REUBICARSE EN EL NUEVO RÉGIMEN

Es altamente apasionante la historia reciente de España. Tiene algo de sainete, los protagonistas son muy "tunos" y protagonizaron lances divertidos. Me estoy alejando del tema central, pero me gusta ver la totalidad del cuadro de la política española en la que los opusinos eran unos peones más de la historia con sus propios objetivos.

Por ejemplo, está el general Armada, supernume, del que escribí a propósito del golpe reventado por la sinceridad golpista de Tejero. Armada era secretario de la casa real en 1977 cuando fue legalizado el partido Comunista "more franquista", es decir, por sorpresa y en vacaciones de Semana Santa tuvo un aparte con Calvo Sotelo.   Armada le advirtió:

"No hay nada más grave que subestimar la gravedad de los hechos, tiemblo viendo lo poco informado que está usted. Se puede hacer de todo con las bayonetas salvo sentarse encima."
El que avisa no es traidor.

Hay que reconocerle habilidad a Felipe González para situarse en aquellos años. Pero en ese lugar del espectro político no hay ningún Opus. Para encontrarlos hay que irse al otro lado del mapa. Si habían estado  presentes en la política española en los últimos años de la dictadura, en estos primeros años de la postdictadura se les ve más bien de comparsas. Había que reubicarse.

Fraga, otro difunto célebre de este 2012, era el teórico de una reforma gradual que esperaba poder conducir uniendo a los reformadores franquistas como él y a la oposición alegal que había crecido en los últimos tiempos. En 1977 todavía no se habían reconocido los partidos políticos. En julio de 1976 cuando de la terna que le fue presentada al rey, López Bravo, Silva Muñoz y Suárez, su majestad escogió al más inesperado para formar gobierno, Fraga se había quedado fuera de juego. También Areilza, que tenía muchas esperanzas de que el rey lo eligiera a él. Avanzaba una nueva generación de origen franquista, más joven que los Areilza, Fraga, no digamos que los Gil Robles que había sido político en la CEDA republicana y Ruiz Gimenez, ministro en los años 50.

 Fraga se entrevistó ese verano del 76 con Areilza para formar un partido del extremo centro. Tenían visiones diferentes. Fraga era consciente de que muchos no se fiaban de él, hubo quien dijo que su estilo autoritario de quitarle la palabra a la gente le hizo desperdiciar sus activos políticos. Desconfiaban de que fuera un "auténtico" demócrata. Fraga pensaba que el gobierno de Suarez iba a poner en pie el centro político de cara a las primeras elecciones. A él le dejaban la derecha, conservadora pero democrática. Quería apoyarse en el llamado franquismo sociológico, clases medias temerosas de que una revolución política echara a perder la prosperidad. Pretendía recoger a los posibles nostálgicos del "con Franco vivíamos mejor" y a los posibles "inmovilistas".

Y aquí llega la típica empanada española o gallega en este caso. Fraga reivindicaba sin complejos la herencia franquista, no en vano había sido ministro y embajador, a la vez que afirmaba su voluntad de reforma política. Leyendo estas cosas se da una cuenta de que cuando alguna vez sueltan la palabra "pueblo" es solo una excusa. Todo lo arreglaron entre ellos.

Como ni Cabanillas ni Areilza ni Suarez le ofrecian nada digno de él, entendió que debía acercarse a los que en el pasado habían sido adversarios políticos. De ahí nació en octubre de 1976 el nuevo partido Alianza Popular. Además de Fraga estaban, Silva Muñoz, Fernández de la Mora, Cruz Martínez Esteruelas, López Rodó, Licinio de la Fuente y Thomas de Carranza. Se dejaron llamar los "siete magníficos".

Silva Muñoz era un ACNP, López Rodó, el numerario, ministro cabecilla de los llamados tecnócratas, que antes de pasar a la reserva se unía a este partido, Fernández de la Mora, ministro de Obras Públicas con Franco, "facedor" de las Leyes Fundamentales del Reino por orden del Caudillo, Licinio de la Fuente, al que también se asocia al Opus, no sé en qué grado, y Thomas de Carranza. De los 7 Magníficos 6 habían sido ministros de Franco. Eran una apuesta segura por tanto. No traerían la revolución.
En la presentación del nuevo partido Fraga no dejó hablar a ninguno de los otros Magníficos, hasta cuando preguntaban a otro contestaba él.

El manifiesto del nuevo partido denunciaba:
"la situación de creciente inseguridad, el deterioro del orden público, la aceptación inútil de las ideas de los partidarios de la ruptura, y la generalización de actitudes permisivas". Atractivo para el público opusino, sobre todo lo del desorden y lo de la permisividad...debía disgustar a muchos españoles que "vivían mejor con Franco".

Ahora viene lo del pueblo que he dicho antes: "respetando la obra realizada por el pueblo durante casi medio siglo, aceptamos la necesidad de una reforma del sistema político. Pero nos oponemos a la legalización de grupos comunistas, terroristas y separatistas." Hay que ver como cambian los tiempos y qué rápido se quema la gente en política.
López Rodó de embajador
Los augurios no eran buenos para Fraga como si lo eran entonces para Suarez. La Unión Democrática Española a la que pertenecía Silva Muñoz abandonó Alianza y se pasaron a Suarez. Lo mismo pasó con la Acción Regional que estaba detrás de López Rodó, esta Acción Regional estaba compuesta por alcaldes y presidentes de Diputaciones. Me pregunto cómo consiguió López Rodó juntarlos a todos, el secreto de un partido está en movilizar a nivel nacional.

Así que aspirando a reunir el franquismo sociológico Alianza Popular se quedó en unión de los representantes de un franquismo político residual. Se equivocaron al pensar que el reconocimiento que los españoles sentían hacia Franco y que estaba recogido por las encuestas se extendía a sus ministros. Los españoles querían preservar lo adquirido en el pasado, ¿nivel económico?, pero aspiraban a un cambio político que los antiguos ministros de Franco no podían encarnar.

La orientación neofranquista del partido de Manuel Fraga acentuó la diferencia generacional y política dentro de la élite franquista desde antes de la transición. Suarez era más joven y se distanció del pasado, en la imagen que es lo que cuenta. No había llegado a ministro con Franco aunque se había criado políticamente en sus estructuras como ya conté.
Antes de que Suarez desde el gobierno creara UCD, las formaciones centristas eran una auténtica sopa de letras. Los Alvarez Miranda, Fernández Ordoñez, Garrigues Walker intentaban concertar mitines y no iba nadie. En mayo de 1977 nacía UCD, parte de la democracia cristiana entró en el barco y muchos "independientes" se unieron a la aventura, favoreciendo así la reconversión política de los que antes habían pertenecido al "Movimiento". Y como no había suficientes nombres para las candidaturas Martín Villa, tiró de listas de antiguos compañeros del SEU, el sindicato falangista de estudiantes. La mitad de UCD era pura reconversión. 

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