Abusos de la memoria. Polémicas Auxiliares

 

Para los que me dicen y nos dicen, "Ana, déjalo ya":

"Ninguna institución del Estado debería poder decir: usted no tiene derecho a buscar la verdad de los hechos, quienes no acepten la versión oficial del pasado serán castigados. Es algo cosustancial a la propia definición de vida en democracia: los individuos y los grupos tienen derecho a saber, a conocer y a dar a conocer su propia historia."

Tzvetan TODOROV, "Los abusos de la memoria".

Curiosa la polémica desatada en opuslibros.org entre ex miembros sobre todo mujeres sobre cómo eran las numerarias auxiliares, "corona de espinas" de las numerarias, caprichosas, crueles, niñas mimadas... Y las numerarias con ellas, también crueles de vez en cuando.

Lo que yo saco en conclusión es que en el opus no hay la predicada fraternidad, muy cacareada, muchos rollazos inmundos que hemos escuchado y lanzado a las demás sobre "caridad", y realmente el sistema de vida está pensado y ejecutado para que nadie se quiera entre sí. Unas más y otras menos, porque cada cual reacciona diferente a la "deformación" opusiana inculcada, pero todas tuvimos nuestros momentos de ser insoportables. Se nos animaba a ello, de vez en cuando se lanzaban avisos al centro "que no se hace corrección fraterna entre las numerarias": de ello despachan las directoras locales con la delegación. Es decir la política que viene de arriba es alentar la delación. Por chorradas por supuesto.

Estar pendiente de las correcciones que te hacen y de las que tú tienes que hacer, quieras que no acaba por teñir las relaciones entre las numerararias que conviven en un centro de sospecha mutua. Horrible, insano, malsano, destructor de la afectividad y del mínimo compañerismo entre personas que lo están compartiendo todo menos los sentimientos.

He necesitado salir de ahí y que pasen años sin verlas para comprender porque yo nunca hice carrera en el opus, y porqué sabían que no tenía futuro en sus escalas de directoras. Aún hoy, la gente que me conoce sabe muy bien que no me interesa el churreteo ni las vidas ajenas. No me ha interesado nunca, no es una pose, es que no me importa.

En estas condiciones es imposible sobrevivir en un mundo en el que todas se vigilan entre sí. Hay que adquirir medallas frente a la delegación si quieres que te nombren directora. Eso da prestigio de lista, de "santa", de que eres alguien. El opus consigue en sus ambientes cerrados que se valore a la gente no por lo que las numerarias tienen realmente como cualidades, sino por lo que la propia organización dice de cada una.

Como en otras muchas organizaciones humanas en la vida real cuenta más lo que no está escrito y se vive cotidianamente que lo que está escrito y se predica. Mi desgracia es que me he creído siempre la letra, los textos, los libros, las teorías, y estaba completamente ciega a la práctica, a la vida real, a los actos concretos de las numerarias. Sólo con mucho padecer se me cayó la venda de los ojos. Y comprendí. Comprendí que cara a ellas era un estorbo (si no fuera por el dinero familiar...), porque ¡no me enteraba de qué iba la fiesta ni a tiros! seguramente otras con menos títulos universitarios y menos lecturas están mucho más en el rollo que lo que yo lo estuve. Sin ser tonta era la más tonta de todas, de la más engañadas.

No se trataba de cumplir las normas (las dires se las saltan), ni de ponerse el cilicio horas de más (ellas no lo usan), ni de hacer apostolado, ni de dar la mano a la gente, ayudarla (no saben ayudar). Se trataba de ser una auténtica chivata, una zorra, que se gana la confianza de las demás para luego ir con cuentos a las "superioras". Así haces puntos. Así subes, como la espuma. Si me engañan pero yo engaño a otros, hay una especie de toma y daca. Pero si todo el mundo me engaña, me convierto en el ser más infeliz.

Lo complicado de todo esto es la salida. ¿Cómo volver a la normalidad de no ser traicionera? ¿cómo vivir por tu cuenta sin tener ante quien hacer puntos? ¿Cómo tener amistades si no eres de fiar? Un problemón, Vivir en la delación constante lleva al aislamiento y la soledad de un sistema totalitario,
éramos y son islas, sin verdadero contacto humano de unas con otras. Sin compartir no hay familia.

No es cuestión de hacer barricadas "numerarias" contra "auxiliares", éramos todas unas raras insoportables. Y lo bonito es que ya no estamos más ahí.