ABUSO DE PODER
Otra denuncia de abuso de poder por parte de nuestras primas hermanas de Méjico. Una chilena ex de esa congregación demanda civilmente por abuso sex, de conciencia y de poder a varios sacerdotes y laicas. Cuenta con el apoyo de otra treintena de ex. Curioso, nosotros nos hemos centrado en la explotación laboral...y que no cumplen las leyes para ellos aprobadas. Los demás muchos atropellos en común, aunque domina el sexual, que suele proceder desde el momento en que el founder cojeó de ese pie lo transmite al resto de los seguidores.
También curioso que El país saque esto y no saque lo otro, o sea, lo que tiene que ver con la denuncia canónica a la secta patria. Por lo demás el resto del comunicado copié collé de nosotros. De hecho a partir del min 8:00 se nos recuerda.
Regnum Christi, Siervas del Plan de Dios, Numes y numes auxiliares....clones, el mismo bagaje genético.
Y continuando con el fomento de la ciencia en España en tiempos franquistas, otra intervención gloriosa de un santificador la trae en su autobiografía Laín Entralgo, quien fuera médico y escritor afamado en España.
Lo cuenta Sánchez Ron en su monumental o mastodóntica obra El poder de la ciencia a propósito de Severo Ochoa, cuya prometedora carrera científica iniciada en España se vió interrumpida por la guerra civil. Tuvo que buscarse la vida en EEUU, en 1940 recaló en ese país y con el tiempo se nacionalizó norteamericano. Gracias al exilio culminó en Premio Nobel.
Severo Ochoa reconoció más tarde que el ejemplo de Ramón y Cajal, el médico de Petilla de Aragón, investigador de las neuronas, Nobel de Medicina en 1906 compartido con un italiano, había sido un gran impulso en su carrera como investigador.
Laín Entralgo se refiere al trato que recibió la escuela creada por Cajal tras la guerra. Fernando de Castro expuso al todopoderoso Secretario General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, José María Albareda la penosa situación en que se encontraba el "Instituto Ramón y Cajal" por falta de recursos. "Que el Cajal se nos muere, Albareda", le dijo Castro. "A lo cual éste" añade Laín, "respondió algo que un gerente de la ciencia española en la segunda mitad del siglo XX resulta poco menos que increíble: "Qué quiere Castro,, todo en la historia se muere alguna vez".
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