ESPEXIT. ADMISIÓN

Compruebo que tu pregunta sobre el vicepresidente del Banco Europeo es retórica, que otras veces nos has informado de las andanzas de este supernume alto standing. Se dedican a la escalada, normal que hagan cumbre.

Hablando de Europa otro vídeo de Brigada antifraude, desmitificador de "lo que Europa nos ha ayudado". Resulta que Cataluña nos roba....el negociazo de hoy consiste en endeudar países. En eso  anda metido de Guindos, restar soberanía a su propio país,  ya que España no controla su moneda.  Nos recuerda Brigada antifraude que en el asunto saharaui, EEUU y Francia al lado de Marruecos contra España. En otro affaire de pesca frente a Canadá, Europa favoreció a Canadá. Por no hablar de Gibraltar, la honte. El ejemplo es Islandia, que no han querido entrar.

Estamos haciendo siesta en este asunto como en tantos.

SIGUE EMANUELA

La increíble mezcla de sensaciones provocada por las vacaciones más raras de su vida,

la amistad con las jóvenes numes y la lectura del best seller Cammino empezaron a producir sus efectos. 

"Empezaron a fructificar en mí las semillas (gérmenes) de una verdadera conversión que todavía hoy marca los pasos de mi vida, de mis decisiones más importantes. Absorbí Cammino como una esponja. Y poco a poco se crearon en mí las condiciones para que calase en mí este mensaje, esta llamada y camino espiritual. Ya en aquellas vacaciones había probado el espíritu. La nume Chiara no me soltó. Estaba en la universidad 3 ó 4 años por delante de mí. En julio regresamos a Milán, y en septiembre me propuso que acudiera todos los sábados a la meditación de san Rafael.

Mi madre me recogía en el colegio y me llevaba a la residencia Torriana, en la via Elba. Mientras yo estaba en la meditación mi madre charlaba en una salita con una supernume. Tras la meditación, confesaba y volvíamos a casa".

Los compromisos con opusd empezaron a menudear en la vida de Emanuela a ritmo cada día mayor.

"En los primeros meses del año siguiente asistí a un curso de retiro espiritual, el primero de mi vida. Tuvo lugar a orillas del lago di Como, en el Castello di Urio, una villa maravillosa, que alberga cuadros y muebles de época en infinitas salas".

¿Cuál fue el siguiente paso?

"Mi madre empezó a insistir para que acudiese a Roma a un encuentro de reflexión cultural y religiosa que le había sido indicado por un miembro opusino, era el llamado UNIV. No tenía intención ninguna de ir a Roma. En aquella época del año tenía costumbre de "semana blanca", diversión y distracción. El UNIV dichoso coincidía con la semana blanca. La presión de las personas de la obra y de mi madre se volvieron insoportables. Una chica vino a mi casa para convencerme y arrancarme el sí aunque fuera de mala gana."

Siempre el mismo método, al principio no funcionó, pero Emanuela acabó por ceder.

"No quería ir, quería mis vacaciones en la nieve. Para que pasara por el aro mi madre me ofreció el vuelo a Roma en primera clase y que podría volver a mitad de semana a Milán".

Emanuela consintió, pero el programa fue bien distinto de lo previsto.

"Un día asistimos a una reunión con otras chicas en la sede del opus, en una villa del barrio del Parioli. Nos reunieron en una gran sala que prepararon para el encuentro con el prelado del od, d Alvaro del Portillo. Dijeron que era un enorme privilegio conocerlo personalmente. Era considerado santo, había trabajado toda la vida con el founder, al que había conocido en lo cotidiano y del que sabía todos los detalles. Crearon en nosotras unas expectativas increíbles, nos dijeron que escucharlo nos abriría el corazón. Había en todas una participación muy emotiva".

La escena del encuentro había sido estudiada en todos sus detalles, como es costumbre en ocasiones similares, gracias a la supervisión atenta de od.

"Cuando entró d Alvaro la emoción subió en grados. Tras un silencio cargado de tensión, comenzó a hablar con voz profunda y decidida. Decía que Dios nos esperaba desde hacía siglos en el Sagrario, porque nos amaba hasta la locura de haber muerto en la cruz por cada uno de nosotros. Sus palabras entraban como si fueran música en nuestro inconsciente. Nos decía que había una dimensión de alegría verdadera superior a la atractiva miseria del mundo. Era como si se dirigiera a mí. Y en cierto momento incluso me pareció claro que me señalaba con la mano".

En los días sucesivos la presión psicológica siguió aumentando sobre Emanuela.

"Hubo nuevos encuentros con el Padre y con jóvenes numes que nos explicaban como vivían, sus mil actividades. Se respiraba un entusiasmo enorme, la sensación de pertenencia a una élite privilegiada. Íbamos de sorpresa en sorpresa: se hababa de cursos de formación en disciplinas fascinantes, de experiencias exaltantes en centros esparcidos por el mundo entero. Se pintaba el inicio en esa nueva vida como una oportunidad irrepetible. 

El momento culminante de aquellas jornadas en las que no vimos a nadie más, fue la audiencia privada con el Papa".

También Juan Pablo II fue movilizado para este intenso show destinado a presentar la cara más atrayente del opusd. Mientras Emanuela cuenta, espontáneamente pienso en lo sútiles medios usados por opus para acercarse a las frágiles psicologías de jóvenes en proceso de formación. Supieron usar la palanca de sus necesidades más íntimas: superar la grave crisis existencial que siguió a la enfermedad de su padre, realizando al mismo tiempo el sueño de su adorado progenitor, que su hija emprendiese el camino de la fe. Le hicieron intuir cuanto podría lograr si entraba a formar parte de la gran familia del od.

La ex numeraria sigue contando la serie de compromisos sucesivos.

"Volví a Milán entusiasmada, agradecida a mi madre por haberme enviado a Roma. Comencé a frecuentar asiduamente un centro od, la Residencia Viscontea. Inicié intensa amistad con una joven nume y con un sacerdote con el que comencé a confesar con regularidad."

¿Qué fue de las viejas amistades, las salidas al teatro, al cine, los primeros amores?

"Poco a poco fui perdiéndolo todo. La experiencia que estaba viviendo era tan difícil de comunicar a los demás que no me habrían entendido. Prefería pasar el tiempo con quienes compartían mis ideales. Me parecía que en  pocos meses había dado pasos de gigante, mis coetáneos me parecían lejanos. Cuando la directora de la residencia femenina me propuso que me fuera a vivir con ellas, en Viscontea, acepté sin pensarlo dos veces. Haría mis estudios universitarios guiada por ellas".

Era el año 1985. En 1986 Emanuela pide la admisión en od como numeraria. ¿Nadie le dijo que podía tratarse de una decisión prematura, que no la había realizado con plena libertad emotiva, intelectual y conocimiento de causa?

"No, nadie me dió a entender análisis de ese estilo. Mi madre estaba desorientada con el luto y pensaba quizás que era todo por mi bien. Me empujaba, me decía que si perdía esa oportunidad quizás podría acabar en cualquier fatal destino, que perdería la ocasión de un crecimiento importante".

Así comenzó el recorrido de Emanuela Provera para convertirse en nume a todos los efectos. 

"No eres nume perfect de un día para otro. Hay que pasar muchas pruebas, demostrar que has alcanzado un alto nivel de fe y de aceptación de la propia misión. Mi padre falleció en septiembre de 1985 y yo entré en Viscontea en octubre".

Emanuela profundizó en aspectos importantes: "Poco después de la muerte de mi padre, la obra me dió a entender que él habría expresado un último deseo, que yo tuviera la oportunidad de frecuentar los centros, y que dedicara mi vida al opusd. No he podido verificar si esto fue así, y hoy albergo serias dudas, porque una vez me había dicho que yo era demasiado crítica e independiente para semejante decisión. Es verdad por otro lado que esta frase que me dijeron, esta supuesta revelación, tuvo un gran impacto psicológico en mí en aquel momento".

Emanuela fue aconsejada sobre sus estudios, le guiaron a matricularse en derecho, inició la doble vida de estudiante y futura numeraria. Pero el peso de una decisión tomada bajo presión ambiental y personal empezó a pasar factura.

"En la navidad de 1985 me puse enferma. Llevaban meses dirigiéndome a esa vida. Pudo ser que al final la había escogido por mi padre. Pité en una situación física de fragilidad, motivo por el cual retrasaron mi Admisión. El procedimiento consiste en que tú pides la admisitón y desde ese momento te sientes numeraria a todos los efectos, pero en realidad, no lo eres. En el plano jurídico tienen que pasar 6 meses hasta que te conceden la Admisión que solicitaste, entonces ya sí eres nume. Te comunican de parte del Padre, entonces d Alvaro del Portillo, que han aceptado tu petición, que han valorado tu situación y estiman que tienes condiciones para ser admitida. Mi entrada en el OD pienso que fue retrasada porque no estaba tranquila y en calma. Me dijeron:

"Esto pasa porque tienes problemas de libertad interior. No parece que quieras dar el paso hasta el final. Tienes que amar más la llamada de Dios, la vocación".

¡En todo caso si problema había era un problema de falta de libertad!"

No había lugar para expresar dudas, no podía salir a la luz ningún problema.

"Me decían que tenía que dar un salto en madurez, no deseas la llamada de Dios como nosotros queremos que la desees. Por eso tienes que afinarte, necesitas más formación. Tienes que vaciarte más, sustancialmente. Todavía te quedan recuerdos del pasado que guardas para tí en vez de darte del todo. No hagas como el joven rico del Evangelio. Por eso esperé unos meses para la Admisión".

Las precarias condiciones piscológicas en las que Emanuela había entrado en od comenzaron a repercutir en su cuerpo.

"Al comienzo de mi recorrido operístico enpecé a sentir malestares que vinieron en fases sucesivas. En septiembre de 1985 organicé todo para irme a vivir a Viscontea, la residencia universitaria de la fundación RUI. Tras los primeros meses empecé a sufrir ataques de pánico, vértigos, hormigueos, la cabeza me daba vueltas, sensación de hambre y miedo al futuro. Pasé todo tipo de controles médicos. Desde que empecé la dirección espiritual profunda con el sacerdote del centro y la directora, contaba todo lo que me pasaban.

Ambos querían tranquilizarme diciéndome que no me pasaba nada, que tenía que vivir el esfuerzo ascético de desprenderme de la propia salud y que tenía que decir que sí a la voluntad de Dios. En resumen, mi lucha ascética se centraba en estos problemas físicos que Dios permitía y que me iban a fortificar. 

Solo ahora me doy cuenta de que una parada de aquel llamado plano inclinado, me habría liberado del malestar. Tanto que como he dicho tantas veces, desde que ya no estoy en la obra ya no tengo todos esos síntomas de depresión.

Tras el período de Viscontea me fui al centro de Estudios, para vivir con otras numerarias dos años de formación más intensa.  Recuerdo lo estrecho que me resultaba ese estilo de vida, pero no lograba descifrar, no conseguía reflexionar de modo lúcido, no podía perdir una pausa para volver a casa de mi familia y valorar con  serenidad la decisión que había tomado. 

En aquel momento mi incorporación a la obra era temporal, era una fase de prueba. Pero la prueba la hacen personas de la obra que no cuentan contigo. Tu posición es de sometimiento total y casi en competición con las otras "hermanas" para vivir con más finura el "buen espíritu".

El primer año viví un sentimiento de cansancio fuera de lo normal. Estaba exhausta constantemente por no poder irme a la cama por la tarde y se convirtió en una obsesión el no poder dormir un poco. En la obra no se puede hacer siesta, a no ser que el médico la recete. 

Una tarde al límite de mis fuerzas acudí a la subdirectora y le dije que no podía más, "vete a dormir pero primero díselo a la directora". Me pareció tan poco natural....fui a la directora que me sentó en una salita y me puse a llorar sin saber porqué. Ella empezó a preguntarme, me preguntaba si había pasado algo en el campo de la pureza, le dije que no, no me había pasado nada.  No quiso entenderme a fondo, me preguntó: ¿has muerto en la cruz como Jesús? No todavía no, entonces me dijo que tenía que seguir porque a la obra se viene a morir en la cruz.

Me fui a dormir, convencida de que tenía que seguir con el malestar porque todavía no estaba muerta. Al día siguiente me levanté a las 6.10 para la oración, santa Misa y limpieza de la casa. Mi crisis había sido la primera, un episodio como tantos otros, nadie me preguntó, lo importante era que estaba allí para hacer apostolado y servir a la madre guapa, la obra".

Ferruccio Pinotti


 


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