EL INCENTIVO POR ESTAFAR
El título del vídeo no es atractivo, pero el contenido instruye. Inteligencia de United Kingdom, protegió su industria mientras predica liberalismo desmelenado a los demás: "es malo que el Estado intervenga". Como este Rallo que no cesa, debe de estar a sueldo porque ya hay una historia económica de los países y los estudiosos saben cómo ha sido el despegue de unos y hundimiento de otros o vasallaje a la anglosfera de todos los territorios del antiguo Imperio español a ambos lados del Atlántico.
Pero lo fundamental que me ha enseñado es que se gana más y antes estafando o haciendo medio trampas. Los incentivos para invertir con mala praxis son de tal calibre que vale la pena arriesgarse arruinando a consumidores ausentes e invisibles.
En el libre mercado si eres capaz de engañar, ganas, si cumples las normas a rajatabla, no. No me digas más, la economía funciona como tantos ámbitos humanos. Tampoco en lo alto de la política y a la cabeza de los países vemos a lo mejorcito de la clase, ni en calificaciones ni como ser humano. Ni siquiera en la Iglesia, los especialistas de la moral, son los más virtuosos quienes prosperan. A los hechos me remito.
Me ha convencido cuando menciona las farmas fabricantes de medicamentos adictivos: necesitan enfermos de por vida, no curaciones. Lo hemos estado observando desde 2020 a nivel interplanetario. Se prohibieron medicamentos ya que que solo la inyección funciona, un desmadre (Medicamentos prohibidos: hidroxicloroquina prohibida en Francia y shadow banning de azitromicina, ivermicina, dióxido de cloro y artemisia, una planta africana). Y quien tenga que cuidar de personas mayores, observa el empastillamiento de por vida con el sintrón o tratamientos de diversas clases. No buscan curar, sino "cronificar" malestares y disponer así de clientes fijos.
ENFERMEDAD INVALIDANTE
"Tengo que reconocer que a veces aquella vida me resultaba muy pesada. Había una falta de sentido, de naturalidad y espontaneidad que nos atravesaba a todas las numerarias que era angustiosa. Además no compartía algunos métodos que usábamos para manipular a jóvenes inmaduras de que se hicieran numerarias. La obsesión por el secreto llegaba a niveles de espantosa artificiosidad. Todo se justificaba por la exigencia de discreción que "han hecho tanto bien a la obra de Dios".
"Por ejemplo es habitual en los centros od que una numeraria se encierre en una salita o en dirección para hablar con la directora. Todo se convierte en info reservada: todas estábamos muy poco informadas sobre la vida siquiera "exterior" de las demás. Era como si para todas las comunicaciones entre nosotras estuviese programada una especie de censura automática. Las directoras tienen la función de desarrollar este aislamiento entre las numes. Por ejemplo no sabes si otra del centro, una de tus "hermanas", está tomando medicación, porque es un tema reservado a la directora. Ahora que tengo una familia normal, todo esto me parece complicado y artificioso".
¿Cómo vive el cuerpo de una joven nume la adaptación a este ritmo de vida?
"No entendía lo que me estaba sucediendo: salía y me sentía mal, iba por la calle y la cabeza me daba vueltas, pensaba que me iba a morir. Por eso tenía que volver a casa. O cuando estaba en la universidad en clase de pronto sentía hormigueo. Me sentía extraña y pensaba que necesitaba ayuda. El drama era que no podía vivir las situaciones más normales porque estaba obsesionada con la enfermedad. No estaba bien. Nunca me había pasado algo así, soy una persona de complexión sana, no había sufrido ninguna operación, ni en la infancia tuve enfermedad grave, nada de nada. Siempre plena de salud".
El vértice del od pasaba por alto estas señales evidentes.
"Manifestaba estas sensaciones pero la solución que me ofrecían a mi malestar nunca consistió en ir a las causas, sino solo querían resolver los síntomas. Frente al malestar psicológico me daban un remedio espiritual: "Reza y aprende a estar desprendida de tu salud". Ninguna investigación sobre las causas psicológicas que luego se revelaron como las únicas importantes. Mi mala salud fue interpretada y utilizada para una verdadera manipulación. Comía y no lograba digerir, o me obsesionaba con que me iba a desmayar porque no comía. Entonces me entraba pánico, terror a caerme, eran cosas muy extrañas como una fobia".
¿Cuál era el remedio propuesto por od?
"Ascético: no debes centrarte en tí, tienes que pensar en el apostolado. Olvídate de lo que te pasa, piensa en el apostolado. estas cosas te pasan porque estás centrada en tí misma" Una locura: ¡sentirse culpable por el malestar! No salía de ahí".
Todo se resolvía en "contener" el sufrimiento explica Emanuela.
"Contenerme, era la palabra clave. 'Tienes que ofrecerlo por las almas, no tienes que pensar'. Era obvio que era lo peor que podían decirme para sacarme del pozo, porque iba de mal en peor. Todo lo contrario del camino que hoy he tomado, en el que la persona se interpreta en su conjunto, y supero así el dualimo típico de una cultura racionalista como la opusina. Los síntomas que padecía eran señales de un bloqueo energético o en todo caso algo que había podido encallar a nivel existencial. La enfermedad si se interpreta correctamente puede ser liberadora":
Emanuela sufrió otros males.
"durante años me dolió la espalda hasta el punto de no poder hacer nada. No podía trabajar durante semanas enteras, no me podía mover. Había implosionado. Ya que no tenía la posibilidad de expresarme desde el punto de vista humano o creativo, el sufrimiento me llevó a la crisis vocacional. En el od no me realizaba humanamente. Poco a poco fui perdiendo la autoestima. Perdí la estima de los directores espirituales: personas que, en mi estado de evolución, me parecían cada vez menos aptas para formar cristianos en medio del mundo. Desde el día en que salí físicamente del centro del od con la maleta en la mano, no me volví a sentir mal. Aunque hasta que llegó ese día recorrí un largo camino".
Ferruccio Pinotti
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