EL NOMBRE


 LA ESPERA

En los años 30 el grupo no llegaba a 20 miembros, pero ya tenía nombre "Opus Dei". Escrivá lo tomó prestado del padre Poveda, que ya había usado la denominación "Obra". El añadido "de Dios" le creó problemas, su confesor, el SJ, Valentín Sánchez Ruiz, lo encontró pretencioso y le recomendó que lo cambiara. Pero Escrivá tenía claro que Dios estaba con él: dejó el nombre y cambió de confesor.


Me encantan estos pasajes en los que hacía lo que le convenía. Ni se nos pasaba por la imaginación cambiar de confesor, el confesor del centro venía asignado, como mucho nombraban uno extraordinario. No había libertad ninguna para "elegir", ni siquiera entre todo el elenco de curas numerarios y agregados de los dos tipos que hubiera disponibles en el entorno. 

Otro abuso de consideración, pero como te lo enseñan desde pequeña, lo asimilas y a nadie se le ocurre que haya otras posibilidades y que se estén infringiendo las normas clásicas en cuanto a la elección de confesor. Él sí elegía, era "el elegido".


Fueron años difíciles sin duda. Y grises. De no ser cierta la paternidad divina de la O., la biografía del founder quedaría así de prosaica: un curita de provincias, iluminado  y ambicioso, se empeña en hacerse un sitio en la capital y se especializa en catequizar a universitarios. Poco a poco se abre paso en los círculos más influyentes y tradicionales. Trabaja un tiempo por cuenta ajena, en una academia privada de la calle San Bernardo, antes de abrir su propio negocio: una academia: primero, y una residencia de estudiantes, después.


El sector de la enseñanza confesional pasaba por un momento delicado, pero halagüeño: las familias pudientes estaban aterrorizadas por la posibilidad de que sus hijos fueran víctimas de la educación marxista, o de eso que Escrivá llamaba "liberalismos desacreditados del siglo XIX".

Pero el santo, dicen sus hijos, no era un organizador ni un negociante. Se pasaba media vida rezando y otra media defendiendo los dogmas del catolicismo tradicional. Aún le quedaba tiempo para encerrarse en un cuarto, romperse la espalda a latigazos y maltratar su cuerpo con crueles mortificaciones. Un hábito que sus hijos heredaron: los socios numerarios del "OD" gastan cilicio, un collar de pinchos que se aplican a las piernas durante un par de horas al día, y de cuando en cuando se desuellan la piel a zurriagazos.

La guerra civil entorpeció los planes del místico sacerdote. Luego, el triunfo de los militares que la habían provocado le dio una oportunidad de oro para recuperar el tiempo perdido. La aprovechó.







De los 5  hechos probados de la sentencia inicial, el Supremo retuvo 3. Los otros dos fueron añadidos con el tiempo. Fue Marchena, juez del procès, el ponente de la sentencia. Se le considera afecto al PP.

¿Cosidó, ex senador del PP es supernume y se pronunció en favor del acusado? importa poco, pero se añade a la lista de ignorados santificadores. 

No me convence y no lo llamaría así. Sensación de intruso. No lo puedo remediar, ha entrado en la escena pública con gran fanfarria de los medios, véase Agustina, 20 años de trabajo ímprobo, de recopilación de info y véase el número de veces que ha salido en publicaciones de cualquier tipo. De tarde en tarde. Se ganó el correspondiente ataque judicial que cosecha cualquiera que osa tocar una coma del "prestigio oficial". 


 Interesantes nuevas intervenciones de Alemania, Filipinas, Costa Rica...Centrémonos en lo que nos hemos de centrar, porque los atropellos marca de la casa son los mismos. 

Del libro "El od en la Iglesia", la intervención más apasionante y apasionada era la del teólogo oficial, Pedro Rodríguez, hoy nonagenario, de apabullante currículo. Nada: toda una vida dedicando sus talentos oratorios y literarios a vestir la mona de seda y darle una "presentabilidad" al invento. Solo una vez lo escuché en mi vida y marcaba, o al menos me marcó. El don lo tenía, y lo dejaban ejercitarlo. Amaestrado. Uno más de los cerebros e intelectos a las órdenes. Aunque si le dejaban hacer lo que quería, no es el mismo plan que ser la esclava del Señor sin cobrar y sin que el Prelado tenga obligación de proveer a tu sustento. 

Me parece imposible que viviera y siga viviendo en la inopia. En una vida tan dilatada ha tenido que presenciar desastres vitales e intentos de tapar lo que no tiene lógica más que defensa de la institución así se hunda el mundo. En esas condiciones, no sé cómo se puede tener el cerebro y el corazón dispuestos a la poesía que no deja de ser toda teología desde los tiempos griegos.


Y curiosamente en los momentos de polémica teológica con otros que acusaron al "opus dei" de integrismo, no lo sacaron a la palestra. No se ha mojado públicamente, lo conocemos quiénes estuvimos dentro y "consumíamos" su literatura o sus charlas. Protegido. No estuvo en La Clave ni se le vió en programa televisivo. 







  

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