INCLINACIONES POLÍTICAS

 Me encanta que nos diversifiquemos y en distintos países surjan nuevas iniciativas, como la Centroamérica de este próximo viernes 29, sábado 1 en España. Un grupo que no deberían menospreciar los forofos de la hispanidad y la hermandad entre países hispanohablantes, nuestras desgracias nos han unido a un lado y otro del Atlántico, somos un gran colectivo, un puente de ex opus que une las dos orillas. Con distintos acentos y modos de expresarnos, damos testimonio de las mismas vivencias. No falta Filipinas. 

Un avisado comentarista me discutía que se trataba de un fenómeno predominantemente hispánico, minoritario en otros lugares. Un condensado de lo peor de nuestra forma histórica de vivir la religión católica y de entender la Iglesia.

Éramos 4 gatos, gatas más bien, hoy el tema se ramifica y florece. Aquí desde 2007, en OL desde 2003. Pasándolas de todos los colores. 

Unidos por las amarguras de la vida. 

Con respecto al "santuario oratorio" me queda la duda de si han dejado en pie los dos centros, la Administración  de la Solana y La Masada, y el centro de los curas, o también el complejo "espiritual vacacional" que forma el grueso de las edificaciones ha pasado a disposición de la diócesis.

DE FRANCO

Uno de los debates que hoy (1992) resucita la beatificación es el relativo a sus inclinaciones políticas: "Era un franquista convencido" ha dicho Antonio Pérez, secretario del Consejo de Estado y durante años máximo responsable del od en España. "Es una criatura del Movimiento Nacional", afirmó el historiador Antonio Tovar. "Un hombre de su tiempo, más bien monárquico" coinciden en decir quienes lo han estudiado a fondo.

Los portavoces del Opus insisten en su verdad oficial: "Era apolítico. No hablaba nunca de política". A las acusaciones sobre presuntas simpatías hacia Hitler contesta Alvaro Portillo con una frase hecha: "Condenó vigorosamente todas las tiranías". Lo han dicho sus hijos cientos de veces: "Era enemigo de todos los totalitarismos".

Un debate estéril, en realidad. Su peripecia vital no deja lugar a dudas: mantuvo un compromiso serio, profundo y duradero con un régimen totalitario, el del general Franco. Fue al calor de ese régimen -tiránico, sobre todo en sus comienzos- como su obra alzó el vuelo, en fluido contacto con algunas de sus castas dominantes: una derecha católica, tradicional, dura y revanchista.

En 1938 abandonó el Madrid republicano para cambiar de bando y arrimarse al de los golpistas. Las circunstancias (6.000 curas y frailes asesinados) aconsejaban la huida. También la de sus jóvenes compañeros de viaje: universitarios de familias tradicionales, sin filiación política concreta, que comulgaban con el espíritu de la cruzada. Alguno de sus discípulos había colaborado en la sanjurjada, golpe fallido de 1932. Todos estaban dispuestos a dar su vida por erradicar el peligro rojo, tan dañino para sus patrimonios y su religión.

Tras cruzar los Pirineos y dar un rodeo por Francia se fue a Burgos, capital de la España nacional, donde Franco tenía instalado su cuartel general. Aquella guerra era la suya, según todos los indicios: en varias ocasiones visitó el frente de batalla y el 28 de marzo de 1939, cuando el ejército franquista entró en Madrid, llegó también él, a bordo de un caminó militar. Mientras, en su obra capital, Camino, publicada en 1939, (Año de la Victoria, precisaba su primera edición) desgranaba reflexiones como ésta:

"La guerra, tiene una finalidad sobrenatural, me dices, (...) Es el obstáculo máximo del camino fácil. Pero tendremos al final, que amarla, como el religioso debe amar sus disciplinas..."

O esta otra, prima hermana del naciente nacional-catolicismo: "El fervor patriótico, laudable, lleva a muchos hombres a hacer de su vida un servicio, una milicia. No me olvides que Cristo tiene también milicias y gente escogida a su servicio".

Su obsesión por arrimarse al poder, camino seguro para sus fines apostólicos, le comprometió en el régimen de Franco durante 30 largos años. ¿Y sus simpatías hacia Hitler? Sin duda eran las normales en un sacerdote de su tiempo, que había conocido la persecución y había visto como asesinaban a otros. Todos los curas del Opus se ofrecieron voluntarios para ir a la División Azul, a pelear al lado de Hitler contra los rusos.


....A PINOCHET

 

Que el padre espiritual de aquellos belicosos cristianos sea beatificado extraña hoy a una parte de los católicos, que lo comparan con el intento de santificar a los llamados "Mártires de la Cruzada". La Asociación de Teólogos Juan XXIII y un grupo de 50 curas murcianos han coincidido en pedir la suspensión de la causa "para estudiar con más detenimiento y evitar el escándalo".

Mantuvo su comprensiva actitud hacia ciertos regímenes que acompañó hasta el fin de sus días. En el año 1974 visitó Chile, donde la represión del general Pinochet estaba en su apogeo. No condenó al dictador, no le invitó a que dulcificara sus modos. Se limitó a criticar a los católicos "progres", los "hijos desleales de la Iglesia". Sus palabras fueron interpretadas como una justificación indirecta de la cruzada de Pinochet. "Hay mucha propaganda herética dentro de la Iglesia de Dios".

Los periodistas chilenos Jaime Rojas y Franz Vanderschueren aseguran que en una conferencia, dónde se habló de la sangre esparcida por el país, el futuro santo llegó a afirmar:

-Yo os digo que aquella sangre era necesaria..

Es uno de los puntos negros de la biografía de un buen hombre a quien una vieja afiliada al Opus describe con dos palabras: "¡Menudo santo!"


Con información de Julio Algañaraz (Sta Sede) 

J. Gómez y J.L Guillén

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