FELIZ DOS MIL VENTICUATRO

El año pasado me quedé en contra de los defensores de la autentica y primigenia modalidad vocacional y me fui por las ramas, puesto que me limité a exponer que el agre y la agre no mandan ni son modelo, se les discrimina a pesar de todo lo que entregan en "numerario". Además de que a menudo se destinaba a la agregaduría a personas con buena voluntad y dispo al sacrificio pero con evidentes defectos físicos o limitaciones, enfermedades crónicas p.e. Pensar que alguien ha sido agre por fea es triste, pero real. No toda las agres eran "feas" o "faltas de presencia física", ni mucho menos. Las había portada de revista, concretamente la psiquiatra a la que se refiere Carmen Charo era un ejemplo de beldad.

Y así la recuerdo en una foto de las publicaciones internas, luciendo beauty en una de aquellas tertulias masivas. El fotógrafo había aprovechado que se puso de pie y sobresalía de la masa. 

Para aceptar lo de la autenticidad agregaduril habría que aceptar que realmente se practica una dirección que ayude, o acompañamiento como se dice hoy. No era el caso. Los defectos que te echaban en cara en la charla eran asuntos que no eran tales, los verdaderos fallos, ser una chismosa o ser una pelota, estaban bien vistos si servían para proporcionar info a las jefas. Y podías tener virtudes que se transformaban en fallos si te "pasabas", podías ser divertida, amena, bien humorada dentro de un orden y de lo que fuera útil. Podías ser inteligente, culta y sabia en la medida en que eso servía para atraer a otras. 

Fuera de las utilidades proselitistas y dinerarias tus virtudes se transformaban en defectos, y tus defectos en virtudes. Dependía  del contexto en el que nos estuviéramos moviendo. En ningún caso se trataba de hacer de tí un mejor ser humano. Creíamos que así era porque no teníamos ni idea de la auténtica espiritualidad. Confundíamos espiritualidad con sacrificios absurdos, humillaciones gratuitas, acumulaciones de rezos. Y sinceridad salvaje ante unas directoras representantes de una institución manipuladora y secreta al máximo. 

Me da risa pensar que siempre que estuve cerca de las directoras de asesoría, o de Madrid, o de la dele, aunque fuera unas horas, me gané la correspondiente corrección. Casi como si la tuvieran prevista antes de que llegara al evento, "hay que corregirle a como dé lugar" y una vez en el sitio ya se verá. 

Me corrigieron idioteces, la idiotez supina, que como tantas veces hemos dicho no tenían que ver con la santificación del trabajo ni con la ley de Dios. Era molestar, humillar, pisotear, que no te creyeras la reina del Mambo, que para ellas consiste en ser feliz sin andar sometida a sus  miradas. En el fondo muchas de las que ocupaban "cargos" eran de una mediocridad que asusta, con tendencia a sentirse molesta por cualquier destello que otra pueda tener.

En definitiva, no mejorabas, sufríamos por bobadas y teníamos el tiempo muy ocupado, al menos yo, pero no aprendíamos humanidad. Ibamos por la vida con aire de superioridad por nuestra "formación" despreciando lo sencillo, lo humilde, lo no lustroso. Un disparate que compartimos con otras familias seudoespirituales. 

El acompañamiento espiritual se reducía al final a planes apostólicos hechos, cumplidos, fracasados  y los siguientes para la semana que entraba. El apartado personal de la charla, conjunto de normas hechas, mortificaciones, si algo había pasado con alguna del centro, correcciones, tema del círculo...todo un rollazo que importaba más bien poco. Lo importante: atarte corto, tenerte pillada, y para eso machacarte por bobadas. No aliviar, no descargar, sino cargar.

No todas las charlistas eran unas sádicas, pero aquello era una sarta de "practiconerías" como dijo una vez el "teólogo oficial" sin mucho interés. 

Era enterarse y tener a la gente "pillada" en su intimidad,  tener las conciencias ajenas en la mano para hacer con ellas lo que mejor conviniera. Así acaban tantos "desarreglados". Eso no es dirección ni acompañamiento, es manipulación. Y si no estabas dispuesta a ella, se terminó para tí. 

En mi caso tengo como honor el haberme levantado de la última charla fraterna que realicé porque me dí cuenta de que la "tipa" empezaba a "zurrarme" sin venir a cuento. Ni sé qué me dijo, me despedí con un "ahí te quedas". 

La espiritualidad está muy repartida por el globo terráqueo y te la encuentras donde menos lo esperas. No sabría definir qué es, cualquier experiencia que te eleva, te hace levantar la mirada a más altas metas que las rutinas e intereses diarios, te hace sentir que eres algo más que un pedazo de carne que va degenerando con el tiempo, interesado, egoísta y consumidor. Te une al resto de humanos e incluso al universo, sentir que somos uno con todo.  No es nada práctico para ir por la calle ni para moverse en el mundo de todos los días, pero existe, está ahí y da gusto encontrarse con seres humanos que transmiten ese "plus".  No sé porqué y no es nada científico pero me parece que hasta los animales más cercanos al ser humano son capaces de percibir  "algo".

A cada uno nos "hablan" y "llegan" distintas experiencias, libros, momentos, personas. Cada cual tiene su camino, todo lo contrario de la camisa de fuerza que llevé una vez y que me dijeron era "mi vocación". 

Y otro punto importante: éramos los creyentes ilusionados los que le dábamos consistencia y vida al invento. Los cínicos que mandan se apoyaban y subsistían gracias a nosotros. Se desangran ahora, les quedarán sus palacios y obras corporativas, pero el espíritu lo dábamos los ilusos. Ahí sí tienen que notar el vacío paulatino y planetario. Qué vida más dura, saber que cada vez menos tragan el cuento.

 

Monjes y monjas de Bethléem (1971- )

 

Las Hermanas de Belén se separaron de la Orden Dominica de la que dependían en 1971, juzgando que "la vida de los dominicos no era lo suficientemente monástica y que algunos de ellos estaban demasiado marcados por el "obrerismo". Se convirtieron en la "comunidad monástica de Belén" y conservaron este nombre (sin la posterior adición de "la Asunción de la Virgen") hasta mayo de 1978.

 

El giro pseudo-cartujo

A partir de 1974, la hermana Marie Dupont dio una nueva dirección a su comunidad.  En 1973 la Orden de la Cartuja puso a su disposición la Cartuja de Curriére  en Saint-Laurent-du-Pont para que acogieran a todas las personas que quisieran experimentar la soledad. La comunidad monástica de Belén se va moviendo gradualmente hacia una vida monástica de estilo semi eremita. Esta orientación cartuja llevaba preparándose mediante reuniones anuales con la Orden desde que 1960 la hermana de un cartujo había entrado en la comunidad.   

 Dom André Poisson, Ministro General de los Cartujos (1967-1997) y prior de la Grande Chartreuse, conquistado por Marie Dupont, acudió frecuentemente a Curriére y escribió su regla "disfrazando la de los Cartujos". Permitió que se construyeran ermitas (en las que cada monja vivía en soledad) y ofreció a la  nueva comunidad monasterios que se habían quedado vacíos por falta de vocaciones, en perjuicio de las monjas cartujas que se consideraron agraviadas.

La rama masculina de Belén se creó en octubre de 1976.  Al principio eran 3, incluido el hermano Vincent, prior y fundador. Abandonó la comunidad dos años más tarde. Le sucedió el hermano Patrick. En 1978 eran 11. Considerándose hijas  de San Bruno, fundador de los Cartujos en el siglo XI, las hermanas transforman los dos monasterios contiguos las respectivas casas madre, donde viven el prior y la priora general respectivamente.

Las monjas de Belén fueron reconocidas como pía unión el 6 de octubre de 1977 por Gabriel Matagrin, obispo de Grenoble A petición suya, la comunidad de Belén fue autorizada en 1979 por el Capítulo General de la Orden de los Cartujos para referirse a San Bruno, sin embargo "sin ninguna relación de dependencia" con la Orden.

Sor Marie Dupont, sin embargo, dió pie a la ambigüedad al presentar a la comunidad de Belén como una nueva rama de los cartujos nacida en la época contemporánea. Esta "instrumentalización de la Orden cartuja" desagradó al procurador General de la Orden en Roma, de modo que pidió a Dom Poisson romper los vínculos con la comunidad de Belén, bajo pena de ser destituido de su cargo como prior.

"La apropiación abusiva" fue denunciada por la Orden Cartuja, exigía que la casa general de la Familia Monástica de Belén no estuviera en la Cartuja  de Curriére. En 2017 se trasladan al monasterio de "La Piquetire", construido por la comunidad en 1991, ubicado también en Saint-Laurent-du-Pont

 

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