ENIGMÁTICA ELECCIÓN Y RÁPIDA MUERTE
A la muerte de Pablo
VI en 1978 el grupo de presión de cardenales ultra, Siri y Baggio a la
cabeza se organizó para designar al futuro Papa.
Mientras se organizaba el
cónclave, el nombre del tapado Albino Luciani se mantendría en secreto hasta el
momento propicio que no sería el primer día sino el segundo día de las
votaciones en la capilla Sixtina. La técnica del tapado consiste en una
desviación del voto para que en las primeras votaciones no aparezca quien había
sido escogido por los ultras. Como con las prisas algunos cardenales no habían podido ser contactados, la cúpula directiva del OD tomó cartas en el asunto.
En la sede central del OD en la época del cónclave estaban
depositados los restos de Escrivá, allí rezaron algunos cardenales y
eclesiásticos antes de las elecciones papales. Luciani no conoció en vida a
Escrivá pero fue de los que se arrodilló ante su tumba antes del cónclave en el
que saldría elegido y unos días antes había escrito un artículo laudatorio de
los fines del OD. No era fruto del azar, sus amigos, los cardenales Siri y
Baggio se lo habían sugerido. Había que cerrar el paso a la elección de
Benelli, un cardenal al que OD no podía tragar y Villot, considerados ambos
herederos espirituales de Pablo VI.
Hubo filtraciones y el periodista Giancarlo Zizola dijo poco
antes del cónclave: “Lo menos que se puede decir de Luciani es que se ha
convertido en el lider reconocido de la derecha eclesiástica: una réplica
veneciana del cardenal Ottaviani.”
Tras la inesperada y enigmática muerte de Juan Pablo I a
finales de septiembre, el grupo ultra preparó la sucesión y hasta el nombre del
sucesor. Karol Wojtyla solía visitar desde su primer viaje a Roma tras la
segunda guerra mundial a purpurados ultraconservadores: Aponte, Baggio,
Casariego, Mozzoni, Ottaviani y en esos encuentros se mostró disponible y
completamente sumiso.
Fue el cardenal Ratzinger quien se ocupó de la sucesión,
aunque se dijo que había sido el cardenal Koenig de Viena. Koenig también
cercano al OD, les dio parroquia céntrica en su ciudad.
Como antes Luciani, Wojtyla estuvo rezando en la tumba de
Escrivá antes del cónclave que lo eligiría. La tumba famosa por sus rosas
siempre frescas y por la inscripción “el Padre”, contradiciendo aquello de que
sólo tenéis un padre que está en los cielos.
Wojtyla se entretuvo con sus amigos opusinos de Villa Tevere.
Prelados que han preferido mantener el anonimato han hablado
de visitas simoníacas en el caso de los papabiles que fueron a rezar ante los
restos del founder. Estos prelados aseguran que se trataba de comprar votos
sobre todo de cardenales de Africa y América Latina para evitar que la
situación se descontrolara y saliera alguien inesperado e indeseable. Portillo
entonces a la cabeza del OD tomó parte en la operación. En épocas pasadas era
normal esta práctica de comprar votos entre los cardenales al parecer.
La “operación sucesión de Pablo VI” culminó con éxito, nadie
imaginó que el papa elegido iba a durar casi 40 años.
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