AUGE DEL FASCISMO



El auge del fascismo en la Europa de los años 30 tiene mucho que ver con el miedo al comunismo soviético.
En ciertos aspectos el fascismo continuaba los precedentes liberales: parlamento, poder policial en las provincias..la democracia de masas de la posguerra (1919) parecía una breve pausa en el gobierno de las élites.

El fascismo se diferencia del liberalismo por su defensa del Estado autoritario, derechos individuales y colectivos fueron reducidos, el fascismo exaltaba las virtudes de la violencia y la acción y denunciaba la ineficacia del parlamento, su retórica inútil. Mussolini denunció “la mentira convencional de la igualdad política, el espíritu de irresponsabilidad colectiva, el mito de la felicidad y del progreso indefinido…El siglo presente es el siglo de la autoridad, un siglo de la derecha, un siglo fascista.”

En su ataque al individualismo liberal el fascismo propuso un proyecto social revolucionario: la división burguesa de la vida en las esferas pública y privada tenía que ser reemplazada por una concepción “totalitaria” de la política como una completa experiencia vivida. “No cabe ser fascista en política (…) y no serlo en la escuela, en el círculo familiar y en el taller”. 

Me recuerda aquello del founder, ¿habría leído a Mussolini? De que no se podía dejar la fe a un lado cuando uno entraba en la asamblea sabia o en una reunión como quien deja el sombrero en la puerta. Militantismo tan típico del Opus con las bases, claro. Las que van a cócteles y se codean con las altas esferas y celebrities dejan en la puerta la fe y otras virtudes.
Además persistía el mito del latino inútil raza para la democracia, italianos, españoles…gentes del sur, no estaban preparados para un modo parlamentario de resolver las tensiones sociales. Así cavilaban los británicos como Churchill al ver el ascenso del fascismo italiano.

La representación proporcional dio lugar a cuerpos legislativos fragmentados, los parlamentarios se lanzaban sillas e insultos, en lugar de presentar sus discursos. Los seguidores de los partidos también se enfrentaban con banderas y pancartas en las calles. La quiebra del parlamento dijo Sigmund Neumann conducirá necesariamente a aumentar la importancia de otros factores políticos, el presidente del Reich, en Alemania o el jefe del gobierno.
El callejón sin salida de los cuerpos legislativos alentó un fortalecimiento del ejecutivo. Los demócratas liberales que nunca tenían bastante con la limitación del poder se enfrentaban a los constitucionalistas que sostenían que en una crisis el ejecutivo debería de utilizar todos los poderes constitucionales accesibles para preservar el fundamento de la democracia.

Al final de los años 20 Carl Schmitt desarrolló el “estado de excepción” en el que serían empleados poderes constitucionales de emergencia para defender la constitución en vez de instaurar una dictadura. Entre 1930 y 1933 la república alemana de Weimar se fue desplazando hacia un sistema presidencialista de gobierno. Alemania parecía abocada a ser gobernada por decretos leyes para que el gobierno no cayese en manos de los partidos que querían el derrocamiento de la democracia.

El debate constitucional alemán es sólo un ejemplo de la compleja relación entre autoritarismo y democracia que se vivió por todas partes en el continente europeo. Weimar era democracia, con el canciller Brüning dejó de serlo, con von Papen y Schleicher se fue acercando al estado autoritario. El siguiente canciller fue Hitler.

Todos consideraban que el modelo parlamentario necesitaba una revisión. Siguieron existiendo en los estados autoritarios aunque llevaran una vida sombría.



La generación de todos los que habían vivido la guerra de 1914-18 se distinguió por el “evangelio de la violencia”, más visible en los fascistas pero afectó a todos los formados en esa cruel contienda. “Nada se logró nunca sin derramamiento de sangre”
Frente al burgués sedentario, indolente, materialista, aburrido contrastaba el vigor físico del joven autoritario y disciplinado, beneficiario de la revolución del cuerpo que trajo el fascismo.
Frente a la glorificación del individuo egoísta por parte del liberalismo, exaltaban el espíritu de abnegación, obediencia y deber comunitario. Hablamos de famosos intelectuales como Henri de Montherlant, Emile Cioran o Mircea Eliade.

Muchos conservadores no se sentían bien con la democracia del período de entreguerras y querían volver a modos de gobierno más elitistas, aristocráticos y ocasionalmente monárquicos. El problema de la democracia estribaba en el poder que confería a las masas, en la supuesta incompatibilidad entre democracia y autoridad. Se mostraban además inclinados a atacar a la democracia sobre una base ética. Insistía demasiado en los derechos y no lo suficiente en los deberes. Había alentado el egoísmo y el interés particular de cada sector y contribuido a sí a su propia caída por no estimular una conciencia cívica o un sentido comunitario, era el argumentarlo de católicos y nacionalistas. Madariaga requirió una democracia orgánica unánime, Mounier aclamó la caída de la III república en 1940 y convocó una lucha contra el individualismo.

En este clima Cambó aparece como una referencia en tanto que defensor de las dictaduras, uno más en aquel clima de crisis de la democracia y el parlamentarismo. Se imponía el espíritu de abnegación, la obediencia, el deber comunitario frente al individualismo liberal. Al fin un libro “La Europa Negra” de Mark Mazower ha respondido cabalmente, históricamente, en contexto y también esencialmente a mi pregunta ¿qué es el fascismo y por qué triunfó aunque fuera momentáneamente? No se soluciona ni se responde reduciendo la historia a la “locura” del líder, las masas siguieron y muchas cabezas supuestamente amuebladas de la época también lo hicieron y lo apoyaron.

Es evidente que el miedo a la revolución bolchevique actuó como catalizador en el ascenso del fascismo al poder. Disminuían los creyentes en la democracia. Fue una desgracia que en ese ambiente surgiera la segunda república española, los tiempos no eran propicios, al contrapié de lo que se estaba viviendo en toda Europa que no deja de ser nuestro continente por muy aislados que vivieran nuestros abuelos con respecto al resto.

La democracia de entreguerras fue una concesión de última hora del Tratado de Versalles. Las masas no habían luchado por ella y no estaban dispuestas a “defender el regalo”. No fueron 3 locos, el enemigo de la libertad no es un tirano aislado, es un tirano consentido y aupado por los ciudadanos.

En los años 30 el liberalismo se veía cansado. Las pugnas se daban dentro de la derecha, entre los autoritarios, los conservadores, los tecnócratas, los extremistas o radicales. Entre la vieja derecha, Franco que se apoyó en el ejército y la iglesia y desmanteló Falange vaciándola de su esencia fascista. La nueva derecha triunfaba en Italia y Alemania.

La nueva derecha se apoyaba en el partido de masas, y a través de elecciones ascendió al poder. Los conservadores no estaban acostumbrados a la política de masas. El estado corporativo de Mussolini que suscitó interés, supuestamente asociaba a los productores no a las clases, a la hora de organizar la representación de la sociedad.
 Era una impostura que ocultaba la domesticación fascista de los trabajadores y su colaboración con la élite rectora.
Salazar lo copió en Portugal prohibiendo los partidos políticos.

Si en Austria el canciller Dollfus bombardeó los barrios socialistas e instauró un régimen autoritario y católico, el asalto al liberalismo parlamentario más extremo fue del de Hitler. La legitimidad es el Führer aupado por la masa, el llamado Führerprinzip. Hitler defendió la ley frente a la anarquía.
La lucha de clases y el conflicto capitalista fue reemplazado sobre el papel por la armonía y la cooperación.

La salud de la colectividad exigía a veces la segregación, la esterilización e incluso la muerte por parte del Estado de seres física o racialmente enfermos.
El miedo a las denuncias entró en las familias, “desaparecieron las paredes”, todo el mundo se convirtió en delator de todo el mundo.
De los niños educados conforme a valores incompatibles con las juventudes hitlerianas se decía que habían sido descuidados por sus padres y podían ser destinados a un centro de adopción. Un juez retiró la custodia a unos padres “que habían abusado de ese derecho” al no permitir que su hijo se hiciera de las Juventudes Hitlerianas.
Lo mismo que hacía el Opus Dei cuando nos alertaba contra el cariño y la “blandenguería” de nuestras familias. La llamada “familiosis”, en los primeros estadios de la “vocación” llevó a más de una a la depresión y a la puerta de salida o bien a la despersonalización y a la locura. No se pueden negar a un ser humano los cariños fundamentales de la existencia.

La indistinción de las esferas pública y privada es fundamental para la represión y manejo de la persona, todo es público. En el III Reich como en otros regímenes de tipo fascista el “no suficiente” entusiasmo te podía costar caro.

La gente solía diferenciar entre el líder siempre perfecto y la burocracia que no funciona. ¿No hacen eso muchos ex opus? Lo que no funciona es el todo, no sólo la burocracia, y el líder, aunque sea un físico simpático, es el que mantiene el tinglado en pie. El culto al líder contribuye a unificar e integrar poblaciones. En los regímenes fascistas la sacralización del líder fue total. Y por otra parte exigió inversiones en edificios descomunales y en concentraciones de masas propagandísticas que ofrecían un ritual y proyectaban una sensación de poder que ponía de relieve la atomización y la impotencia del invidividuo.


¡Ah,  las masivas ceremonias de canonización y beatificación en Roma!


“No serás nadie si te vas de esta apoteósica masa”. Precisamente, cuando me voy de la masa es cuando empiezo a ser persona. 


Y toda esta dinámica no podía generar más que la guerra. Si se lee bien se observa que era el curso natural de las cosas tanto exaltar el racismo y la raza superior con su misión en el mundo: la violencia y el ataque a los inferiores estaban servidos.
El líder brinda inspiración y seguridad.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
“No serás nadie si te vas de esta apoteósica masa”. Precisamente, cuando me voy de la masa es cuando empiezo a ser persona.

Exactamente

Siempre es lo mismo, no serás nadie o no serás feliz, pues feliz no se pero al menos libre sí, la libertad no hace más felices a las personas (o sí, lo que desde luego no te hace feliz es la esclavitud) las hace simplemente personas


"Y toda esta dinámica no podía generar más que la guerra. Si se lee bien se observa que era el curso natural de las cosas tanto exaltar el racismo y la raza superior con su misión en el mundo: la violencia y el ataque a los inferiores estaban servidos."

Es un clásico de los totalitarismos, señalar un culpable donde descargar las frustraciones y las culpas que así dejan de ser nuestras, en el nazismo fueron los judíos y bolcheviques que habían dado "la puñalada por la espalda" en la I guerra, en Italia los extranjeros que pese a Italia estar entre los vencedores no se le había reconocido lo que merecía o creía merecer

En el auge del fascismo de los años 30 hay un factor muy importante y poco estudiado aparte de la crisis económica, el revanchismo por Versalles, el descrédito de la democracia, etc. la guerra anterior que había creado unas masas de individuos desclasados, nostalgicos del peligro, con el habito de dar y recibir ordenes, orgullosos de sus heridas y condecoraciones, esta gente nunca se adaptó a la paz y se movieron siempre en grupos que alteraban el orden y eran inconformistas, con el fascismo si se adaptaron ya que recibían un uniforme, una paga y una misión que daba sentido a sus vidas

Y es que un rasgo muy clásico de los totalitarismos es que no tratan de apelar a la razón (logicamente puesto que lo que te venden es que todo pal estado y tú a obedecer, o sea algo muy poco atractivo) sino a los sentimientos, juegan con conceptos del tipo patria, lucha, familia, hombría de bien, etc. el sueño humedo del estado es que todos tuviéramos mentalidad de soldado
Anónimo ha dicho que…
El fascismo es el futuro, el bajo nivel educativo e idiotización de la juventud, la nula separación de poderes, el empresariado prebendario acostumbrado a vivir de la protección del estado, el nefasto mercado laboral (más que laboral habría que llamarlo esclavista) la cultura del clientelismo y del vivir mantenido con cualquier empleo publico (que ha generado un infantilismo social impresionante) y la continua invasión de la vida familiar del individuo son indicadores de un modelo de estado de corte netamente fascista, esa percepción de que la democracia pierde fuerza no es una ilusión, es algo real y perfectamente planeado, eso que Foucault llamaba biopolítica

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