LA FE

 Como no nos han fastidiado lo suficiente, viene el plan B, una war para seguir alienando a la población de las realidades de la vida y amargarnos. Ya nos avisan "habría problemas económicos". 

Otro camino:


 Para que el hombre de bien pueda llevar una vida de bien, no necesita guerras. Es necesario entender qué es la vida y qué es lo que se debe hacer y lo que no. Es lo que han enseñado los hombres más sabios. Sabios por haber llevado una vida de bien, no por ocupar puestos, hoy es prácticamente imposible llegar a un puesto destacado  practicando sabiduría.

 

Todas las enseñanzas de esos sabios llegan, en lo esencial, a lo mismo: a que la enseñanza de lo que es la vida humana y de cómo hay que vivirla es lo que constituye la verdadera religión.

¿Qué es este universo inconmensurable de cuyo principio y final no sé absolutamente nada? ¿Y qué es mi vida en este universo infinito? ¿Y cómo debo vivirla?

Puede haber diversas creencias, pero la verdadera fe es sólo una.

 EL CAMINO DE LA VIDA - LEV TOLSTOI - ACANTILADO - EL ACANTILADO 395 (Libros de Segunda Mano - Pensamiento - Otros) 


 

 

Si dudas de tu fe no es fe. La fe es únicamente cuando no se te ocurre pensar que aquello en lo que crees podría no ser verdad.

Hay dos tipos de fe: la fe derivada de la confianza que se tiene en lo que afirman los hombres: esa es la fe en el ser humano o en la humanidad y de este tipo hay muchas creencias diversas. Y la fe que reconoce la dependencia que el ser humano tiene de Aquel que lo ha enviado a este mundo. Esa es la fe en Dios y es la misma para todos.

Creer significa confiar en aquello que nos ha sido revelado, sin preguntarnos por qué es así ni qué consecuencias tendrá. Así es la verdadera fe. Nos permite saber quiénes somos y qué acciones, derivadas de ese conocimiento, debemos realizar. Pero no nos dice nada sobre las consecuencias que puedan tener las acciones que realicemos por orden suya.

Si creo en Dios, no tengo por qué preguntar qué consecuencias tendrá mi obediencia, porque sé que Dios es amor, y que del amor no puede derivarse sino el bien.

La verdadera ley de la vida es tan simple, tan clara y tan comprensible que los hombres no pueden justificar la mala vida que llevan arguyendo que no conocen la ley. Si los hombres contrariamente a la ley de la vida verdadera llevan una mala vida no les queda más que renunciar a la razón. Y eso es lo que hacen.

Cristo reveló a los hombres que lo eterno vive invisible en nosotros ahora, en esta vida, que nos hacemos eternos cuando estamos en comunión con ese Dios espíritu en el que todo vive y se mueve.

Y esta eternidad la alcanzamos no mediante las plegarias, los sacramentos y los ritos, sino únicamente mediante el amor.

Sólo conoce verdaderamente la ley de la vida quien actúa según lo que considera como la ley de la vida.

Toda fe no es sino la respuesta a cómo debo vivir en este mundo no a los ojos de los hombres, sino de Quién me envió a este mundo.

La verdadera fe no es saber razonar bien sobre Dios, el alma, lo que fue y lo que será, sino sólo saber firmemente lo que se debe y lo que no se debe hacer en esta vida.

Si un hombre vive infeliz es solo porque carece de fe. Lo mismo ocurre con los pueblos: si un pueblo vive infeliz, es sólo porque ha perdido la fe.

La vida de los hombres es buena o mala solo en razón de cómo entienden la verdadera ley de la vida. Mientras más claramente entiendan las personas la verdadera ley de la vida, mejor será su vida, y  mientras confusamente entiendan esta ley peor será su vida.

Si una fe nos enseña que es necesario renunciar a esta vida en aras de la vida eterna, se trata de una fe falsa. No se puede renunciar a esta vida en aras de la vida eterna porque la vida eterna ya existe en esta.

Cuanto más fuerte es la fe en el hombre, más firme es su vida. La vida de un hombre sin fe es la vida de un animal.


La verdadera fe no consiste en saber qué días se ha de guardar el ayuno, ni qué días se ha de ir a la iglesia, ni qué oraciones se deben oír y leer, sino en vivir siempre una vida de bien, de amor por todos, obrando con el prójimo como quieres que obren contigo. En eso consiste la verdadera fe. Y ésa es la fe que han enseñado siempre los verdaderos sabios, los hombres santos de todos los pueblos.

Jesús no dice a los samaritanos, abandonad vuestas creencias y vuestras tradiciones y adoptad las de los judíos. Ni dice a los judíos, uníos a los samaritanos. Les dice tanto a los samaritanos como a los judíos: cometéis los mismos errores. Lo importante no es el templo ni la liturgia que se lleve a cabo en el templo, lo importante no es Garizim o Jerusalén. Llegará el día en que los hombres no adorarán al Padre ni en el monte Garizim, ni en Jerusalén, porque los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en el espíritu y la verdad, ya que son esos adoradores lo que el Padre busca. 

La religión no es verdadera porque la hayan predicado los santos, la han predicado porque es verdadera.

Comentarios

Magí Ribas Alegret ha dicho que…
¿Caso "Bar España" o caso "Bar Europa"?

https://twitter.com/MagiRibas/status/1497652890059616256

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