Promover para remover
Pedro Salinas desde Perú nos informa del probable telón de fondo sobre el que hay que leer el nombramiento reciente del obispo de Mérida-Badajoz. Promover para remover, a una persona que no actuó en la línea franciscana, totalmente novedosa y por mucho que se metan con él. Un octogenario moviendo los muebles en un antiguo palacio donde llevan siglos, pero hay que saber leer los tiempos y no hablar al mundo desde una nube de superioridad salvando siempre al clérigo porque eso se ha medio terminado. Al menos es lo que parece y si nos ponemos a analizar los dos anteriores pontificados tan diferentes de éste.
Las tortas le llegan desde los que piensan que no es lo suficientemente radical como desde los que piensan que apesta a Satanás.
Como ex perteneciente a una de las entidades con derivas sectarias favorecidas por JP II y no llamadas al orden por B XVI, me alegro del cambio, aunque lo suyo sería colgarlos de una farola, pero no se debe, hay que guardar las formas y los procesos. Al menos quita de en medio personas que no han hecho lo que habrían tenido que hacer en Roma con founders abusadores y falsamente iluminados.
A la pregunta que se hacían: Estuve muy convencida hasta mi último día. Era creyente como puede serlo en la Virgen y el Niño Jesús, en el mismo plano.
Ahora bien, el día en que el círculo ya no me cuadraba y la que llevaba mi charla empezó a regañarme sin motivo, me levanté y me fui y hasta hoy. Empecé desengañándome de las de mi centro, me tomó unos meses desengañarme de las de la dele, otro de la asesoría y un par de meses más del todo en general. Aunque no sabía los cómos y los porqués y fue muy doloroso, me fui porque dejé de creer y cuando dejé de creer.
Por supuesto que necesité que me ayudaran a despertar, tuve el clavo o los clavos ardiendo necesarios y a ellos me agarré. Sin esos clavos hace tiempo que habría una lápida con mi nombre en el cementerio de aquí o en el de allí. Soy consciente de que le he arrancado años más de vida a las previsiones de la organización, como dicen los de la Vuelta. Gente del estilo debe desaparecer de la faz de la tierra. Cuanto antes y si puede sr por propia mano, no sabes el peso que nos quitas de encima.
Pero sigamos con los milagros.
HUIDA EN FAMILIA
Aquel niño aragonés, aficionado a contar monedas, conoció el dolor en la peluquería, el mismo lo contaría años más tarde:
-En las fechas más destacadas de mi vida, el Señor ha querido mandarme alguna contrariedad. Hasta el día de mi primera comunión, al peinarme el peluquero, me hizo una quemadura con la tenacilla...
Sus hijos tomaron nota e incorporaron el suceso a su biografía. Apuntaban todo lo que decía, por trivial que pudiera parecer. Cada suceso aportaba nuevas evidencias sobre la santidad del Padre. En un libro de Rialp, editorial afín, François Gondrand valora así el episodio de la tenacilla: "Fueron los primeros contactos con la contrariedad, con el dolor, con el sufrimiento, primeros encuentros con la cruz".
Claro que los sufrimientos del niño eran poca cosa comparados con los de su padre: quebró la tienda de paños que tenía en Barbastro y la familia se tuvo que ir a Logroño, donde un don José Escribá venido a menos hubo de buscar colocación como dependiente. El fantasma de la ruina no abandonaría nunca a Josemaría que toda su vida se esforzó por devolver a la familia el crédito perdido.
La salida de Barbastro tuvo más de huida que de mudanza, abandonaron el pueblo de noche para esquivar a los acreedores. Lo cuenta el escritor Luis Carandell, uno de sus biógrafos menos tendenciosos, su Vida y milagros de monseñor EdB no mereció un solo desmentido.
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