NUNCIATURA OPUSTÓLICA
Rebeca nos comparte en inglés el testimonio de Eileen Johnson publicado en 2019. Otra que a sus casi 80 decidió que no se puede ir de este mundo sin haber soltado el gran y enorme sapo que se ha guardado durante medio siglo.
Al final de su escrito dice que en algunos casos los ex miembros que han ejercido la "parresía", decir la verdad escandalosa que nadie quiere oír, "hemos sido denigrados". Qué graciosilla es mi Eileen, denigrados dice....también quemados en efigie, calumniados y arruinados.
Es broma, es tan light la palabra "denigrados"....
esta no se ha enterado de que los primeros que te denigran son tus propios coleguis ex opus.
No ha cundido escrivalandia en la pérfida Albión como para llegar a esos extremos.
Otro libro que nos une a ambos países La contra armada
Sobre el cristianismo el vídeo de Küng y los demás de la serie "En busca de nuestras huellas", que traduje hoy veo que inútilmente en mi canal, son solo un acercamiento al libro que lleva el mismo título. En él se examinan las diferentes religiones del mundo en su aspecto más positivo de vectores de civilización. Como el misterio, lo sagrado y nuestra relación con ese campo es irrenunciable, no es justo dejar que salteadores e impostores que utilizan esa dimensión se hagan "con el santo y la limosna". Es preciso echarlos a gorrazos o al menos señalar su impostura.
Y a todos los ex opus que se manifiestan sobre teología les recomendaría que se airearan, porque hablan de la Iglesia católica y sus dogmas como si todo hubiera salido de la cuisse de Júpiter que dicen en Francia, de la pata de Júpiter. La Iglesia como ha llegado a nosotros es producto de la historia, y no hay que atribuir a Jesús de Nazaret disposiciones, dogmas, cánones que no estaban en su predicación porque ni siquiera figuraba el hecho histórico y determinante de que la Iglesia que iba a transmitir sus enseñanzas calcaría las estructuras del imperio romano. El opresor de los judíos.
Y los dogmas trinitarios tampoco figuraban, producto de introducir conceptos filosóficos griegos naturalistas en la predicación que Jesús no conoció ni pudo conocer porque no fue a la escuela de Aristóteles. Mucho que hablar por ahí para desmitificar la mitificada historia del cristianismo y del catolicismo que nos enseñaban en opuslandia.
Un producto congelado, salido de sus escribanos al servicio del sometimiento ovejuno de su grey.
No se puede evolucionar sanamente si no se corta con esos esquemas y se renuevan los conceptos.
Me leí y releí Cristianismo, volumen aclaratorio del que no dejaré de hacer propaganda.
Odiaban cordialmente a Küng y no me extraña que el banquero opusino ejerciendo de guardián de la ortodoxia hiciera aquella proclamación, los católicos son "ellos". En 1979 una de las primeras medidas del papa polaco y escribariano de pro fue quitarle la cátedra de teología, "de la noche a la mañana". No como en el asunto de las 43, que han pasado 4 años y seguimos esperando.
La única que ha recordado esta oscura y absurda página de un banquero opusino repartiendo medallas de ortodoxia teológica, ellos, los santificadores de las estafas en Madrid y Uruguay, en Méjico y Argentina. Los intocables.
Como encarecí y ensalcé a Pérez Galdós, gran retratista de la España real en la que iba a prender la mayonesa opusina, tengo que reconocer su habilidad narrativa para cambiar de registro. No se ha dejado ni una sola región de España sin tocar, también Navarra, casualidad que la protagonista de la obra ambientada en la guerras carlista de 1875, sea una monja "Sor Simona", drama en tres actos y cuatro cuadros. La monja con fama de santidad y taumaturga, demuestra sus virtudes heroicas de las que tanto presumía san farsante, al punto de ser capaz de renunciar a su buena fama por salvar la vida de otra persona.
Otro registro galdosiano que me ha parecido sublime, la imitación de la tragedia griega en Alceste, mujer dispuesta a sacrificar su vida en beneficio de la de su marido que había sido castigado por los dioses.
"Hasta siempre tierra de María" decía Juan Pablo II cuando se iba de España. La tierra de las mujeres sacrificadas. Producimos sectas, sectillas, sectazas en la hipanosfera, que se aprovechan del amor al sacrificio que se nos inculca desde chicas o se nos inculcaba, hoy no sé por donde vamos con lo que se inculca. Eileen describe en su artículo el tipo de persona captada a los 16, plena de entusiasmo por sacrificarse en pro de un bien mayor:
"Son reclutados, a menudo después de ser preparados. Ese proceso puede erosionar su capacidad para tomar decisiones informadas por su cuenta o usar su propia voluntad.. Los objetos del proselitismo, generalmente jóvenes, son normalmente inteligentes y dotados, y buenos líderes. Los hacen sentirse atendidos y especiales. Desarrollan un gran sentido de pertenencia a una familia espiritual que pretende estar destinada a transformar la sociedad al atraer a las personas a las enseñanzas del fundador"...
Luci está entusiasmada con el bello y joven diputado que se ha marcado VOX para rebatir a la ministra de vivienda. ¿Será verdad que el cinturón rojo madrileño puede virar a verde opusino por este y otros especímenes contratados al efecto? si vamos a cambiar a Pedro por estos apañada esta España. Por ahí no vendrá la salvación.
Se ha publicado que en las charlas colectivas semanales se instaba a que los miembros simpatizantes "rivalizasen" en contar sus pecados públicamente, aunque en la mayoría de los casos eran simplezas, como el no haber hecho la oración reglamentaria en su momento o el haber "desfallecido" ante una tentación. La mayor parte se acusaban del pecado de soberbia o de falta de humildad, que era lo más apreciado.
La culpabilidad tiene su rentabilidad en la confidencia y la corrección o delación fraterna. La culpabilidad suele ser fuente de tensiones internas de carga emocional contenida, que para equilibrarse necesita el desahogo, por lo que las sectas perniciosas establecen el ritual en doncle se pide al adepto que confiese todas sus interioridades, que se vacíe. La técnica empleada difiere según las características del grupo y pueden consistir en una amigable charla donde se cuenten las experiencias más íntimas.
Las técnicas de las confidencias y de la corrección fraterna son actos de autosometimiento que conllevan el castigo moral de la humillación pública, lo que genera un perpetuo vacío interior a partir de la sensación de estar en falta, que le hace parecer ante sus compañeros como insignificante, como alguien que no tiene más derecho que el de obedecer.
Un hecho característico es que después de haber confesado y purgado el pecado, el adepto se convierte en un fanático acusador y castigador de sus propios compañeros, olvidando que poco antes él también ocupó su lugar en el banquillo del sadomasoquismo en nombre de Dios.
Pero la delación puede llevar a más altos vuelos. Es sintomático que el entonces nuncio de Su Santidad en España, monseñor Riberi, afirmaba que se sentía rigurosamente vigilado y que no podía hacer ni decir nada sin que el Opus se enterara. El hecho de que todo el personal de servicio fuese del Opus Dei hizo surgir el chiste de llamar a la casa del nuncio la "Nunciatura Opustólica".
Es sintomático que el Opus tenga muchos centros diseminados por toda la geografía para la formación del hogar, que son escuelas de servicio doméstico que constituyen un excelente negocio de agencia de colocación de sus adeptas al servicio y en las casas de las clases dirigentes, que son las que pueden permitirse los lujos de admitir doncellas y criadas, sin percatarse que les están colocando submarinos en la misma línea de flotación.
Sería muy interesante que se abriera para la ciencia y el conocimiento público parte al menos del monumental archivo que tan celosamente se guarda en la casa romana de Bruno Buozzi. Allí están, con las Constituciones y las sucesivas ediciones de las Instrucciones de Gobierno, la colección de notas y avisos que ejemplifican, año tras año, un estilo de gobernar y las ideas que Escrivá iba teniendo sobre lo que pasaba o debía pasar en la Iglesia, en la política, en la moral pública y privada y sobre todo "en las casas y en las vidas de sus súbditos".
Las redes de los servicios de inteligencia y de información no pueden ser más sofisticadas, más groseras ni más miserables.
Comentarios
Pablo Malo
@pitiklinov
La cultura no evoluciona por selección natural:
Según el autor de este artículo, la cultura no evoluciona por selección natural. Es verdad que existe selección cultural (unas ideas sobreviven, otras se extinguen), pero el mecanismo no es darwiniano. La cultura no tiene la estructura mínima que John von Neumann (1966) demostró que es capaz de evolucionar mediante la selección natural, es decir, un autómata autorreplicante: un conjunto de instrucciones que, si se siguen, producen una copia del propio conjunto de instrucciones, es decir, un código de autoensamblaje. “Para que se produzca la selección natural, este código de autoensamblaje debe cumplir dos funciones. En primer lugar, se copia pasivamente durante la reproducción para producir gametos: espermatozoides y óvulos que se unen para formar un cigoto, el punto de partida de un nuevo organismo. En segundo lugar, el código de autoensamblaje se interpreta activamente durante el desarrollo para convertir este cigoto en un organismo funcional. Los cambios adquiridos por el organismo quedan protegidos de los gametos (la «barrera de Weismann»), por lo que no se heredan.”
Esto no existe en la cultura, una vez inventado el asa de tetera o la rueda, sí se transmite y se copia en todos los siguientes— y sus unidades (ideas, herramientas, canciones) no son auto-replicantes: un martillo no se copia ni se interpreta solo, sino que requiere mentes humanas creativas que lo eligen, modifican, imitan o abandonan. La selección sería más bien una selección artificial dirigida por agentes intencionales, sin replicadores pasivos ni barrera Weismann; la cultura evoluciona por innovación creativa junto con imitación acumulativa, no por el mecanismo que von Neumann demostró necesario para la evolución biológica.
Para el autor, la teoría de la doble herencia (Boyd & Richerson), que dice que hay dos sistemas de herencia (genes + cultura) es un error:
“En la herencia biológica, los descendientes reciben información genética sobre rasgos que quizá nunca se hayan manifestado en sus padres. Por ejemplo, aunque tus padres nunca se hayan roto un hueso y los genes responsables de la reparación ósea nunca se hayan activado a lo largo de su vida, tú sigues heredando esos genes, y estos funcionan perfectamente si te rompes un hueso. Por el contrario, si tus padres saben pescar en el hielo pero nunca te lo enseñan, tú no tienes ese conocimiento. Esto se debe a que el conocimiento de la pesca en hielo, como toda la información cultural, se adquiere, no se hereda. Tenemos dos sistemas de transmisión, pero solo un sistema de herencia.”
Es decir, solo hay un sistema de herencia (genético). La cultura es transmisión de lo adquirido, no herencia."
@CarlosAlvarezMX
León XIV y víctimas de abuso sexual: evangelio del silencio
El perdón no borra el crimen, ni la divinidad purifica la infamia. El poder espiritual, cuando niega la culpa terrenal, se convierte en su caricatura más obscena: un dios administrado por burócratas de la fe. La reunión del papa León XIV con las víctimas de abuso clerical no es un acto de redención, sino la escenificación tardía de un arrepentimiento político, una confesión pública de lo que durante décadas El Vaticano quiso negar y prefirió sepultar bajo el incienso. Porque el crimen no fue solo el abuso: fue el encubrimiento, el silencio planificado, la liturgia del olvido.
El encuentro reciente entre
@Pontifex_es
y las víctimas de abuso clerical es, paradójicamente, la prueba más contundente de una crisis que no nació ayer: es el resultado de muchísimos años de omisiones sistemáticas, de protocolos diseñados para proteger la institución antes que al vulnerable, de un aparato que, bajo el pretexto de la misericordia divina, ha ejercido la más cruel de las impiedades humanas.
@VaticanNews
?
La verdad incómoda es que la institución religiosa, esa que debería ser refugio, ha operado durante décadas con la lógica de un Estado dentro del Estado: opaco, jerárquico, resistente a la rendición de cuentas. Las víctimas no solo debieron enfrentar el trauma del abuso, sino también el abandono, la incredulidad, el ostracismo y, en ocasiones, la represalia eclesiástica. La Iglesia ha convertido el perdón en moneda de cambio retórico, mientras evadía las únicas exigencias morales que le correspondían: justicia, transparencia, consecuencias.
León XIV, quien ahora promete "diálogo permanente", fue capaz de enfrentarse al Sodalicio de Vida Cristiana en Perú y, sin embargo, permitió que sacerdotes acusados continuaran sus labores con menores mientras se investigaban denuncias. Esta contradicción no es una anomalía, es un síntoma: muestra cómo incluso aquellos con voluntad de reformar, quedan atrapados en la maquinaria institucional que valora más la prudencia que la urgencia, más la discreción que la dignidad de las víctimas.
Hoy, cuando se publican informes demoledores que hablan de 216,000 niños abusados en Francia en setenta años, cuando se reconoce el "daño continuo" y se exige tolerancia cero, la pregunta ya no es si la Iglesia puede cambiar. El cuestionamiento es si merece seguir siendo considerada autoridad moral, cuando sus propios documentos internos revelan décadas de "abandono, negación, culpabilización y estigmatización de las víctimas". El horror no radica únicamente en los actos individuales de los abusadores, sino en el sistema que los protegió, trasladó, ocultó y, finalmente, olvidó.
El encuentro entre León XIV y las víctimas fue "histórico". Pero la historia verdadera está escrita con el dolor de quienes nunca fueron escuchados, con la infancia robada, con el suicidio de quienes no pudieron soportar el peso del trauma y del abandono institucional. Un sistema que tardó tanto en mirar a los ojos de sus víctimas, no ha demostrado compasión: demostró que solo el escrutinio público, la presión mediática y la resistencia de los sobrevivientes, pueden mover las piedras más pesadas de sus cimientos. Y eso, precisamente, no es virtud. Es confesión involuntaria de una culpa que ya no puede esconderse tras altares dorados, tras vestimentas púrpuras.