INFINITAS PREGUNTAS
Si la persona que lo llevó al médico no era del Opus Dei, después de 40 años entregado en cuerpo y alma al Opus Dei y ocupando cargos en el Opus Dei ¿quién lo llevó al médico?
Y ¿por qué lo llevó al médico? ¿cómo tiene que estar una persona para necesitar y que se le prescriban 6 medicamentos distintos? echo en falta a Isabel Caballero en estos momentos. Ella arrastraba al blog lectores familiarizados con las medicaciones psi.
Si se sabe que la persona que lo llevó no era del Opus, se sabe quién era la persona. Un cura del Opus Dei no es llevado a un médico que no esté de acuerdo con la directiva Opus Dei. No me contéis milongas. Ni siquiera se le dejó desaparecer un día del centro con su coche, por tanto si ese cura vivía en otro sitio que no era un centro, había sido llevado a esa residencia por el Opus Dei. Claro y cristalino como agua de torrente montañoso.
Me extraña mucho que el hermano de José Martí Martínez da a entender que la persona que ordenó la incineración del cuerpo era una mujer. Y que la persona que abrió la puerta del piso donde estaba viviendo desde su "desvinculación" del centro también era una mujer. He pensado que la misma mujer. Después de tantos años de vocación ¿dónde habían despositado los "despojos" del cura que ya no les venía bien? ¿en qué trastero para seres humanos fue arrinconado en pijama todo el día con 56 años de edad como si fuera un loco del asilo? ¿no sabemos la dirección en Alicante del lugar? ¿nadie de Alicante para decir calle y número del lugar de los hechos? ¿de quién es ese piso? ¿es una casa particular o qué rayos es?
Lo de que este cura empezara a cotizar en 2008 no tiene que ver con Catherine Tissier, el juicio de la ex numeraria auxiliar por trabajo esclavo salió a la luz en 2011 y la sentencia en 2013.
Quería recordad a Enrique Pérez Amez, fallecido hace dos años, cura diocesano y agregado de la prelatura que sufrió una persecución inmisericorde por parte de sus ex hermanos, hasta que lograron despojarlo de todo, incluso del crédito como persona de su obispo. Al final, muerte temprana. Normal, uno acaba flaqueando cuando no lo dejan vivir. Uno más para la larga lista de sucesos luctuosos.
Recordamos al suicidado reconocido en Portugal don José Alfonso Guedes, más la historia del sacerdote argentino arrollado por un tren en Buenos Aires que dió pie a muchas cavilaciones sobre las circunstancias de su muerte, Danilo Eterovic Garret. Todos los países nos llevan ventaja a España en cuanto a investigar las muertes y hacerse preguntas.
Más atrás en el tiempo tenemos el mobbing y muerte de Antonio Petit, en Barcelona. Recuerdo también la muerte en plena madurez de Antonio Ruiz Retegui, otro cura portento, o así nos lo hacían ver, teólogo, físico, filósofo, altísimo y feísimo. Muy práctico para ocuparse de las mujeres del Opus Dei. El fue la primera persona que me habló de una de mis filósofas favoritas Edith Stein.
Ruiz Retegui murió cuando lo tenían reducido a pegar sellos en alguna delegación. Acoso. Mobbing institucional. Otra puerta sin empujar hacia fuera de una buena patada y a tomar viento tanta insensatez.
Son los curas de los que he recordado las tempranas y trágicas circunstancias de su muerte, después de un velado, proceso de mobbing, apestamiento y aislamiento institucional.
Me llama la atención poderosamente. En el Opus Dei se venera a los sacerdotes muchísimo. Yo nunca fui cura, no pude impartir absoluciones, ni transformar el pan el eucaristía, cuerpo de Cristo, ni bendecir matrimonios ni con una ni con dos manos, ni recibí una señal indeleble por la eternidad, como recuerda el hermano del fallecido José Martí Martínez en repetidas ocasiones. Además mujer en una institución que no puede disimular peor su misogina fundamental. Por tanto normal que me trataran como la esterilla del coche. Pero todos estos numerarios habían recibido el Orden Sacerdotal nada menos, uno de los sacramentos de la iglesia. Todos ellos prestaban su cuerpo a Jesús para impartir los demás sacramentos al resto de los fieles. Personas "consagradas" en cierta medida, a los que las numerarias mirábamos con gran respeto, unción y veneración, como en general las mujeres católicas de los países católicos son instruidas a mirar a los sacerdotes católicos, pero multiplicado por cinco. Por las especiales circunstancias de las numerarias.
Por todo ello encuentro todavía más ultrajante, más cínico, en el peor sentido de esta palabra, más incoherente y repugnante el modo como estas personas acabaron sus vidas y el trato que se les dió. También deberían de publicarlo en Mundo Cristiano. No basta contar la parte rosa: "este numerario financiero en Wall Street, lo deja todo y se hace cura", "este otro químico en una importante multinacional, con 30 años se hace sacerdote y sus padres vienen a Torreciudad desde Filipinas".
De ese tenor eran los reportajes que aparecían en Mundo Cristiano sobre los ordenandos en Torreciudad.
Que narren toda la biografía, no sólo la parte bonita, rutilante y estelar con la que comprar voluntades en el alto clero y con la que enamorar viudas ricas pamplonesas que sueltan la mosca "para futuros sacerdotes". Todas esos católicos con responsabilidades eclesiásticas o con dinero deberían tomar buena nota de estos finales biográficos, de lo que el Opus Dei hace con esos curas, cuyas manos consagraban el pan y el vino cada mañana, y cuyas manos perdonaban pecados.
Y ¿por qué lo llevó al médico? ¿cómo tiene que estar una persona para necesitar y que se le prescriban 6 medicamentos distintos? echo en falta a Isabel Caballero en estos momentos. Ella arrastraba al blog lectores familiarizados con las medicaciones psi.
Si se sabe que la persona que lo llevó no era del Opus, se sabe quién era la persona. Un cura del Opus Dei no es llevado a un médico que no esté de acuerdo con la directiva Opus Dei. No me contéis milongas. Ni siquiera se le dejó desaparecer un día del centro con su coche, por tanto si ese cura vivía en otro sitio que no era un centro, había sido llevado a esa residencia por el Opus Dei. Claro y cristalino como agua de torrente montañoso.
Me extraña mucho que el hermano de José Martí Martínez da a entender que la persona que ordenó la incineración del cuerpo era una mujer. Y que la persona que abrió la puerta del piso donde estaba viviendo desde su "desvinculación" del centro también era una mujer. He pensado que la misma mujer. Después de tantos años de vocación ¿dónde habían despositado los "despojos" del cura que ya no les venía bien? ¿en qué trastero para seres humanos fue arrinconado en pijama todo el día con 56 años de edad como si fuera un loco del asilo? ¿no sabemos la dirección en Alicante del lugar? ¿nadie de Alicante para decir calle y número del lugar de los hechos? ¿de quién es ese piso? ¿es una casa particular o qué rayos es?
Lo de que este cura empezara a cotizar en 2008 no tiene que ver con Catherine Tissier, el juicio de la ex numeraria auxiliar por trabajo esclavo salió a la luz en 2011 y la sentencia en 2013.
Quería recordad a Enrique Pérez Amez, fallecido hace dos años, cura diocesano y agregado de la prelatura que sufrió una persecución inmisericorde por parte de sus ex hermanos, hasta que lograron despojarlo de todo, incluso del crédito como persona de su obispo. Al final, muerte temprana. Normal, uno acaba flaqueando cuando no lo dejan vivir. Uno más para la larga lista de sucesos luctuosos.
Recordamos al suicidado reconocido en Portugal don José Alfonso Guedes, más la historia del sacerdote argentino arrollado por un tren en Buenos Aires que dió pie a muchas cavilaciones sobre las circunstancias de su muerte, Danilo Eterovic Garret. Todos los países nos llevan ventaja a España en cuanto a investigar las muertes y hacerse preguntas.
Más atrás en el tiempo tenemos el mobbing y muerte de Antonio Petit, en Barcelona. Recuerdo también la muerte en plena madurez de Antonio Ruiz Retegui, otro cura portento, o así nos lo hacían ver, teólogo, físico, filósofo, altísimo y feísimo. Muy práctico para ocuparse de las mujeres del Opus Dei. El fue la primera persona que me habló de una de mis filósofas favoritas Edith Stein.
Ruiz Retegui murió cuando lo tenían reducido a pegar sellos en alguna delegación. Acoso. Mobbing institucional. Otra puerta sin empujar hacia fuera de una buena patada y a tomar viento tanta insensatez.
Son los curas de los que he recordado las tempranas y trágicas circunstancias de su muerte, después de un velado, proceso de mobbing, apestamiento y aislamiento institucional.
Me llama la atención poderosamente. En el Opus Dei se venera a los sacerdotes muchísimo. Yo nunca fui cura, no pude impartir absoluciones, ni transformar el pan el eucaristía, cuerpo de Cristo, ni bendecir matrimonios ni con una ni con dos manos, ni recibí una señal indeleble por la eternidad, como recuerda el hermano del fallecido José Martí Martínez en repetidas ocasiones. Además mujer en una institución que no puede disimular peor su misogina fundamental. Por tanto normal que me trataran como la esterilla del coche. Pero todos estos numerarios habían recibido el Orden Sacerdotal nada menos, uno de los sacramentos de la iglesia. Todos ellos prestaban su cuerpo a Jesús para impartir los demás sacramentos al resto de los fieles. Personas "consagradas" en cierta medida, a los que las numerarias mirábamos con gran respeto, unción y veneración, como en general las mujeres católicas de los países católicos son instruidas a mirar a los sacerdotes católicos, pero multiplicado por cinco. Por las especiales circunstancias de las numerarias.
Por todo ello encuentro todavía más ultrajante, más cínico, en el peor sentido de esta palabra, más incoherente y repugnante el modo como estas personas acabaron sus vidas y el trato que se les dió. También deberían de publicarlo en Mundo Cristiano. No basta contar la parte rosa: "este numerario financiero en Wall Street, lo deja todo y se hace cura", "este otro químico en una importante multinacional, con 30 años se hace sacerdote y sus padres vienen a Torreciudad desde Filipinas".
De ese tenor eran los reportajes que aparecían en Mundo Cristiano sobre los ordenandos en Torreciudad.
Que narren toda la biografía, no sólo la parte bonita, rutilante y estelar con la que comprar voluntades en el alto clero y con la que enamorar viudas ricas pamplonesas que sueltan la mosca "para futuros sacerdotes". Todas esos católicos con responsabilidades eclesiásticas o con dinero deberían tomar buena nota de estos finales biográficos, de lo que el Opus Dei hace con esos curas, cuyas manos consagraban el pan y el vino cada mañana, y cuyas manos perdonaban pecados.
Comentarios
Esta vez tocaba el alias "Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas"
"Para todos La 2", de Televisión Española, 28/11/20013
Entrevista: Enrique Rojas, etapas de la vida
http://elbuhoescrutador.blogspot.com.es/2013/06/san-josemaria-martir-de-la-iglesia.html
Para ver la foto hay que irse al blog al 26 de junio de 2013. Directamente no funciona. Seguro que otras ávidas lectoras de publicaciones internas o preparadoras de charlas y consultoras asiduas de la bibliografía la recuerdan.