ESCARAMUZAS

 Aquí no estamos para decir lo primero que me viene a la mente con ánimo de tinta de calamar. El od es una imitación en todo caso, pero en absoluto una fundación de los hijos de san Ignacio. Que han andado por parecidos recorridos. Particularmente en el acercamiento al poder, si se me permite han imitado las peores partes de su historia.

Por supuesto no nos íbamos a fomentar la música y la educación entre los indios guaranís ni entre ningún tipo de aborigen. Como mucho pasábamos por allí para reclutar "alumnas de internado", futuras sirvientas.

La obligada obediencia, perinde ac cadaver de los jesuitas contrasta con los usos férreos escrivarianos. Arrupe General de los Jesuitas dijo a los suyos en 1966: "Esta crisis de obediencia que tanto nos preocupa, ha nacido de las nuevas condiciones que influyen eficazmante sobre el modo de ser de la vida moderna y si buscamos camino para resolver esta crisis en manera alguna daremos con la solución en la mera adhesión a los criterios antiguos y la resistencia contra el nuevo estado de cosas...En una palabra: una crisis que ha nacido de elementos nuevos debe ser resuelta con formas no anticuadas, sino nuevas."

Así que se llevaron años buscando una nueva relación de obediencia donde elremedio de un mal moderno, como es la crisis de autoridad ha de ser también "Moderno", lo más opuesto a la actitud búnker que nos caracterizó, donde por todos los medios se mantuvo la dictadura burocrática, sin fisuras, donde los tratamientos a los miembros en crisis vuelven loco a cualquiera y donde las defecciones se ocultan rigurosamente hasta el punto de no poder ni siquiera mencionar a "quienes no lo dejaron" so pena de corrección.

El sacerdote num Torelló osó atacar la compañía por ese flanco, como si él no obedeciera más. Según Torelló "la espiritualidad jesuítica con su principio de obediencia total y absoluta, jamás podrá dar lugar a una "espiritualidad auténticamente laical". Al no estar fundamentada en la libertad y la responsabilidad  personales, en efecto, fácilmente desemboca de los valores temporales"; con lo cual los laicos acaban siendo tan sólo la longa manus mundana en la Compañía"

No era extraño que con estos antecedentes los seguidores iban a presentarse a partir del final de la guerra civil como una nueva y misteriosa organización católica que podía compararse con los Sj pero de "paisano" y "sin miedo a enseñar los pantalones". La Compañia iba a sufrir a partir de entonces la competencia desleal de un rival diminuto, pero que realizaba un efectivo proselitismo.

No tardaron en surgir altercados tanto en Madrid como en Barcelona. Los jesuitas pudieron comprobar que aunque el émulo era modesto y en dificultades materiales, representaba un competidor redoutable. Desde ese momento adoptaron una actitud crítica, aunque oficialmente las órdenes religiosas no reconocerán sus rivalidades así los maten.

Lo más elocuente era que el founder recomendaba las lecturas a sus primeros seguidores de la Vida de San Ignacio por RivadeneyrA "para que conociesen cuántas y cuán grandes fueron las incomprensiones que hubieron de sufrir el fundador de la compañía de Jesús y sus primeros compañeros."

Y así llegó el concilio, con el bagaje que arrastraba od rechazó la espiritualidad dominante en la Igleisa cuando se puso un énfasis mayor en cuestiones espirituales y menos en la observancia de las reglas.

En 1963 el jesuita belga Boone publicó bajo el seudónimo Hans de Vriese, una serie de 3 artículos en el semanario De Linnie lo que le valió agria respuesta por parte de John F. Coverdale, seudónimo de alguien de la un. de Navarra. La polémica no era un hecho aislado y las escaramuzas entre ambos grupos se siguieron prodigando. En Signo, revista de la Juventud católica española habían participado José M Llanos y de modo anónimo Andrés M. Axpe. Nadie se ha enfrentado a od de modo tan claro como SJ.

Desde la óptica op, Vicente Martínez Encinas, señalaba "ciertos enfrentamientos entre el od y el resto del mundo clerical, y en especial con respecto a los jesuitas. Es cierto que los ataques contra od vienen a veces de los Padres de la Compañía y de los que pertenecieron a ella. Por otra parte son también numerosos los testimonios favorables provenientes de los jesuitas. Se ha pretendido ver una cierta lucha entre las dos instituciones por la conquista del campo intelectual...Creemos y opinamos que la lucha aparente entre las dos instituciones no es pugna entre institución e institución, ya que las instituciones de la Iglesia están por encima de toda disputa. Si hay oposición es entre elementos singulares y particulares de ambas partes..."

Al final del curso 1963-4 dos jesuitas que realizaban estudios de periodismo en Pamplona fueron expulsados de la universidad, el director de la Escuela de Periodismo dejó entender privadamente que ambos habían calumniado a od. La "calumnia" consistió en comentar la posible existencia de un posible monitum secreto o advertencia de la Santa Sede. 

El papa Pablo VI habría lanzado un ultimátum  para que escogiesen entre seguir siendo Instituto Secular o dedicarse a los negocios, privaba al od del privilegio que había obtenido al ser IS. La existencia de tal advertencia no está probada e incluso el contenido denotaba una ausencia de los más elementales principios de la diplomacia vaticana. La disyuntiva estaba evidentmente falseada. Meses más tarde, la revista integrista ¿Qué pasa?, que había recogido el rumor en el número de 8 de abril de 1965, fue formalmente desmentida por medio de una carta de Javier Ayesta, de la secretaria del od en España donde señalaba que "od nunca recibió un monitum de la Santa Sede" y que "se ha explicado hasta la saciedad que el od continúa siendo de iure un instituto secular."

De fuentes informadas s sabe que hubo borrascosa entrevista en Urteaga vicerrector del convictorio sacerdotal de San Miguel en Madrid, dependt del od y el provincial de los jesuitas de Castilla que se negó a entregar la copia de las constituciones del od que poseía. Durante la entrevista Urteaga, celebrado autor de El valor divino de lo humano, pasó del ruego diplomático a la amenaza descarada, manteniéndose el jesuita firme. Od no hizo más intentos por rescatar tan importante y secreto documento.

La polémica más sonada fue de Urs von Balthasar con los artículos en Neue Zürcher Nachrichten recogidos en Wort und Wahrheit. La inspiración última de estos art. pudo estar en el terzo piano vaticano, aunque existieron causas inmediatas, el intento de absorción local en Zurich de la asoc. católica Renacimiento por parte de otra asoc rival universitaria dependiente de od llamada Arbor. Los jesuitas de Zurich fueron acusados de causar la polémica, pero ellos afirmaron que se habían enterado por los periódicos. En la segunda entrega meses después la respuesta de Balthasar fueron preguntas fraternales que no obtuvieron respueta.

Yves Le Vaillant relató en el Le nouvel Obs el proceso y relaciones od-Sj:

"Al principio la Compañía observó con sonrisa indulgente esa evolución: los jesuitas disfrutan de una inteligencia fina, de una "espiritualidad" más profunda que los ambiciosos neófitos del od. Pero pronto esa sonrisa comenzó a helarse, y más tarde se transformó en mueca. El Opus, en efecto, empezó a cortejas a una clientela tradicionalmente reservada a la Compañía: la alta burguesía. Se desencadenó la competencia en el mercado de las almas en élite. Y como cada vez el od lanza sus redes con más eficacia, los recelos se multiplican, y también las escaramuzas...Cuando el p. Arrupe fue nombrado General de los jesuitas, procuró durante el concilio visitar en Roma a monseñor de Balaguer, con vistas a lograr un acuerdo. El p Arrupe solicitó una entrevista. Monseñor de Balaguer anduvo con rodeos, pero finalmente se realizó el encuentro: monseñor vino a almorzar con algunos amigos a la del jesuita. Pero el almuerzo terminó mal. Rehuyendo la discusión EdB se puso a gritar: ¿pero por qué la Compañía nos persigue?. Desde ese día el p. Arrupe piensa que el caso de monseñor es inscribe pura y simplemente en el reino del psicoanálisis."