PARTE II - Historia no oficial del Opus Dei en México.

Pedro Casciaro, el numerario y cura que envió a Méjico para empezar la labor, fue un inaguantable aguafiestas. A imitación del founder. Físicamente no se parecían, pero le imitaba en todo, y así llamó "corona de espinas" a cierto cura lo mismo que el founder llamó corona de espinas a los presbíteros de su edad que no se dejaron atrapar en su seguimiento.

Curioso como los fans del fundador le imitan en todo, en el Sodalicio observamos al cuasi santo German Doig (1957-2001) vistiendo y ofreciendo la misma imagen que el founder Figari, dos gotas de agua.

Se cambian, se ocultan tantos hechos que no es extraño no dejen hablar a los mayores, es imposible. Todas las decepciones, choques, salidas traumáticas forman parte de la historia y no se quieren reconocer. También las enfermedades, muertes jóvenes y los suicidios.

Que haya una institución empeñada en dar cuenta de cada uno de los días de vida terrestre del founder muestra cómo la maldad y la estupidez van de la mano. De cualquier forma ya en mi época contaban tal cantidad de hechos edificantes de su vida que era prácticamente imposible hubieran cabido realmente en los 73 años de su existencia.

No tengo el mismo mal recuerdo de escribir el diario del centro, no sé si me lo censuraban, pero no era tan difícil hablar "solo de los positivo". Tampoco pienso como él que la vida fuera aburrida y rutinaria, era una vida en el engaño, pensabas llevar una vida por el bien de la humanidad cuando en realidad dabas consistencia con tu fe y entusiasmo a un grupo coercitivo. Uno mismo era la primera víctima de la credulidad, sufrí pero no me aburrí. Siempre hubo variados e inútiles quehaceres.