Oblación
Una lectora ha confundido la palabra OBLACION con la otra palabra muy parecida que empieza por a. Oblación no tiene nada que ver con la ablación que se practica a las niñas en algunos países con referencia a una ley religiosa. Ví una película preciosa de una señora en uno de esas aldeas que con gran pillería hace de su casa un lugar "embrujado" y sirve de refugio a las adolescentes ante esa horrible práctica.
La oblación es una palabra que viene del latín, es algo así como "oferta" o "entrega" "dar algo" mientras que ablación también viene del latín y debe ser "cortar" o "quitar". Todo cuestión de un prefijo diferente delante de la raíz "latum", ¿del verbo fero, fers, tuli, latum? me acuerdo de mis años del instituto en que aprendíamos cosas de memoria.
La oblación se hace cuando ha pasado un año y medio desde la primera carta que escribe la candidata a numeraria o supernume o agregada al prelado "pidiendo la Admisión". Carta que lleva fecha, firma, lugar, redactada con la supervisión de la directora para no poner nada inconveniente, de "poco tono humano" o que no proceda. Carta escrita prácticamente al dictado, en el caso de las menores de edad el engaño es manifiesto. Otros dicen que escribieron por "dar gusto" al que le perseguía para que pitara. Yo lo hice convencidísima de era mi obligación "vital". Era una cría que todavía no tenía 16 y que no había pisado la calle. Un bebé, que ya sabía latín, pero seguía siendo un bebé.
No recibi, nadie recibió una carta contestando a esa petición de entrada en el Opus. "De palabra", la directora del centro te llamaba un buen día, cuando habían pasado seis meses de la carta y te decía que "el Padre te ha concedido la Admisión". Adolescente perdida, nada más lejos que el pensamiento de estar ante un acto jurídico, con derechos, deberes que emanan de él. Compromiso de las dos partes y que habría que pedir "papeles" donde figuraran derechos y deberes de la institución para con una y de una para con la institución. Y así poder decir: "eso no viene en el contrato" a propósito del cilicio por ejemplo. Lo que a cualquier ciudadano mayor de edad ante cualquier trámite con cualquier institución se le da. El recibí de esta transación, o del pacto. Los del Opus son muy listísismos y está todo atado y bien atado para que no puedas escapar con bien. De cara a la manipulación, siguen los pasos "comunicación al interesado" pero la Obra no da nada oficial por escrito, el clima es de confianza total. Estamos "en familia". Cuando muchos años después "despiertas del sueño dogmático" te enteras en qué consiste tu familia.
Ellos podrán presentar al Vaticano si es que se lo pide nuestras amorosas cartas. Las escritas con16 años no se atreverán porque eso no es legal, pero las que se escriben ya con edad de "actos jurídicos" sí las podrán presentar, para hacer ver que "estábamos encantadas con la vocación" y que se nos ha ido la pinza. Sinver pero sinver... un buen rato.
El día de la oblación nadie se enteraba, la concesión a la interesada y la ceremonia eran "secretas", ese secreto lo comparo con las monjas o las mujeres que contraen matrimonio. Todas esas personas cuando dan ese paso en la vida hacen una fiesta para familiares y amigos. En el Opus cuando te incorporas lo sabe la directora del centro, el cura y tú. Se cierra el oratorio para que nadie interrumpa la ceremonia y es como hacerse de algo secreto, creo que hasta los francmasones hacen un rito en el que participa más gente. Por supuesto mi madre no tuvo ni la más remota idea de porqué aquel día me puse mi "traje de fiesta" aunque era día de clase normal.
Y eso que cuando hice la oblación con 18 años hubo un pequeño detalle en la que mi madre algo tendría que haber dicho, puesto que antes de la ceremonia hablé con una directora de la delegación sobre mis "patrimoniales". Ya estábamos metiéndonos en temas que no eran estrictamente la "vocación divina, la devoción a la virgen y hay que ganar almas para Cristo". Tampoco mi madre supo mi contestación: por supuesto encantada de entregar mis "patrimoniales" a quien la Obra dispusiera, ya que eso era el buen espíritu. Aunque en un alarde de la más refinada hipocresía que les caracteriza la directora se afanaba en decirme que "era libre para disponer". Canallada más grande es difícil en gente de tanta misa y tanto rosario que no les sirve más que para limpiar su conciencia "transitoriamente". Aprovecharse así de la ignorancia y de la fe en la iglesia me parece a la altura de otros crímenes. Pura basura.
Gracias Gabriella por lo que me dices y la felicitación, feliz pascua también para tí y todos los que en ella
crean.
Ya he escuchado al señor obispo. Sus propósitos son penosos, qué forma más tonta de estropear una liturgia. Desde que alguien me envió un reportaje sobre estas prácticas corrientes entre curas vaticanos, confirmado por David Yallop que ha escrito dos interesantes investigaciones sobre los dos Juan Pablos, estoy curada de espanto.
Gran hipocresía, el sistema clerical que sólo admite varones y celibato impuesto como ley, es diferente como opción voluntaria, favorecen que la carrera eclesial se transforme en un "armario" improvisado o incluso que haya entrado en él otras personas que si no fuera por esa obligación a lo mejor no lo habrían hecho.
A raíz de un juicio contra un obispo norteamericano que protegió a un cura pederasta están saliendo unos documentos a la luz que son una buena muestra del clericalismo y sus malos efectos, de que el peor pecado no era molestar a unos niños sino que el cura tuviera relación con una mujer. No pasando esto último, la jerarquía respiraba tranquila.
La oblación es una palabra que viene del latín, es algo así como "oferta" o "entrega" "dar algo" mientras que ablación también viene del latín y debe ser "cortar" o "quitar". Todo cuestión de un prefijo diferente delante de la raíz "latum", ¿del verbo fero, fers, tuli, latum? me acuerdo de mis años del instituto en que aprendíamos cosas de memoria.
La oblación se hace cuando ha pasado un año y medio desde la primera carta que escribe la candidata a numeraria o supernume o agregada al prelado "pidiendo la Admisión". Carta que lleva fecha, firma, lugar, redactada con la supervisión de la directora para no poner nada inconveniente, de "poco tono humano" o que no proceda. Carta escrita prácticamente al dictado, en el caso de las menores de edad el engaño es manifiesto. Otros dicen que escribieron por "dar gusto" al que le perseguía para que pitara. Yo lo hice convencidísima de era mi obligación "vital". Era una cría que todavía no tenía 16 y que no había pisado la calle. Un bebé, que ya sabía latín, pero seguía siendo un bebé.
No recibi, nadie recibió una carta contestando a esa petición de entrada en el Opus. "De palabra", la directora del centro te llamaba un buen día, cuando habían pasado seis meses de la carta y te decía que "el Padre te ha concedido la Admisión". Adolescente perdida, nada más lejos que el pensamiento de estar ante un acto jurídico, con derechos, deberes que emanan de él. Compromiso de las dos partes y que habría que pedir "papeles" donde figuraran derechos y deberes de la institución para con una y de una para con la institución. Y así poder decir: "eso no viene en el contrato" a propósito del cilicio por ejemplo. Lo que a cualquier ciudadano mayor de edad ante cualquier trámite con cualquier institución se le da. El recibí de esta transación, o del pacto. Los del Opus son muy listísismos y está todo atado y bien atado para que no puedas escapar con bien. De cara a la manipulación, siguen los pasos "comunicación al interesado" pero la Obra no da nada oficial por escrito, el clima es de confianza total. Estamos "en familia". Cuando muchos años después "despiertas del sueño dogmático" te enteras en qué consiste tu familia.
Ellos podrán presentar al Vaticano si es que se lo pide nuestras amorosas cartas. Las escritas con16 años no se atreverán porque eso no es legal, pero las que se escriben ya con edad de "actos jurídicos" sí las podrán presentar, para hacer ver que "estábamos encantadas con la vocación" y que se nos ha ido la pinza. Sinver pero sinver... un buen rato.
El día de la oblación nadie se enteraba, la concesión a la interesada y la ceremonia eran "secretas", ese secreto lo comparo con las monjas o las mujeres que contraen matrimonio. Todas esas personas cuando dan ese paso en la vida hacen una fiesta para familiares y amigos. En el Opus cuando te incorporas lo sabe la directora del centro, el cura y tú. Se cierra el oratorio para que nadie interrumpa la ceremonia y es como hacerse de algo secreto, creo que hasta los francmasones hacen un rito en el que participa más gente. Por supuesto mi madre no tuvo ni la más remota idea de porqué aquel día me puse mi "traje de fiesta" aunque era día de clase normal.
Y eso que cuando hice la oblación con 18 años hubo un pequeño detalle en la que mi madre algo tendría que haber dicho, puesto que antes de la ceremonia hablé con una directora de la delegación sobre mis "patrimoniales". Ya estábamos metiéndonos en temas que no eran estrictamente la "vocación divina, la devoción a la virgen y hay que ganar almas para Cristo". Tampoco mi madre supo mi contestación: por supuesto encantada de entregar mis "patrimoniales" a quien la Obra dispusiera, ya que eso era el buen espíritu. Aunque en un alarde de la más refinada hipocresía que les caracteriza la directora se afanaba en decirme que "era libre para disponer". Canallada más grande es difícil en gente de tanta misa y tanto rosario que no les sirve más que para limpiar su conciencia "transitoriamente". Aprovecharse así de la ignorancia y de la fe en la iglesia me parece a la altura de otros crímenes. Pura basura.
Gracias Gabriella por lo que me dices y la felicitación, feliz pascua también para tí y todos los que en ella
crean.
Ya he escuchado al señor obispo. Sus propósitos son penosos, qué forma más tonta de estropear una liturgia. Desde que alguien me envió un reportaje sobre estas prácticas corrientes entre curas vaticanos, confirmado por David Yallop que ha escrito dos interesantes investigaciones sobre los dos Juan Pablos, estoy curada de espanto.
Gran hipocresía, el sistema clerical que sólo admite varones y celibato impuesto como ley, es diferente como opción voluntaria, favorecen que la carrera eclesial se transforme en un "armario" improvisado o incluso que haya entrado en él otras personas que si no fuera por esa obligación a lo mejor no lo habrían hecho.
A raíz de un juicio contra un obispo norteamericano que protegió a un cura pederasta están saliendo unos documentos a la luz que son una buena muestra del clericalismo y sus malos efectos, de que el peor pecado no era molestar a unos niños sino que el cura tuviera relación con una mujer. No pasando esto último, la jerarquía respiraba tranquila.
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