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En efecto las informaciones que se pueden sacar de una confesión de una numeraria como fui yo rayan lo absurdo (que si no me mortifiqué en las comidas, que si me miré mucho en los espejos, que si no he hecho el plan apostólico diario...) No obstante somos humanos, tenemos sentimientos, eran tonterías, pero eran mis sentimientos más íntimos, mi conciencia "deformada" por el opus la que yo exponía de rodillas, en un confesonario, ante un crucifijo, y bien consciente de que al otro lado no era don fulanico sino un sacerdote legítimamente ordenado. Y con la charla te enseñan a hacerla con sinceridad total, "como si el mismo Padre la escuchara". Hurgan con todo el descaro para sacar hasta lo que no hay en la persona, a mí no me pasó, pero sé de gente que acaba confesando pecados que no ha cometido. Por ejemplo, muchos que se van con complejo de culpabilidad.

No se sacaba gran cosa de la charla, son nimiedades. Pero si se saca, porque con la charla y la confesión tienes los hilos para tirar de las personas como si fuéramos marionetas. Es un juego realmente asqueroso, servirse de la fe, del buen corazón, de la falta de referencias, de la inocencia, para manipularte como si fueras una rata de laboratorio. Y me consta el juego que se traían con mi madre, supernumeraria. A ella le decían cosas de mí, a mí me decían otras cosas de ella. Mi madre no era ingenua como yo, pero fue tonta porque también se dejó manipular y pensó que iba a sacar un provecho de mi pertenencia. Murió sabiendo que no lo había conseguido. Y pagó en vida su error. ¡Vaya que si pagó!

Lo horroroso de todo esto es que las intimidades que yo contaba con toda la confianza en "mi familia" y "mis supuestas hermanas", aparecieron en la vía pública, en la calle, todo expuesto y dicho a su modo. Para hundirme. Es una experiencia de puteamiento difícil de superar, ver que aquellos en los que has creído tan ciegamente ¡te la están jugando! Descubres que la intimidad en el opus no existe. Existe el juego de poder, el marketing, la imagen. Si hay que arrastrar por el barro a una mujer que lleva toda su vida entregada, y que no sabe del mundo, que come, vive y respira por el opus dei, se hace sin que tiemble la mano a N A D I E. ¡Anda que no conocí yo gente a lo largo de dos décadas ahí dentro! absolutamente nadie me ayudó, me ofreció su apoyo para todos los problemas que se me vinieron encima. Me dieron la mano, tres o cuatro personas, no más, que no tenían nada que ver... Aprendí que la "fraternidad" no es un tema de charla de retiro, es una cualidad de personas que saben sufrir y ponerse al nivel de las necesidades ajenas. Inexistente allá dentro, ni saben, ni quieren, ni pueden.

Por eso cuando algún ex sale diciendo "tengo una amiga numeraria que..." me dan ganas de contestarle: Tú no tienes una amiga numeraria, te tienen enganchada que no es lo mismo. Y además, perdona pero estás haciendo el gili...Y cuando los ex se ponen a darles consejos a los directores como si escucharan a alguien que no sea ellos mismos, ya es el colmo del ridículo. No se han enterado de que el complejo de "deidad" es la marca de la casa.

No se tienen amigas numerarias, no es posible amistad con alguien que no respeta la intimidad del otro. Y ellos no respetan por prescripción institucional. Toda su "deformación" espiritual va en la línea de convertirte en una traidora de las personas. Lo he comprobado hasta extremos que ponen los pelos de punta.

Por cierto, he visto que el blog de Fortea está en periodista digital, y que juegan al despiste diciendo que no es del opus... típica estrategia, y como no hay listas ni carné que presentar... a confundir a la gente se ha dicho. Eso sí se les da bien: sembrar la confusión.