UN TRASPLANTE

 Además de la separación de la familia, otras circunstancias dura se añaden a la vida de Colleen como numeraria auxiliar.

Su madre lo cuenta: "Mi hija Kathleen tuvo un grave problema de salud porque su diabetes empeoró. Mi hija lo pasó muy mal.

En 1993 había fallecido su marido, en el 99 le diagnosticaron la enfermedad. Tras una semana ingresada en el hospital para diagnóstico y tratamiento los médicos nos dieron muy malas noticias: podemos darle cuidados paliativos para que la enfermedad sea más llevadera y para alargar su vida, no hay más posibilidad, o recibe un trasplante o morirá. Ya se puede imaginar el pánico de Kathleen y de toda la familia. Los médicos fueron tajantes: si quiere sobrevivir tenemos que dar con un donante en la familia. Fue la respuesta de un centro médico muy conocido de Boston. Naturalmente todos queríamos hacer lo posible para salvar la vida de Kathleen. Todos nos ofrecimos a hacernos la prueba para ver quién era el más compatible. Y precisamente fue Colleen la elegida."

El destino enfrentaba a otra prueba a la numeraria auxiliar, era otra señal fuerte. "Los médicos le dijeron a Colleen que era perfecta para ser donante. Nos hubiera gustado ahorrar este trago a mis hijos, hubiera sido mejor si nos hubieran elegido a Bob, mi marido, o a mí. Pero la donante ideal era Colleen, que dijo en seguida que sí. Pero cuando anunció a los superiores opus que tenía que sufrir semejante operación le dijeron que no podía hacerlo sin pedir permiso a Roma, Primero había que preguntar y cuando dieran luz verde podría realizar la donación".

Este evento da una idea del clima que se instala entre las personas cuando una realidad religiosa adquiere lo que las mismas ex numes denominan como aspectos sectarios. Situaciones parecidas suceden solo donde se pretende tener la última palabra también sobre las decisiones de vida y muerte de los propios seguidores y sobre la valoración de los métodos de curación frente a una enfermedad grave.

Jean O'Neill prosigue: "Así es el "Opus Dei". Esto es lo que fueron capaces de hacer a mi familia. No se le permitió a Colleen pedir permiso directamente a Roma, tenían que hacerlo las directoras de Estados Unidos. En ese punto me dije a mí misma que haría cualquier cosa por la salud de mi hija y por que Colleen pudiera ayudar a su hermana. OD tendría que haber pasado sobre mi cadáver si hubiera impedido el trasplante."

Siguieron días de aprehensión, de profunda desorientación. La determinación de Jean O'Neill ganó la partida.

"OD nos hizo pasar días de espera increíbles. Después en su gran bondad concedió la autorización del trasplante. Pero se arreglaron para controlar de todos los modos posibles y de forma estricta a Colleen, incluso en esos graves momentos. Se creó una situación paradójica, agravada por el hecho de que los días previos al trasplante mi marido Bob enfermó y tuvo que entrar en terapia intensiva, en el mismo hospital en el que se iba a realizar el trasplante de Colleen a Kathleen. Ya se puede imaginar mi estado. Luchando sola al mismo tiempo contra la enfermedad de dos familiares y contra "opus dei".

Son conmovedoras la fuerza y el optimismo de Jean O'Neill.

"Por fortuna en Boston hay estructuras sanitarias de alto nivel, como Harvard Medical School. Pero la situación era igualmente muy difícil. Mi marido en cuidados intensivos, la operación de trasplante había sufrido retraso por causa del opus dei. Estaba furiosa. Cuando al final Colleen se recuperó decidí que la tenía que proteger del opus dei y dí una disposición drástica y dije a las responsables de la planta: no visitors. Ordené que nadie que fuera extraño a la familia pudiera visitar a Colleen".

Pero opus dei no soltaba la presa.

"El mismo día de la operación se presentó una delegación de personas opus que querían visitar a Colleen y estar cosntantemente con ella. Les pregunté: ¿pero qué pretenden?. Respondieron haciéndose las inocentes: "Queremos estar todo el día durante el período de recuperación para controlar que todo va bien.." Fui muy dura y respondí: "Si el hospital les consiente estar en la sala de espera, háganlo, pero no quiero a nadie junto a mi hija, excepto personas de mi familia. Y tampoco quiero que estén cerca de su habitación, déjenla en paz". Dicho esto ordené a las enferemas: "no permitan comunicación ninguna con esta gente".

Tras la operación Colleen y su hermana Kathleen estaban muy débiles, pero querían estar en la misma habitación. "Los superaremos juntas" dijo Kathleen.

También para la numeraria auxiliar fue una prueba muy dura, porque como donadora la funcionalidad pancreática se había reducido al 50%. La delegación opus por su parte no se avenía a marchar.

"Los del opus venían todos los días al hospital. Venían acompañadas también de un cura de la Organización, también la responsabilidad de toda la sección femenina opus en EEUU, cuya sede central está en el mega centro de New York. Mis hijas quedaron ingresadas en el hospital durante un mes. Y cuando pasó ese tiempo Colleen nos dijo: tengo que volver a Pembroke. Todavía estaba débil en el plano físico y psicológico. Yo le dije: no tú no vas volver a Pembroke, tienes que curarte bien y recuperar fuerzas vigilada por los médicos, en Pembroke no tienen los doctores adecuados. Tengo un temperamento fuerte y le dije ¿te quieres ir? vete pero nadie te cuidará como tu propia familia, no tendrás a disposición a los mejores médicos de Boston.

Colleen insistía, así que la llevé a Pembroke. En cuanto llegamos a la persona que nos abrió la puerta le pregunté: ¿Quién manda aquí? quiero hablar con la directora. Cuando se presentó me enfrenté a ella con dureza: Espero que conozca bien todos los síntomas de la deshidratación, de la carencia funcional ligada al trasplante, de las infecciones de heridas, toda complicación y malestar conocidos que puede sufrir mi hija por esta operación. ¿Sabe ud que tiene que reposar dos horas al día al menos? ¿que tiene que ingerir cierta cantidad de líquidos? ¿que tiene que tomar medicinas a ciertas horas? ¿que no puede hacer trabajos duros? Ahora son ustedes responsables de cualquier cosa que le pase. Les reitero que son legalmente responsables de todo lo que pueda dañar la salud de mi hija. Para cualquier urgencia llamen al número nacional 999 o llévenla directamente al centro médico de Boston donde se hizo la operación y saben lo que hay". Los del opus se asustaron pero tenían el control psicológico de mi hija."

Ferruccio Pinotti

Comentarios

Ricardo Pérez ha dicho que…
Por lo visto carecen, de empatía, de afectividad, sentimientos y emociones, de cercania con las personas. Todo es muy aseptico, confunden los buenos modales, con las relaciones personales. Los buenos modales, solo significan que quieres mostrarte educado, no significan nada mas. Pero estas organizaciones sectarias, lo confunden y lo tienen por el todo. He conocido mucha gente con muy buenos modales, que sus acciones y hechos demostraban que son lo peor de peor, Pero ellos pretenden que les creas y se ofenden mucho si no lo haces. Creo que su pretendido ofendimiento es impostado, para nada real. Ellos saben que estan mintiendo. De hecho mienten todo el tiempo. Lo que no acabo de comprender es como sigue habiendo personas que se dejen manipular, viviendo en esas condiciones de desastre psicologico permanente, que no conducen a ninguna parte. Si conducen a alguna parte, es para aumentar el ego de los superiores que les mandan y les ordenan. No lo entiendo y seguire sin entenderlo.
Anónimo ha dicho que…
El opus esta lleno de gente personas humildes pobres que la o los que son listos llegan lejos los tontos para concinar,jardineros,gilipollas limpiar,servir etc.Si alguien de estos que he enumerado creen en un ente divino pues blanco y en botella te llevan al huerto. Aquí se ha dado cuenta suficiente estas 40 personas mujeres sudamericanas como las han tratado ,.

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