GUERRAS SANTAS
Estas son las cuatro condiciones de la guerra justa según el
catecismo de la iglesia católica de 1992:
El daño inflingido por el agresor en la nación o comunidad
de naciones tiene que ser duradero, grave y cierto.
Todos los demás medios para rechazar la agresión tienen que
haberse mostrado impracticables o inefectivos.
Tiene que haber serías esperanzas de éxito
El uso de las armas no puede producir males o desórdenes
mayores que el mal que se quiere eliminar.
El anónimo asesor papal, probablemente Navarro Valls, hacía
saber con esta actualización de la doctrina medieval de la guerra justa que no
sólo existía el derecho de cada gobierno a defender a su pueblo de la agresión
injusta, sino también la obligación de la comunidad internacional a intervenir
en los límites de esas cuatro condiciones, en caso de que un pueblo, nación o
minoría étnica fuera incapaz de garantizar su propia libertad o los derechos
humanos.
Tal amplitud de posibilidades para la intervención hubiera
servido lo mismo para proteger el santo Sepulcro o el santuario mariano de
Medjugorje en Bosnia, como para defender la supervivencia de los oprimidos. El
anónimo asesor no estaba lejos de sugerir que bajo la renovada doctrina los
príncipes cristianos que actuaran como caballeros blancos en defensa de la
libertad básica, ya fuera la de los musulmanes ya la de los cristianos, recibirían
honores por parte del Papa y el sello de la legitimación moral por sus acciones
militares.
La renovada doctrina y sus parámetros estaban fabricados
sobre el fondo del explosivo nacionalismo que acechaba en los Balcanes. En la
primavera de 1990 Eslovenia (98% de católicos) y Croacia (75%) organizaron
elecciones que les llevaron a declarar la independencia un año más tarde. En
cuanto el nuevo presidente croata sacó a relucir la antigua bandera del país
que en tiempos fue un símbolo de los
croatas fascistas, la llamada Ustachi, el ejército federal yugoslavo invadió
Croacia. (¿los croatas opus de Pamplona
habían sido croatas fascistas? Me refiero a los Brajnovic con el padre, el
célebre don Luka al frente). Croacia en aquellos tiempos apenas tenía un
batallón de soldados.
Alija Izetbegovic (1925-2003) |
Pillados entre Croacia y Serbia, los dos millones de
musulmanes bosnios aprovecharon para dar rienda suelta a sus aspiraciones
nacionalistas uniéndose a la bandera de Alija Izetbegovic, un filósofo que
acaba de salir de la cárcel federal. Izetbegovic era un fundamentalista. Había
escrito un tratado sobre las condiciones del Islam en el mundo titulado “Una
declaración islámica”. Fue responsable de un renovado interés por la teología
islámica en Bosnia que tuvo como resultado una subvención saudí que en 1977
permitió la apertura de una facultad de teología islámica en la universidad de
Sarajevo.
A principios de los 89 Izetbegovic había sacado un libro más
gordo “Islam entre este y oeste”. Retrataba su religión como un Islam tolerante
que había tenido una influencia positiva en los valores espirituales de
occidente. Describía el cristianismo en términos aduladores como “unión de
suprema religión y suprema ética” (que no es… y a la vista está). Si los
serbios hubieran escuchado a Izetbegovic quizás no hubiera habido guerra de los
Balcanes y el resto de Europa se hubiera ahorrado el verse en puertas de una
nueva cruzada.
En lugar de eso el líder serbio tan famoso y de infausto
recuerdo, Milosevic amenazó con la anexión de Bosnia y Croacia. Dado que
Milosevic empezó el reparto de armas entre los serbios de Bosnia y los serbios
de Croacia, el gobierno croata inició contactos con el bazar armamentístico de
Varsovia (recordemos que la caída del muro y la desaparición del Pacto de
Varsovia tuvo el efecto de crear un mercado de armas viejas en esa ciudad) y
con los traficantes profesionales de armas de Occidente entre los que estaba
Silvano Vittor.
La principal batalla fue el asedio a la ciudad de Vukovar
que terminó en victoria serbia. No quedó piedra sobre piedra. David Boujot, un
francés detenido en Pristina acusado de espiar para los croatas describió la
táctica serbia: “atacaban sistemáticamente iglesias, hospitales y objetivos
civiles. Emprendieron una guerra del terror contra la población civil no contra
las fuerzas militares oponentes”. Esto lo inventó Franco en Guernica, Millán
Astray en el verano del 36 en las provincias de Sevilla, Badajoz…etc y no
decimos nada: no había diferencias ni de raza ni de religión en el caso
español. Sólo la continuación de la spanish
inquisition por otros medios: exterminio de toda la población que pudiera ser pasto de ideologías
izquierdistas y por tanto antiespañolas.
Bourot pudo ver en la tele en una cadena privada de Belgrado
como los croatas estaban recibiendo cargamentos de armas supuestamente
financiados por el Vaticano. El documental mostró una transacción de 3 millones
de $ que tuvo lugar en Zagreb y que había sido filmada por un croata al
servicio de los serbios. Aunque había mucha desinformación y contrainformación,
a Bourot el documental le pareció convincente.
Otro objetivo serbio fue Banja Luka en Bosnia central. La
limpieza étnica que se inició en abril de 1992 fue descrita por un oficial de la ONU como una política de
tierra quemada que pretendía arrasar cualquier resto de cultura musulmana o
croata en la región.
En tiempos de los otomanos la ciudad de Banja Luka había
sido la sede de los pashas. Tenía 2 mezquitas del siglo XVI, una torre del
reloj otomana, otras 3 mezquitas y un cementerio musulmán, todo fue demolido en
una sola noche. Todos los no serbios fueron echados de la ciudad. De las 47
iglesias católicas sólo 3 quedaron en pie.
Las campañas croatas contra serbios y musulmanes no fueron
menos brutales. En diciembre de 1993 las autoridades croatas anunciaron que las
milicias musulmanas se preparaban para la Jihad.
La advertencia llegó tras la matanza de 12 ingenieros croatas
en Chiffa Habril cerca de Argel a manos de musulmanes fundis.
Poco después 3 bosnios capturados por los croatas fueron
transformados en bombas humanas y devueltos a sus líneas. Uno de ellos empezó a
gritar “¡no disparéis somos musulmanes!” mientras se dirigía hacia las
trincheras bosnias en Novi Travnik.
El bosnio iba cubierto de minas antitanque, las manos atadas
con una cuerda, y la munición iba unida por un cable a las líneas croatas. El pánico
se apoderó de los bosnios, el oficial bosnio ordenó disparar, los soldados se
negaron. Hubo 3 explosiones. Y el comandante de la brigada croata Tomasevic
Brigade, admitió que uno de sus soldados enloqueció cuando vió los restos de su
hermano entre las líneas y por ello cometió la depravación de hacer explotar a
los 3 bosnios.
Los croatas se habían buscado el patronazgo del papa como
Sancho Ramírez de Aragón hizo en el siglo XI, cuando reunió fuerzas en Graus
para atacar al emir de Zaragoza. El Vaticano fue el primer estado en reconocer
la independencia de Croacia, siguieron Alemania y la
E.U. El reconocimiento de Croacia pudo
ayudar al final de la guerra, ya habían muerto 10.000 civiles, pero permitió
que los serbios se cebaran con Bosnia.
La carnicería moralmente indefendible emprendida por los
serbios ortodoxos contra los bosnios musulmanes removió siglos de viejas
enemistades religiosas. El Papa a través de su portavoz opus hizo saber que
Occidente no podía permitir que la injusticia serbia no encontrara oposición. Aunque
no se dijo quedaba entendido que una victoria serbia sobre los bosnios avalaría
la enemistad el mundo islámico hacia occidente.
Un militar explicó: “Hay que entender la reacción del Islam.
Dado que europeos y americanos no contemplan la religión como un asunto que
tenga que ver con la política de estado, no se dan cuenta de que los musulmanes
ven la inacción de Occidente en Bosnia como dar carta blanca a que unos
cristianos opriman a musulmanes”
Los asesores del Papa argumentaron que la masacre de bosnios
tenía que ser frenada para evitar que el Islam militante convirtiera a los
Balcanes en un Afganistán europeo. El Papa hizo suya esta causa y la convirtió
en seña de identidad de su política internacional.
Como siempre los servicios de inteligencia vaticanos en los
Balcanes eran de primera calidad. Sus agentes informaron de que Izetbegovic había
diseñado su estrategia para crear un estado musulmán independiente. Ya en mayo
de 1994 había visitado Teherán para desarrollar lazos que le hubieran servido más
tarde de cara a contrarrestar la superioridada militar de los serbios. En 1992
Irán envió 10 millones de $ de ayuda humanitaria a través de Hungría y Zagreb a
Bosnia. Hubo envíos de armas y 200 guardianes de la Revolución estaban
presentes en el país como instructores militares. “Tenemos dos tareas, primero
la yihad y segundo da’awa, expandir el Islam” dijo uno de ellos.
Según los observadores vaticanos, la dirección de OD estaba
convencida de que había que evitar la acción de Irán en Europa, había que repeler
la agresión serbia en Bosnia
“Los estrategas de Villa Tevere estaban obsesionados con la
idea”. Pero forzar a los serbios a devolver territorio a los bosnios no era una
idea que entusiasmara a los aliados occidentales. Harían falta 3 años de
maniobras obstinadas e inteligentes de los “húsares” del Papa para
convencerlos.
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