OPUS Y CIENCIA
Además de faltar a la verdad en una materia en la que son expertos, abundan los y las numes canonistas, destacaron por contribuir al "regreso" científico de España. No al progreso.
En este grueso volumen hiper, super requetedocumentado se aprende que si en España la palabra revolución significa matar curas, burgueses, quemar iglesias, en Francia también se guillotinó con tal motivo de poner la sociedad patas arriba. Pero al mismo tiempo la revolución y Napoleón, el sucesor de la misma, estableció instituciones académicas y científicas que han llegado hasta hoy, como La Escuela Normal Superior, donde se forma la élite nacional de los profesores, con una formación intelectual de primera, que aunque esté en crisis, como todo hoy, tienen recorrido antes de caer a cero.
También se trata a fondo todos los eventos de la ciencia, de la química y la física en relación con las dos guerras mundiales.
La parte Opus viene con Albareda, el primer rector de la uni, del que no se hablaba mucho ni se recordaban anécdotas edificantes.
En el primer tercio del s. XX la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas hizo prosperar la ciencia en nuestro científicamente muy atrasado país. El defecto de esta institución que dió becas a intelectuales como Ortega y Gasset que pudieron formarse en Alemania, entonces país destacado de cabeza en Física y en Filosofía, era a nuestros ojos que la ILE no tenía ideario católico, a nadie se le pedían papeles de bautismo.
Pero la Física o la química nada tienen que ver con la religión o el ateísmo del científico. En la nueva España de Franco de la que fuimos protagonistas, sí tenía que ver. Por ello traigo este texto del olvidado Albareda gracias al libro de Sánchez Ron.
Albareda (1902-1966) químico, edafólogo fue hasta su muerte secretario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Este organismo vino a sustituir tras la victoria de 1939 a la Junta de Ampliación de Estudios. "Pidió la admisión" en 1937, plena guerra. Moya estuvo más años que él.
Albareda es uno de la famosa foto en Andorra.
En uno de sus papeles, Albareda, que había disfrutado de una beca de la "laica" JAE entre 1928 y 1930 en Bonn, Zurich y Könisberg, escribe en 1939:
"Ya es conocida la tendencia antinacional que dominó la actuación de la Junta de Ampliación de Estudios, la JAE, que supo reunir, el liberalismo corrosivo de la doctrina, la estrechez excluyente de las personas. No quiso vitalizar la gloriosa tradición ecuménica de la Ciencia española, sino sustituirla por un turbio aluvión en que, a lo científico, se ligaba la infiltración irreligiosa, el tono extranjerizante y la mezquindad partidista.
Hubo, además, en la prolongada labor de la Junta para Ampliación de Estudios, otras orientaciones rechazables. Actuó disociada, cuando no enfrentada a la Universidad, a la que trató con altanería y desdén.
Socavó la investigación técnica, lo mismo en las pensiones al extranjero que en la creación de Centro y Laboratorios. Esta deficiencia quiso subsanarse tardíamente, con recursos proporcionados al retraso, y en julio de 1931, como una dilatación de la Junta, aunque independiente en lo administrativo, se creó la Fundación de investigaciones científicas y ensayos de reformas, se creó la Fundación de investigaciones científicas y ensayos de reformas, cuya nimia influencia en el desarrollo de la técnica española, estuvo en contraste con su solapada labor al servicio de la política antinacional."
Por mucho que quisieran romper en 1939 con la JAE fue complicado, los vencedores de la guerra usaron los edificios de la Junta como sede del nuevo franquista y opusino Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Ibáñez Martín, ministro de Educación Nacional y presidente del CSIC durante 28 años dijo con motivo del acto inaugural el 30 de octubre de 1940:
"Queremos una ciencia católica, esto es, una ciencia que por sometida a la razón suprema del universo, por armonizada con la fe en la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, alcance su más pura nota universal. Liquidamos, por tanto, en esta hora, todas las herejías científicas que secaron y agostaron los cauces de nuestra genialidad nacional y nos sumieron en la atonía y la decadencia".
Pero el peso atómico o la fisión del uranio no son ni católicas ni protestantes. Nada tiene que ver una cosa con la otra. Esta fue nuestra aportación a la "ciencia española" en los inicios de la Dictadura. Luego llegaron otros capítulos del "saber" relacionados con la crematística y en esa parte no estuvimos tan atrasados, pero los comienzos y raíces a los que siempre se quiere volver para repristinar el carisma, no dejan de ser un planteamiento muy pasado de moda en el momento en que fueron formulados.
Comentarios