que se puede ser una máquina de rezos y más mala que un dolor, es perfectamente compatible.

Comprobé así mismo en ese 2002 de mi salida: no les importaba que yo cumpliera las normas y que hiciera apostolado. Dicen que eso es lo que les importa, pero no es verdad: buscan el sometimiento completo de tu persona. No me fui porque me liara con alguien: la excusa perfecta para el opus, "no supo salvaguardar su vocación", ni me fui porque no pudiera con el plan de vida, ellas son las que no lo cumplen. Me fui porque llegué al punto del supremo absurdo en el que no sólo lo que piensas lo tienen que decidir ellas por tí, también tu salud. Eso ya fue demasiado. "Tenía que no dormir" porque a ellas les convenía, "tenía que estar enferma" por lo mismo. Lo que menos les importaba era si realmente "no dormía" y si realmente "estaba enferma".

La verdad del asunto no les importa, importa su necesidad pragmática de que nadie se puede ir del opus contando la verdad, sintiéndose más fresca que una rosa, y con salud y fuerzas para proclamar los atropellos vividos, y que encima te escuchen. Imposible, esa situación no entra en los cálculos del opus porque a ellos nadie se les resiste. Así huyas a Méjico como hizo Antonio Pérez Tenessa, que siendo un importante cargo opus en España un día se hartó de los caprichos del fundador y se largó a América. Pero con todo el respeto, el tonto de él, cuando los opus fueron a buscarlo a ese país en vez de denunciar a la policía por el acoso, se entrevistó con ellos y guardó un "respetuoso" silencio sobre las cosas graves que había vivido dentro. De esta forma nos lo encontramos luego en el consejo de Estado nada menos. Si Pérez Tenessa hubiera osado poner las cartas sobre la mesa como era su deber moral ya veríamos en qué habría quedado su fulgurante carrera.

Por desgracia tenemos en España un buen puñado de "celebridades" en todos los campos que han pertenecido al opus pero se callan como muertos esta parte de su pasado, contribuyendo de esta forma a tapar las fechorías. Esto es lo que debe de cambiar: no más silencio cómplice, no más hipocresía.

Ana A
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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
El opus dei logra que sus miembros sientan una "adhesión" con dios (lo escribo con minúsculas), y esa sensación los hace víctimas de un estado de incapacidad para conocer y actuar con la realidad.

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