OD GENUINO
Estos son los testimonios que te dan escalofríos, nada de medias tintas, los Opus en su salsa más auténtica. A este Segundo como a Gervasio y a tantos otros que lo conocieron en zapatillas y saben de su "poca clase", su chabacanería incluso cuando estaba en confianza, su alma de puro inquisidor, la crueldad con la que se ceban en cualquier disidente o cura "que destaca" tengo un mensaje que enviarles.
Por lo que contáis y sabéis, imagino que estáis más allá de los ¿70? se me ocurre que si no os atrevéis a poner vuestro nombre, firma y DNI bajo un relato verídico de vuestras vivencias que sea publicado hoy, lo redactéis y lo enviéis a Agustina o a mí para que lo publiquemos cuando nos digáis.
No se pueden perder esos relatos que me parecen son de la casa del terror, porque en el fondo eso es el Opus de Escrivá, un lugar de mucho miedo. Con una gran fachada y un montón de gente haciendo los coros a la inquisición y tapando la verdad, pero hay que poner a la luz, hay que revelar. No es posible que no se sepa y se acaben perdiendo esos testimonios.
Lo mío siendo terrible, tortas y pan pintado, al lado de lo que son capaces de hacer directamente los opus romanos. Particularmente me ha impresionado la saña con la que machacan a los curas que se van y que lo hacen bien o tienen éxito como cura Te pone los pelos de punta.
Me centro en los pasajes que los delatan como auténticos Torquemadas del siglo XXI:
Por lo que contáis y sabéis, imagino que estáis más allá de los ¿70? se me ocurre que si no os atrevéis a poner vuestro nombre, firma y DNI bajo un relato verídico de vuestras vivencias que sea publicado hoy, lo redactéis y lo enviéis a Agustina o a mí para que lo publiquemos cuando nos digáis.
No se pueden perder esos relatos que me parecen son de la casa del terror, porque en el fondo eso es el Opus de Escrivá, un lugar de mucho miedo. Con una gran fachada y un montón de gente haciendo los coros a la inquisición y tapando la verdad, pero hay que poner a la luz, hay que revelar. No es posible que no se sepa y se acaben perdiendo esos testimonios.
Lo mío siendo terrible, tortas y pan pintado, al lado de lo que son capaces de hacer directamente los opus romanos. Particularmente me ha impresionado la saña con la que machacan a los curas que se van y que lo hacen bien o tienen éxito como cura Te pone los pelos de punta.
Me centro en los pasajes que los delatan como auténticos Torquemadas del siglo XXI:
opuslibros.org
Opuslibros - Soy de los que oí a Escribá.
Segundo_G :
Publicado el Viernes, 18 julio 2008
SOY DE LOS QUE OÍ A ESCRIBÁ
Segundo_G, 18 de julio de 2008
Soy de los ex de hace 20 años.
Estuve muchos años adentro. Valoro
vuestra valentía y vuestro empeño en echar luz sobre una institución
que ha engañado, engaña y engañará a los fieles y a la jerarquía de la
iglesia. A ésta última a veces se la pone de su lado con regalos y
favores, que es lo habitual en la curia romana y en las diócesis. Lo
hacen también otros grupos e instituciones. La diferencia es que el opus
regala para que no le pidan. Da pero a la vez no da; no cede en nada
que no le interese. Por ejemplo, si el “Padre” quiere una iglesia
pública, tienen que dársela en el casco céntrico de la ciudad elegida;
nada en los suburbios en los que los obispos incluso ofrecen iglesias
porque ven más necesidad. Ellos no están para atender pobres. Esta
actitud aprovechadora y clasista les traerá muchos disgustos. Mientras
tanto para distraer muestran “labores sociales”, como el Tiburtino y
Tajamar.
El opus es una institución que
vive en una atmósfera artificial de mentira y simulación muy difícil de
desenmascarar, porque a quien trata de levantar la cobija lo corren
diciendo que no tiene “visión sobrenatural”; o que está loco; o que no
cuidó el corazón y se enamoró; o que ha incurrido en “graves faltas
ascéticas”, frase con la que siembran dudas y sospechas sobre personas
ejemplares. Y eso va por escrito a la Santa Sede.
Ellos no paran de calumniar y
los peores son los “directores”. En los ambientes cercanos al opus he
oído muchas “lindezas” de vosotros (¿debería decir de “nosotros”?),
desde “segundones resentidos, ninguno de importancia” hasta “sicóticos y
homosexuales”, así se os califica a los que lleváis esta página...
Hace un tiempo
llegó destruido de Roma un “buen” amigo, que sigue dentro. Después de
gastar su vida en muchos cargos en el consejo general auxiliar, en
Cavabianca, en labores de la región de Italia, etc, le han soltado de la
mano. Se encuentra en su país de origen, deshecho como casi todos los
viejos que ya no sirven, sacerdotes o laicos, que gastaron su vida al
“servicio” de esa cosa. Lo han cobijado sus hermanos (“de sangre”) y sus
sobrinos: la familia que siempre dejó de lado por imperativo del opus.
Son ellos los que ahora le dan seguridad afectiva, moral y económica, ya
que realmente vive en un tembladeral sico-físico. Todo su mundo se ha
derrumbado.
Me decía que hubo en estos
últimos tiempos una “limpieza” de profesores en la universidad de la
Santa Croce, en Roma. Cada trimestre (más o menos) se repitió la
historia, uno a uno sin darles tiempo de coger sus cosas, en menos de
dos ó tres días: “te vas ya de Roma!”. Algunos, por ejemplo un mexicano,
ni siquiera volvió a su país: fue enviado a España, a un pueblo, “¡a
confesar viejas!”
Sin explicaciones, sin razones
para el interesado y de modo inflexible: “te vas!”. Y a quién se
atrevió a preguntar por qué, le contestaron: “tú ya lo sabes”; creándole
un profundo desconcierto,
Los echan sin sus libros, sin
sus notas, sin sus borradores para futuros artículos, sin su ordenador.
No pueden llevar consigo ni un ejemplar de sus propias publicaciones.
“Allí no necesitarás nada de esto”
se van
sin el dinero ganado por sus cátedras, sin pagos a la seguridad social
del país al que les mandan.
Se es
sacerdote para el opus o si no, no se es nada. Hace un tiempo el
vicario regional de México fue a presionar al Cardenal Rivera Cabrera,
arzobispo de Ciudad de México para que no incardinara a un sacerdote
numerario que quería desvincularse de la prelatura. Ese cura se ha
ganado un reconocido y justo prestigio entre los sacerdotes de esa
diócesis, pero en el opus se dice que “luce personalmente” y la que debe
“lucir es la Obra”.
Cuando un obispo pide un sacerdote al opus, el pedido debe ser genérico, así
el opus puede poner al “servicio de la iglesia” a un sacerdote
“seguro”, de esos para los que el opus está antes que la Iglesia. En
pocas palabras meten un “topo” dentro de la estructura jerárquica.
Si la jerarquía pide a un
sacerdote concreto, con nombre y apellido, y éste no es considerado
“seguro”, se contestará que no; que los sacerdotes se ordenan para el
opus; que el prelado no quiere más sacerdotes en estructuras eclesiales;
que los sacerdotes en el opus siempre son insuficientes; que ese que
han pedido tiene “problemas”
En las decisiones sobre los
profesores de la Santa Croce, el cesado rector Mariano F. hasta lo que
sabemos fue un instrumento dócil. Al rector de esa universidad “sólo” se
le pide que sea un buen ejecutor de las órdenes del Concejo General, no
puede permitirse “ideas propias”. De cara “afuera” se le exige que
“quede bien”, que “dé buena imagen” a poder ser “progresista”; que sepa
cómo convencer a obispos para que manden sacerdotes a la Santa Croce;
que “seduzca” a sus pares de las Universidades Pontificias de Roma y a
personajes de la Curia. Mariano F. consiguió ser el presidente del
concejo de rectores de las universidades pontificias romanas. Lo habían
reelegido recientemente, pero el prelado del opus decidió otra cosa y se
va para Argentina.
Siguiendo con mi amigo:
Le recordé que en nuestros
tiempos se ponía por ejemplo de la arbitrariedad del derecho
eclesiástico vigente, el juicio secreto que le siguió la Santa Sede a
Escribá en 1950-1951. Denunciado por los Padres de la Compañía de Jesús
iba a ser separado del gobierno del opus. La acusación que hicieron los
Padres Jesuitas fue promiscuidad entre varones y mujeres miembros del
instituto secular. Ese podría ser el origen de la obsesión de las dobles
llaves y dobles puertas, y de las cientos de indicaciones sobre la
“separación” entre los miembros varones y mujeres.
La historia oficial cuenta que
Escribá no supo nada; que cuando el
tema era ya historia se enteró de que había sido acusado, juzgado y
condenado sin que le hubieran dado oportunidad de defensa. Según lo que
él mismo contaba todo se disipó por una intervención divina
extraordinaria antes de ejecutarse la sentencia; Pío XII la dejó sin
efecto.
Para evitar esas
“arbitrariedades” -se nos decía entonces- los canonistas del opus, Portillo, Fuenmayor, Lombardía, se empeñaron en que la
Iglesia reconociera los “derechos fundamentales de los fieles” y
apoyaron e intervinieron en la reforma del código de derecho canónico.
Reformado el código, el opus hace a los suyos lo mismo que hicieron
otros con Escribá, acusarlos y juzgarlos en secreto, sin que los
interesados se enteren y no tengan derecho a la defensa.
En el opus no se pueden exigir
los derechos reconocidos por el derecho general y por el derecho
propio; son papel mojado. Ejerciendo sus derechos, en Argentina, un
sacerdote numerario interpuso un recurso contra una decisión de los
directores ante un tribunal eclesiástico. Si bien se le dio
jurídicamente la razón, lo echaron. Vive casado en Córdoba (Argentina)
después de pasar muchas experiencias traumáticas. Como sacerdote
numerario fue profesor de las Facultades de Derecho Canónico de la Santa
Croce y de Navarra.
Soy de los que oí a Escribá
calificar de impiedad la Misa de Pablo VI y decir que si no fuera porque
de él dependían muchos sacerdotes y cambiar de rito en masa sería un
escándalo, se hubiera pasado al rito oriental en el que se mantenía el
esplendor de la liturgia.
Eran las épocas en las que se
hablaba “del don de lágrimas que Dios ha concedido a nuestro Padre. Cada
vez que sube al altar llora y llora porque la Misa nueva le causa un
mucho dolor. Llora tanto que se le irritaron los ojos y le llevamos al
oftalmólogo…..”. (El permiso para celebrar la misa anterior lo obtuvo de
monseñor Bugnini a través de del Portillo que lo pidió en una
conversación informal, como quien no quiere la cosa, en un pasillo del
Vaticano. Pedir de ese modo una dispensa lo ponían como ejemplo de la
“santa pillería” de del Portillo, al que debíamos imitar si a nosotros
nos tocaba tratar con eclesiásticos. De Bugnini siempre se habló muy mal
entre los directores del opus antes y después de ese suceso)
Eran los tiempos en que refiriéndose a “sus hijas” Escribá decía: “¿Lloran?, qué importa; mearán menos!” (es textual)
Eran los tiempos de las “campanadas”. La primera y la tercera
son conocidas aquí. La más buscada es la segunda, dirigida a algunos
sacerdotes numerarios, especialmente a uno que había comenzado la labor
en Canadá y estaba de regreso en Madrid. Nos los presentaban como al
“primer consiliario” de ese país. El y los otros se fueron del opus.
Algunos se secularizaron otros siguieron en el ministerio.
Esta segunda campanada, fechada el 17 de junio de 1973, Domingo de la Santísima Trinidad, es la que dice en el número 38:
Deja, hija o hijo mío, de ser
sabihondo, sabihonda: sabio no eres aunque tu soberbia te diga lo
contrario. Deja de dedicarte al visiteo perjudicial o inútil, impropio
de un alma de Dios, que ha de estar ocupada en las cosas del Padre
Celestial. Deja de ser un charlatán incorregible, sin gracia, aunque tu
vanidad pueril te haga pensar que eres ocurrente y divertido: eres
solamente cargante y chabacano, adjetivos que no habrían de aplicarse
nunca a un cristiano, por mediana que sea su formación.
Que somos monolíticos has
dicho. No podrías hacernos nunca mejor elogio. Ya que, en lo terreno –es
posible que tu ofuscación no te la permita contemplar, siendo patente-
sólo estamos de acuerdo en no estar de acuerdo; y, en cosas de fe
católica y de moral, todos -en cambio- estamos conformes en todo. Ya
tienes aquí un monolito divino, que sólo al diablo le puede gustar que
se quebrante.
Hablas quizás de que no ves
cómo se puede conjugar la libertad personal y la obediencia. Muy podrido
has de estar o muy corto es tu entendimiento, si no comprendes que la
libertad personal, la obediencia, el trabajo colegial y el apostolado se
hacen compatibles a la manera como se conjugan la gracia divina y la
libertad humana: del ejercicio de esa compatibilidad nacen las virtudes y
los vicios.
Eran los tiempos de la carta
Fortes in Fide (1973), comentario de Escribá al Conmonitorium de San
Vicente de Lérins, una larga arenga para mantener la “pureza de
doctrina”, ese texto ahora esconde al igual que otros documentos y
cartas, “porque la gente de nuestro tiempo no los entendería bien por el lenguaje fuerte de nuestro Padre”.
En el opus ciertos documentos desaparecen; así escriben y re-escriben
la historia. Por ejemplo, en estos meses, digitalización mediante, están
rehaciendo las películas “de nuestro Padre”.
Eran las épocas en las que en
el centro de estudios de Monterols se hacían horas y horas de velas
nocturnas al santísimo por la “perseverancia” en el opus de algunos
sacerdotes numerarios que se marcharon de la obra, siguiendo en su
ministerio o no, por ejemplo, Ramón Rosal y Joaquín Oltra, mientras en Francia se secularizaban
tres sacerdotes numerarios, uno de ellos contrajo matrimonio con alguien
de la administración de su “centro”; y el director de la delegación de Roma abandonaba el
entonces instituto secular.
Aclaro con respecto a las
velas de Monterols que los residentes, todos numerarios, ignorábamos el
motivo de las innumerables y sacrificadas trasnochadas, sólo se nos
decía que se hacía la vela al santísimo por una intención muy importante
y urgente del padre. Un grupo selecto de iniciados sabía la razón, pero
los iniciados a veces hablan.
Eran los años en los que
Escribá limpió de profesores “progres” la recién nacida Facultad de
Teología de Navarra. Echó a su fundador Alfredo García Suárez, sacerdote
numerario que había sido director espiritual de la región de España;
Alfredo viviría más de 20 años con dispensa de vida de familia, alejado
del opus, en pobreza y abandono, contratado como teólogo por la
Conferencia Episcopal Española. Fieles a su estilo llegaron a esparcir
la versión calumniosa que bebía demasiado. Hasta que hace pocos años
decidieron hacerle a Alfredo un homenaje en la Universidad de Navarra
(para quedar bien con algunos obispos), ocasión para la cual, lleno de
hipocresía y como si no hubiera pasado nada, el prelado Echevarría
escribió una carta laudatoria. Alfredo murió esas Navidades, el homenaje
previsto para enero, fue póstumo. Dios no les dio el gusto.
Eran los años en que Escribá
dijo que “metería la mano hasta el codo en la liturgia”, palabras que
algunos tomaron por profecía de que iba a ser Papa ya que sólo el Papa puede cambiar la Misa. Decía “que todo
volvería”, y Talleres de Arte Granda siguió haciendo ornamentos
litúrgicos con “manípulo”, implemento que la reforma de Pablo VI había
eliminado. Las profecías de
Escribá no estaban sincronizadas con los tiempos de Dios.
Eran los tiempos en los que
Escribá viajó especialmente a Pamplona para prohibir expresamente a
profesores y estudiantes de la universidad de Navarra manifestarse
contra el régimen de Franco.
Ahora quieren borrar esa parte de la
historia dándole lugar preferencial en el “universo intelectual del
opus” a “liberales-pero-no-demasiado” convenientemente adoctrinados.
Seguiré si no se echan sobre mí.
Segundo_G
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