OPUS DEI SECRETA

 En 2006 el periodista italiano Ferruccio Pinotti publicaba "Opus Dei Segreta: látigos, cilicio y alta finanza. Testigos que hablan por primera vez. En colaboración con Emanuel Provera y Amina Mazzali, ex numeraris del od" .

Introduce con estas palabras:

una joven numeraria se latiga repetidamente con violencia en la penumbra de su habitación, en el mismo momento un grupo de banqueros elegantemente trajeados se aprietan en torno a una tumba en una cripta subterránea para sellar con la oración su pacto indisoluble. En otra parte del mundo, un muchacho que se ha comprometido a lo mismo aprieta un cilicio de metal con puntas que le atraviesan el muslo y en ese momento, en una ceremonia con jefes de Estado y de gobierno, ministros e intelectuales, industriales y financieros entre los presentes, un controvertido sacerdote español de nombre JmEdb es proclamado santo.

En estas imágenes tan fuertes y contradictorias está todo el misterio de una realidad que, como un milagro que aparece y desaparece, escapa a las definiciones y a las investigaciones. Un mundo subterráneo en muchos aspectos, casi una dimensión paralela que está al lado de la que conocida y visible. OD, de hecho es "secreta" como una "secta" (Werner Billing y Michael Bauer, Opus Dei und Scientology) y sin embargo está a la luz, es misteriosa en sus rituales, pero tiene un sitio en Internet, gracias a sus miembros, está presente en actividades de bancos, industrias, partidos políticos.

85.000 miembros en todo el mundo. Fundada por el sacerdote  español citado en 1928, se convirtió en Prelatura personal en 1983. Una extraordinaria capacidad de penetración en los ambientes que cuentan, no sólo en Europa, También en EEUU, Hispanoamérica y recientemente en India, od va conquistando espacios importantes en sectores estratégicos de la sociedad: economía, medios de com, finanza, industria, política, investigación científica, organizaciones internacionales. Y a través de una visión del mundo tecnocrática y conservadora va revolucionando una parte siempre más consistente del mundo católico. 

El éxito de los últimos 25 años es particularmente impresionante. Apoyada con fuerza por el papa Wojtyla, que tuvo un papel central en la obtención de la prelatura personal por parte de od, el estatuto jurídico que le permite ser "una Iglesia dentro de la Iglesia", od ha contribuido a la elección de BXVI (J. Allen, The Rise of BXVI. The inside story of how the pope was elected...) Y se aplica a diseñar un nuevo modelo de Iglesia, alejada de los pobres del mundo ( H. Küng, Scontro di civiltaçà ed etica globale) y muy atenta sin embargo a las élites, al poder, a la tecnología, a la finanza, a los intelectuales.

A pesar de todas las críticas realizadas a menudo a esta organización el founder tras una beatificación en tiempo record en 1992, fue proclamado santo en octubre de 2002. Su figura, sobre la que se ha discutido mucho por su apoyo al franquismo y por las críticas que realizó a los pontífices que no eran muy amigos de la doctrina opusiana, es objeto de un verdadero culto a la personalidad.

Por primera vez en Italia, en este libro se da la palabra a personas que, a menudo en medio de pesados dramas personales, salieron del od. He recogido testimonios de ex numes que con valentía  han puesto su historia a disposición de esta investigación. El relato de sus experiencias ofrece momentos dramáticos y conmovedores: chicos que en una edad tan delicada como es la adolescencia son objeto del apostolado opus y son convencidos de que han de entrar, aprovechando hábilmente su fragilidad psicológica; mujeres jóvenes, las llamadas numerarias, que hacen voto de castidad y viven en las residencias femeninas en medio de innumerables privaciones, mujeres y hombres rotos por dentro, que algunos casos extremos llegaron al suicidio como única vía de salida del od.


Este libro cuenta las práctica humillantes y medievales como el uso del cilicio, (la "pulsera" de metal recubierta de puntas que las numes han de ponerse dos horas al día en el muslo) y la disciplina, el látigo con  el que las numes se azotan cada sábado en las posaderas. 

También para las mujeres es obligatorio dormir en tabla, además de entregar todo el fruto del propio trabajo, los estipendios o ingresos que se tengan del tipo que sea hay que darlos al Od, además de hacer un testamento en el momento de la entrada en el que se dejan todos los bienes muebles e inmuebles  a la organización.

Los relatos de los entrevistados dan fe del sutil sentimiento de culpa instigado en los miembros, la desestructuración del yo para que la personalidad se pliegue a la voluntad de od. Documentan lo difícil que es salir tras 10, 20 años de pertenencia y las sutiles formas de persecución que se instalan frente al que ha traicionado.

Quizás con estupor se verá como a partir de una fe sincera una persona puede ser manipulada. Precisamente este aspecto, el debilitamiento y la enfermedad afecta a un gran número de personas que adhirieron sinceramente y el nivel de los poderes a los que se enfrentan quienes se van, será uno de los puntos clave que hay que afrontar. Es justo aclarar desde el principio que la fe es sin duda honesta en los jóvenes que se hacen del od, mientras que aparece bastante más discutible el sistema de control de la conciencia que busca plegar la vida de las personas a la finalidad del od. Un "estilo" sobre el que también la Iglesia debería alimentar dudas.  No por casualidad, algunas de las contribuciones críticas más serias dedicadas a esta temática proceden en Italia y en otros países del mundo religioso y de periodistas y teólogos de inspiración católica (Giancarlo Rocca, Peter Hertel).

 

Verona - Qué ver en Verona y cómo llegar desde Venecia 

La Pamplona de Italia

Tuve que acercarme al od en varias circunstancias y momentos diferentes, a partir de lo que hay en mi ciudad de residencia, Verona, que, en términos de presencia opus se ha llamado la "Pamplona de Italia". Solo frecuentando las reuniones de la organización, conociendo a las personas, me fue posible comprender la mentalidad de los pertenecientes a od, su modus operandi, el mix increíble entre fe y poder, religión y finanza. 

Solo entrando en el mundo sutil de los símbolos del od pude lograr captar cómo funciona la red de relaciones de poder que existe entre los que pertenecen, cómo crean alianzas y fidelidades destinadas a tener vasta repercusión.

No es fácil acercarse al od. Un episodio personal dará una idea al respecto. Cuando empecé a ocuparme del tema, pedí consejo a un amigo sacerdote, que proporciona consejo espiritual a industriales y banqueros de UCID (Unión cristiana para empresarios y dirigentes) sobre cómo podría captar la atmósfera del od, me habló de un curso de filosofía. Un modo soft como otros tantos para llegar a nuevos adeptos y sondear sus características sin exponerse en exceso.

 A la hora exacta del día establecido me presenté en la dirección que el sacerdote me indicó. El palacio del XVI, en una de las màs emblemáticas calles del centro histórico, estaba protegido de miradas indiscretas por un elevado y almenado muro, interrumpido por esbeltas ventanas moriscas. El conjunto formaba una cortina ligera y a la vez impenetrable. 

Bajo el timbre nada indicaba la presencia del opus dei. En el único cartel visible ponía residencia universitaria. Iba a llamar cuando se abrió la puerta. Un joven en la treintena, alto y de cara triste, insinuó un saludo. Intenté presentarme pero bajó la mirada evitándome. Se limitó a estrecharme la mano sin decir nada.

"He venido al curso, me envía monseñor..."

"Pase por aquí", me respondió débilmente.

Pasado el patio, subimos una amplia escalera. En el segundo piso nos encontramos en el vestíbulo de una gran sala. Las paredes pintadas elegantemente en beige, combinaban con las ricas cortinas de seda brillante que decoraban las ventanas que daban al patio. El pavimento era un ajedrezado de mármol blanco y negro, y hacía que los hombres en traje oscuro y corbata que esperaban  parecieran peones mudos de una extraña partida.

Por su actitud se intuía que estaban esperando una señal. Me observaron con atención y sospechosa curiosidad. Parecían buscar los detalles de mi rostro y aspecto. Venía de mi trabajo en el periódico, llevaba unos pantalones de pana y una chaqueta de tweed con los codos gastados. En el rostro de los presentes se dibujó un gesto de sutil desaprobación. Capté el matiz y sentí que me ponía a la defensiva.

Una campanilla emtió un sonido de sacristía y los hombres de traje oscuro entraron por una puerta estrecha a una sala en la que se veían largas filas de asientos.

El joven que me había abierto la puerta observaba en silencio. Me volví para preguntarle, pero él seguía impasible.

"¿Cómo se desarrolla el curso? ¿Quiénes son los ponentes?" pregunté. Se llevó el índice a la boca y me dijo que le siguiera. Abrió con delicadeza una puerta de madera y me dijo que lo siguiera, me indicó un puesto libre en la cuarta fila.

La sala, larga y estrecha, se abría a los maravillosos palacios medievales de la antigua Verona. Pero la concurrencia estaba poco interesada por esos pedazos de vida. Miraban fijamente a una persona que vestiga de negro esperaba inmóvil con los brazos cruzados. El hombre iba elegante y de primeras parecía un manager. Pero una pequeña cruz de oro asomaba por el cuello de la chaqueta dando a entender que era un cura. La concurrencia iba desde jóvenes profesionales a otros afirmados profesionales. Reconocí el rostro de un par de banqueros y de dos directivos notables del sector crediticio.

El sacerdote hizo el signo de la cruz, rezó el pater noster en latín lentamente y con voz nasal. Los asistentes se pusieron de pie se persignaron e iniciaron la oración en tono monocorde.

Creía que me había apuntado a un curso de filosofía no a un seminario de oración. En un momento de rebelión tuve la tentación de levantarme y marchar. Pero me retuve, quería y tenía que quedarme y comprender.....

Ferrucio Pinotti


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