SEÑALES DEL CUERPO
Papa dont preach, I'm keeping my baby....
El firmante de la carta no ha caído en que el receptor de su misiva no es un plebeyo del opus como tú o como yo, sino una persona de alcurnia, con apellido de cofundador, aunque sea otra rama distinta a la del gobernador civil de Lérida . Y ocupación con derecho a aureola: despacho postinero en la capital del Reino, (o del narcoestado, si hacemos caso a Royuela).
No sufre la presión de los dires por bobadas como los siervos, está en la pomada, gana bien, aporta mucho y no se despeina por nada. A ver si aprendemos que en el opus, sobre todo en el opus, todavia hay clases.Omella y los obispos españoles con los pobres y las víctimas, siempre hasta la muerte y más allá.
El representante del despacho en las jornadas lo lleva en el apellido si pronuncias la gn como ñ. En esas condiciones de vida, ¿Qué pueden saber estos letrados de víctimas de abusos? pretenden protagonismo en asuntos que ignoran de arriba abajo, porque no es lo suyo ocuparse del sufrimiento de los demás, más bien están con quien lo provoca. El afán de subir de unos causa mucho dolor en los otros, c'est comme ça. Y estos han subido como la espuma.
Otros casos de ese apellido: ya en 2003 un Cremades Sanz Pastor en el asunto del nombre del dominio opus dei, en 2009, en 2011, en 2014, ....etc Y ahora con las víctimas siempre con las víctimas, sus propias víctimas. Qué rostro tienen algunos y qué ninguna memoria la mayoría.
Con 19 años y en el centro de estudios Emanuela había entrado en el mecanismo de los pesados deberes impuesto por od.
"Estaba en segundo curso en la universidad y mi malestar continuaba. Tras el centro de estudios me destinaron al Tandem Club en Milán, me nombraron secretaria del consejo local. Empecé a padecer anorexia, la supernume médico a la que acudí me recetó una medicina estimulante del apetito. El Tandem era un centro en el que se impartían actividades a niñas de la escuela, de secundaria y del liceo. Por la mañana tras la limpieza, estudiaba para preparar la tesis y por las tardes trabajaba impartiendo charlas de formación a las chicas de san Rafael.
Además de esa formacion coordinaba actividades recreativas como clases de guitarra, cocina, teatro...etc. No me hacía mucha gracia pasar el tiempo con las niñas pequeñas, siempre me atrajeron más las actividades especulativas y culturales, organizativas, pero no pude cultivar estos aspectos porque naturalmente el servicio al opus pasaba por delante de todo. Por eso cada vez que expresaba ante las demás numes argumentos de ese tipo había comentarios irónicos que ridiculizaban y mortificaban "mi deseo de otra cosa". En cierto momento quise hacer el colegio romano, pero las directoras me dijeron que no.
La actividad frenética que llevaba destruía mi seguridad, ralentizaba el proceso de crecimiento y conocimiento de sí que es normal, imprescindible incluso para todo ser humano que quiere construir una vida plena. En el Tandem Club empecé a descubrir los métodos de proselitismo sofocante y poco respetuoso de la libertad interior de las personas. Mi cuerpo seguía resintiéndose, superada la "cuasi anorexia", empezaron los dolores de espalda. Una vez más el remedio no iba a las causas sino que se trató de curar los síntomas con una larga serie de inyecciones antiinflamatorias. Durante muchos años estuve recibiendo abundantes dosis de antiinflamatorios con regularidad.
Ciertamente no ayudaron mucho las constantes mortificaciones corporales a las que sometía a veces libremente a veces por puro perfeccionismo. La tabla de madera sobre la que dormía y el cilicio me producían constante tensión muscular, de la que no lograba ni liberarme ni apenas a darme cuenta.
No tenía conciencia de mi cuerpo, no escuchaba las señales, porque la enseñanza que me repetían cada día era que tenía que llegar al final de mi vida exprimida como un limón. Estos sucesivos malestares se prolongaron durante 10 años, los últimos 3 años me llevaron a la cumbre del dolor y gracias a Dios entré en una fase de conciencia que fue liberadora.
JORNADA TIPO DE UNA NUMERARIA
La vida de nume de Emanuela ya estaba en su plenitud de desenvolvimiento. NO era fácil alejarse de ella, poca energía le quedaba. Esta era su jornada tipo:
"Mi día a día seguía un esquema bastante rígido y sofocante. Nada quedaba al azar, todo estaba regulado y tenía que dar cuentas a la directora de la residencia. Me dieron una hoja con las normas de piedad y unos cuadros para poner una x si las había hecho, también tenía que dar cuenta de los encargos apostólicos. Los encargos y la actitud constante de examen de conciencia ocupaban toda mi jornada.
A las 6.10 una nume venía y golpeaba mi puerta para despertarme. Saltaba de la cama, besaba el suelo y en voz baja pronunciaba la jaculatoria Serviam! Iba corriendo a tomar una ducha helada, mientras lo ofrecía por las intenciones del prelado. A las 6.45 tocaba media hora de oración en el oratorio. A las 7.15 era el momento de la misa diaria en latín. A las 7.45 desayuno. A las 8 había que limpiar las habitaciones, lo hacíamos un equipo de numes y auxiliares. Para realizar la limpieza las numes nos poníamos una bata blanco, las auxiliares vestían un uniforme azul. A las 9 me reunía con la directora para acordar el plan de la jornada.".
Una parte importante en la programación de la jornada se iba en la labor de reclutamiento de chiquillas, había que acercarlas a la "vocación".
"Hablábamos de las chicas que podían tener condiciones para entrar en el od. Se hacía un plan para lograrlo. Formulábamos de manera muy precisa los pasos que había que dar: "la invitaré a la meditación", o "intentaré convencerla para que confiese con el sacerdote del centro".
A las 9.45 tras despedirme de la directora, siempre se hace cuanto te vas y cuando llegas anuncias, además de pasar por el oratorio, me iba a la uni en el bus o a pie. Si iba en bus podía leer en esos 15 minutos del trayecto un libro que me habían aconsejado en la dirección espiritual, solían ser escritos del founder o libros escritos por miembros de la prela. No era costumbre leer nada que no estuviera en la lista sugerida por los directores."
Al menos la vida universitaria de Emanuela estaba libre de la invasiva presencia opus.
"De las 10 a las 13 asistía a las clases Derecho en la uni de Milán. Rezaba el Angelus y procuraba almorzar a medio día con la amiga de turno que todavía no era nume, a la que tenía que convencer para que viniera a los retiros organizados en la residencia."
Tras el almuerzo todos los días llegaba la mortificación corporal.
"Durante 2 horas diarias como toda nume tenía que llevar el cilicio, una pulsera de pinchos que se ataba en el muslo. Era una práctica dolorosa, a la que se añadía los sábados la disciplina, un pequeño látigo de cuerda con el que se azotaba las posaderas mientras rezaba una oración".
Sufrir, rezar, trabajar para los objetivos del opusd. En la jornada de una joven nume no había sitio para más.
"De las 15 a las 17 tenía más clases en la uni. Una vez por semana por la tarde tenía que asistir al círculo breve, un encuentro formativo en el que participábamos las numes, en el que se comentaba una norma y un tema relativo a la vida operística. NO había posibilidad de discutir, todas escuchábamos para poner en práctica aquella semana lo que se nos había dicho. Quien dirige el círculo lo suele hacer con el cili puesto, para dar eficacia sobrenatural a este medio de formación espiritual".
Una jornada sin recesos, agotadora.
"Y que lo digas, a las 18 volvía a la residencia. A las 18.30 hacía media hora de oración utilizando siempre escritos del founder. A las 20 tocaba cenar, después teníamos media hora de ocio, la llamada tertulia en la que se contaban anécdotas del Padre o anécdotas apostólicas del día. A las 20.30 rezábamos el rosario y las Preces. En el centro de estudios todavía teníamos actividades después de cenar: por e. a las 20.45 clase de latín o clase de lengua extranjera (español) ya que todas las numes han de comprender los textos fundacionales en el original.
A las 22 era el examen de conciencia y empezaba el tiempo de la noche. Si alguien quería quedarse a estudiar después de esa hora tenía que pedir permiso a la directora. Ya no se podía hablar con nadie hasta después de la misa del día siguiente. Se apagaban las luces. Todas las numes en su propia habitación se arrodillaban para rezar con los brazos en cruz las 3 avemarías y luego se rocíaba la cama con agua bendita. Dormíamos en tabla y en vez de colchón una mantita. Una vez por semana dormía sin almohada por la llamada "noche de guardia", a veces dormía en el suelo, todo por sacrificio. El día de guardia se supone que todo sacrificio es por "las demás".
Emanuela cuenta que cuando terminó la universidad y asumió cargos directivos, su vida cambió bien poco. Seguramente aumentó el clima de exigencia.
"No cambió mucho. Lo que cambió es que cuando me hicieron responsable de un centro de la obra yo era la que sugería este ritmo frenético de vida a las chichas más jóvenes".
El lúcido relato de Emanuela conmueve al más pintado. Es impresionante la imagen del sacrificio que puede asumir un ser humano por amor a un ideal, o por verse privado de su propia capacidad crítica. Emanuela se dió totalmente a sí misma durante 15 años con el mayor desinterés posible, segura de que era justo proceder así.
Ferruccio Pinotti.
Comentarios
que se renueva la propa pro choice con intenciones
disminución de la población