DESDE FUERA
Vázquez Montalbán (1939-2003) fue novelista, articulista, militante comunista y antifranquista en su juventud, lo que le valió cárcel. Autor de las novelas protagonizadas por el detective Carvalho, entretenidísima lectura en la que no faltan además de los crímenes las recetas culinarias detalladas y el elogio y degustación de vinos, licores, bebidas diversas de las que Carvalho es conocedor.
Como observador privilegiado de España no podíamos faltar en algunos de los artículos de VM. Recojo algunas semblanzas que hizo este escritor en ciertos periódicos que dan la medida de cómo se nos/les veía desde fuera y desde lejos:
LAS SECTAS
Extracto del art publicado en Avui, 6 de febrero de 1999
Resulta un poco irritante que a estas alturas alguien se pueda indignar porque yo considere que la Iglesia católica es un secta, sin respetar mi libertad de opinión, equivocada o no, y de expresión, ganada después de casi cuarenta años de intento de inculcación sectaria de que la Religión era, como España, “una, grande y libre”. De la hegemonía de la verdad de lo que es religiosamente correcto, algunos sectarios católicos no han tenido necesidad alguna de reciclarse, ni siquiera de aprender que dentro de la propia comunión católica, otros fieles asumen posiciones de tolerancia y de relativización de su conciencia de poseedores de la verdad más revelada de todas las verdades reveladas.
Una cosa es que yo considere la Iglesia católica una secta y otra es que la sancione como un todo sectario negativo. No es que aplique una doble verdad o un doble lenguaje, sino triple o quíntuple o séxtuple si hace falta, porque no me merece la misma consideración el católico Opus Dei avalador del régimen de Franco o de Pinochet que Casáldaliga, o no puedo pasar por el mismo rasero al obispo de S Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, y a la sarta de jerarquías de la Iglesia católica en América Latina introducidas por el Vaticano para enfrentarse a los supuestos excesos populistas de la Teología de la Liberación. No puedo escuchar de la misma forma el silencio de la Iglesia chilena ante el caso Pinochet que la claridad del mensaje de Frei Betto, Houtart o Girardi. (…)
Todo mi respeto y emotividad por los católicos que movidos por su fe o por una inmensa capacidad de negación de la propia individualidad, son capaces de llegar a niveles de sacrificio asistencial que enriquecen el valor convencional de lo que es humano, desde la monja que cuida enfermos hasta el capellán que se juega la vida en la frontera entre el cristianismo de derechas y el cristianismo de izquierdas, en Guatemala, p.e.
Todo mi desprecio por los sectarios del 23 F en España, sin ir más lejos dejaron pasar toda la noche sin pronunciarse a favor o en contra del golpe de Estado hasta que quedó patente que el golpe había sido derrotado. Todo mi desprecio por los miembros de la fracción sectaria del Opus Dei que prestaron ideología y teoría económica a violadores de los derechos humanos (…)
LA LIMPIEZA ÉTNICA DE LOS SEÑORITOS
Publicado en El País, 14 de setiembre de 1993
Con motivo del muerte del ex alcalde franquista de Barcelona José María de Porcioles, las principales autoridades democráticas de la ciudad asistieron a los funerales en una iglesia del Opus Dei, como era natural, dado que la persona de José María de Porcioles se daban las características del franquismo ex catalanista que hizo del Opus Dei la nueva fuerza defensiva y modernizadora del régimen legitimado por la victoria de la sublevación militar de julio de 1936. De hecho, la modernización de España, es decir, su evolución como país neocapitalista homologado la inició el Opus Dei y algún día le será reconocido por alguno de los actuales dirigentes demócratas y al más alto nivel. El protocolo es el protocolo, y como acto protocolario hubiera quedado la complicidad de las autoridades catalanas en un acto religioso, de no haber hablado el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, glosando la catalanidad posibilista de Porcioles y situándola por encima de otros catalanistas que, compartan o no sus idearios, tienen un claro pasado de luchadores antifranquistas, es decir, antifascistas.
No creo que el sr Maragall se pasara, como han precisado algunos de sus antagonistas políticos, sino que cada vez es más coherente con una etnia social que finalmente asume su identidad y pasa a una cierta operación de limpieza étnica de las culturas resistenciales. Respetar a Porcioles en el momento de morir me parece positivo, porque no fue un matarife del franquismo, y yo me he negado estos días a dar mi opinión sobre el personaje para no violar ese código, no escrito y tan español, de dejar en paz a los muertos. Otra cosa es revalorizarlo, poniendo, no ya en entredicho, sino, implícitamente, negando la acción de los resistentes democráticos que hicieron de su oposición al porciolismo plataforma de negación del franquismo que representaba y denuncia de las manos casi secretas sobre la ciudad (…) Reivindiquemos a Porcioles, que ya le llegará el turno a Franco.
Se está fraguando en España una nueva etnia mal llamada beautiful people, en un exceso de barbarismo modernizador, porque nuestra cultura ya tiene una palabra acuñada hace más de un siglo para llamarla. Son los señoritos y no me refiero a los ociosos, rentistas y latifundistas del pasado, sino a los que tratan de asumir el papel de una élite de sabios gestionadores, déspotas ilustrados que cada vez soportan menos los lastres idologizadores que en su día, incluso, pudieron asumir. (…)
LA SOLEDAD DE LOS SPRINTER SIN SUERTE
Publicado en El País, 2 de abril de 2002
Una vez le dije que le recordaba adolescente, como yo, en el patio de Letras de la U de Barcelona, el último año que compartimos el mismo edificio Derecho, Letras, Ciencias y Arquitectura. Era un muchacho guapo, rubio y ceniciento, tal vez excesivamente equilibrado como su corbata. Y algo importante debía ya de ser cuando le señalaban dedos sabios: ése es del Opus Dei. Mientras otros éramos del FLOP o del PSUC o del MSC, Sebastián Auger era del Opus, el ejército intelectual de reserva del franquismo que puso el régimen perdido de tanto López, ilustre sembrador de economías paraliberales a la espera de que algún día triunfara la Teología Neoliberal. Entonces, los del Opus lo tenían todo: el cielo, la tierra y cuatro o cinco ministerios franquistas, y tal vez por ello miraban un tanto por encima del hombro y si te veían con un libro de Sartre o de Teilhard de Chardin, es un decir, en las manos, solían comentar jocosamente: “Así que tú eres un inquieotorro…”
Con respecto a los falangistas tenían la ventaja de que no aplicaban la dialéctica de los puños y las pistolas, pero así como hubo algún falangista que enrojeció rápidamente y se hizo de la progresía clandestina, los chicos del Opus iban tan lejos que se tomaban más tiempo para crecer o pecar.
Reapareció Auger como Delegado de Hacienda del Ayunt. d Barcelona y empezó a marcar distancias con respecto al régimen dentro de las filas del aperturismo, decidido partidario del contraste de pareceres. Un segundo salto cualitativo del personaje fue meterse en negocios de prensa, y convirtió la ancestral revista Mundo de Vicente Gállego en un semanario de opinión que muy frecuentemente le tocaba los congojos al régimen, escrito por jóvenes periodistas vinculados al clandestino Sindicato Democrático, y llegaría a dedicar casi una monografía a Comisiones Obreras, con casi toda su dirección en la cárcel. Luego Mundo fue Mundo Diario y se alineó en las posiciones más liberales, abriendo espacios para la oposición larvada y pronunciándose Auger repetidamente por un cambio democrático en España, y a este fin dispuso la programación de la editorial Dopesa y del Club Mundo. Se conocían su contactos civilizados con comunistas sin dejar de pertenecer al Opus Dei, en una coincidencia de afinidades con Calvo Serer, teórico del Opus que llegaría a formar parte de la Junta Democrática de Santiago Carrillo ya presidir en Roma, en 1975, el homenaje a Dolores Ibarruri con Nenni, el Comandante Carlos, Carrillo, Berlinguer, Dolores y otros ateos.
Allí, allí estaba uno de los supuestos apóstoles de EdB y yo le vi y hablé largamente con él. Me dijo que monseñor conocía perfectamente sus movimientos humanos y divinos. Nihil obstat.
A su aire, Sebastián Auger se había puesto similares botas de siete leguas, y todos le prometían un lugar en los cielos de la Transición sentado a la derecha, de Dios Padre desde luego. Porque su discurso era el de un liberal radical avanzado, y de no haber arruinado escandalosa, delictivamente, hubiera llegado a ministro o quién sabe si a jefe de Gobierno con UCD o con el PP, fracción social liberal, tercera vía, cuarta planta, gran liquidación fin de temporada.
La catastrófica ruina de Auger significó un exilio forzado de todas sus patrias, personales y civiles, y a su regreso a un exilio interior, rotas las amarras con todo lo que le había hecho triunfador espectacular y convertido ahora en un personaje casi subterráneo que rehuía los saludos y los qué ha sido de ti. Fue una criatura de Scott Fitzgerald sin saberlo ni él ni Scott Fitzgerald, pero encajaba en el prototipo de joven dorado, sprinter hacia el triunfo más absoluto que de pronto se queda sin pista y sin meta porque se la han embargado. No estaba preparado para ser un perdedor en público y prefirió serlo en privado.
Comentarios
Así lo confirma el art. 89§2, in fine del texto estatutario, mandando divulgar únicamente los nombres de Consiliarios, miembros de su Consejo y, "si lo solicitan los Obispos", sacerdotes de la Prelatura que ejercen en la diócesis y Directores de Centros erigidos.
La restricción de dicha información contraviene la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, al tiempo que el art. 129§3 Estatutos, a cuyo tenor, "la Prelatura o las circunscripciones […] observan siempre fielmente las leyes civiles legítimas de la región o nación de que se trate, actuando en los términos establecidos por ésta".
Por consiguiente, el Derecho español obliga al Opus Dei a facilitar el acceso a la información pública de todos los nombres que ocupan órganos de gobierno, conforme al mandato de transparencia tanto pasiva como activa.
Y en caso de incumplimiento, habida cuenta que la Prelatura "está sometida inmediatamente y directamente a la Santa Sede […] que protege y mantiene su régimen y su disciplina" (art. 171), el Estado de la Ciudad del Vaticano incurre en responsabilidad.