CALUMNIADA INQUISICIÓN

Recordamos por un escrito de Satur que en un UNIV los numes de la tuna coincidieron con una actriz italiana de los tiempos del llamado "destape", y sugeriste que como en la droga que arrasaba y se llevó por delante a una generación de jóvenes españoles, también  estaban en ese ajo. La lectura de la declaración del juicio de marras en Bilbao me ha hecho recordar los detalles escabrosos. Se quedan en lo escabroso. Contra opus van, no sabemos si desde dentro o desde fuera.
Insisto en que los casos en España están siendo sui géneris. Un solo individuo denuncia. En todos los demás países las víctimas del pederasta se cuentan por decenas y los años del abuso también son largos y tendidos. Testigos más que de sobra. Normalmente adultos de más de 60 que denuncian al cura ya casi moribundo por lo que les hizo cuando eran unos chiquillos. El caso paradigmático el internado para sordos de Saint John en EEUU. El  padre Murphy que era un primor en los vídeos de las primeras comuniones y homilías correspondientes, depredaba niños sordos internados. Escogiendo cuidadosamente aquellos cuyos padre no hablaban el lenguaje de signos. Luego dicen que no hay maldad en el mundo.

Estos casos mediáticos españoles que empiezan los 2 por G, Granada y Gatztelueta, se salen del tipo "depredador masivo".

Si Cuatrecasas como dices "pertenece", cosa que habría que verificar y si hubiera colabo ciudadana no es tan difícil, se hace el tonto. Porque el obispado de Bilbao tiene razón cuando se sacude el tema alegando que la prelatura  personal es "aparte" y no le compete canónicamente. Si ese señor es super mucha Escritura no le habrán explicado pero Derecho Canónico es más que posible que haya recibido cuatro cursos para defenderse en la materia, nivel beginner al menos.

El libro "El OD en la Iglesia" que constituyó por si solo una asignatura. "El OD es la Iglesia" es el mensaje subliminal, los demás necesitan de nuestra luz y buen hacer para volver al buen camino. De eso nos impregnábamos, de ahí la inexorabilidad de la "prela", para poder cumplir "la silenciosa y operativa misión" de "ser fermento en la masa". Sin nosotros 2000 años de catolicismo se iban al traste con las moderneces. Aunque los que no estábamos yendo al traste fuera la legión de jovenzuelos captados.

Hablando de mártires de la guerra y sus beatificaciones, deberían no solo no limitarse a beatificar curas caidos a manos de los rojos, de lo cual estamos saturados desde que tenemos uso de razón. Sino también explicar la otra parte, la de los curas que se echaron al monte.

Y ya que el sucesor de Rajoy va dando lecciones de historia sobre la iglesia en la transición, démosla nosotros con ayuda de F. Espinosa en Por la religión y la patria. La faceta verdugo de la iglesia en la guerra ha sido oportunamente silenciada. La memoria hemipléjica eclesial destaca en particular porque en la transi supieron salvar sus privilegios en concordato firmado antes de la constitución. Empecemos por donde empieza un estado laico y aconfesional antes de constituirse.

También es curioso que no les guste la memoria histórica a los que no dejan de venerar su propia memoria. La de los mártires de Barbastro por ejemplo de los que aquí se habló.

A parte de los 16 curas nacionalistas vascos asesinados por el fascismo, están los curas que tuvieron problemas con el régimen de Franco por mostrar su oposición, la iglesia española ha hecho como si no hubieran existido. El problema es que los archivos eclesiales están fuera del alcance de los "no enchufados". No los controla el cuerpo de Archiveros del Estado. Un cura opusino JL González Gullón sí ha podido consultar expedientes en la curia de Madrid.

Los curas tuvieron su papel confesando a los que iban a morir, informando sobre ellos, formando parte de los consejos en cada pueblo que orientó la represión y hasta participando pistola en mano.

El Fiscal del ejército Acedo Colunga habló de la necesidad de recuperar el calumniado Tribunal de la Inquisición, y esa fue la aportación de la Iglesia española que se consagró con saña a la misión inquisitorial.
Con el golpe militar del 36 se le abrieron nuevas perspectivas de intervencionismo en la política, recuperando el terreno perdido y retrotrayendo el país prácticamente a la época de Felipe II con el agobio y el luto. Hay muchas fotos en Internet de curas y obispos con el brazo en alto al lado de los militares.

En el libro vienen manojos de ejemplos de curas amantes de derramar la sangre ajena. Sirvan estas líneas del jesuita Bernabé Copado capellán de la columna Redondo que actuó por Huelva y Córdoba:

"es consolador ver cómo mueren muchos, mejor dicho, la totalidad. Todos se confiesan y algunas de las muertes han sido edificantes y sobremanera consoladoras. En Cortegana fueron fusilados en una noche 6, entre ellos estaba un médico, un muchacho de 26 años, que hacía 11 meses se había casado y tenía un hijo de 5 días. Cuando llegamos al lugar del fusilamiento a las 2 a.m, los 6 me abrazaron, recibieron de nuevo la absolución y el médico, en nombre de los demás, me dijo que morían consolados y con la esperanza de que habíamos de hacer una España grande...."

Es muy interesante el cap. Un país poblado de curas fascistas, por no dejar atrás el del Cura Lozano de Mérida del que se forjó leyenda que no corresponde a la dura realidad de su vida. Hizo una cosa bien, pero no se volvió a repetir. Y no digamos el capítulo que tantas resonancias tiene para un ex opus: La Iglesia, fábrica de informes político sociales. No perderse "Los curas, pieza clave en la purga de maestros."
Ni los informes los inventó el de Barbastro...

El remate de este libro es que me completa una historia paterna. En el citado país poblado de curas fascistas figura a la cabeza del Tercio carlista de Abárzuza, Mónico Azpilcueta, párroco de Lezáun. ¡El don Mónico de mi infancia! mi padre me contaba que este cura era moderno, iba en moto y trajo la primera radio al pueblo. Las mujeres hacían cola por la escalera para escucharla. Nunca mencionó la otra cara de la moneda.
Los curas navarros se las traían, aunque también algunos curas asesinados como el de Cáseda, el de Milagro. Hay que leer "Navarra 1936, de la esperanza al terror".