CUANDO TRIUNFABAN
Cuando triunfaban
MARIANO
La nueva ley de reforma administrativa y gubernativa de 1956 y la clarificación de los derechos de los administrados de 1957 fue el primer paso de lo que Villacañas llama revolución pasiva de Franco.
Ya en 1955 el país iba a la quiebra, la autarquía llevaba antes o después a la suspensión de pagos. No se generaban divisas y hacían falta para pagar la energía. Para enero de 1956, Carrero se dispuso a dar un giro a la situación: se trataba de hacer del Ministerio de Hacienda un superministerio directivo de todo el proceso económico. Imitando a Francia, una vez más.
Carrero orientado por Laureano encontró al hombre perfecto, el superman Mariano Navarro Rubio. En sus memorias se muestra muy orgulloso de haber llevado a cabo la modernización de España en convergencia total con LLR.
Fue militante de la CEDA durante la segunda República, era sobrino de Luis Lucia, jefe de la derecha regional valenciana, antifalangista desde joven. De Acción Católica. Vetado por Falange y militar condecorado. En su vejez confesaba, 1991:
“La paz que hoy disfrutamos en España tiene su origen en un deseo común de todo el pueblo, pero en especial, de los viejos soldados de nuestro ejército. Han sido los mandos militares los que han permitido, consentido más bien, esta transición política cuyo pacífico éxito se atribuyen ciertos políticos”.
Estos hombres, López Rodó, Fdez de la Mora, López Bravo, Ullastres, configuraron relaciones caballerescas entre sí, lejos de los usos plebeyos falangistas que se tuteaban. Los opusinos, algunos, eran hijos de militarles, dispuestos a ejercer de civiles sin perder afecto al Ejército. Mariano era jurídico militar, como el falangista Solis, eran una “familia profesional”. Actuaron de fiscales en los tribunales militares de la posguerra, Navarro Rubio pidió penas de muerte, aunque con el tiempo fue aflojando el rigor.
Cuando Carrero lo llamó a Hacienda, Navarro Rubio ya echaba pestes de Falange porque querían ir más allá de su labor asistencial. Pasó Navarro por el Instituto de Estudios Agro-Sociales, asesoró al Servicio Nacional del Esparto y allí aprendió concentración parcelaria y arrendamientos rústicos. Se convenció de que era un fallo la política agraria destinada a fijar la población en el campo. Así no íbamos a despegar.
Así que se fue al Popular, el Banco que empezó llamándose de los Previsores del Porvenir. Entró de la mano de Valls Taberner, un opus desde 1945. Pero enseguida marchó a subsecretario de Obras Públicas, 1955, animado por el propio banco. Fue llamado a Hacienda e la crisis de 1957, cuando Franco quiso bloquear los planes del ministro falangista Arrese.
Fue Navarro quien recomendó a Franco un hombre para el min de Comercio, Casualmente Ullastres, otro ¿nume o entonces solo seguidor de E.? sobrio, inteligente, realista. Ullastres fue representante de España en el FMI, Navarro delegado en España del Banco Mundial. Entre los dos controlaban todos los cambios de divisas y la recepción de préstamos americanos. Estaban en contacto con el lobby católico de Lequerica, al que Villacañas califica mal, ignoro el motivo.
Todos estos escrivarianos gubernamentales declararon el programa en febrero de 1957: productividad, iniciativa privada, reducir gastos, liberalizar el comercio, contener la inflación, inversión productiva.
Al llegar a Hacienda Navarro reconoce que las leyes fiscales no se aplicaban. Había que contemporizar con el fraude. Los inspectores tenían que forcejear con los contribuyentes para llevarse la llamada “tarifa cuarta”. “La fiscalidad actual se puede presentar como una obra maestra de incoherencia y absurdo”, escribió. Ni había ni se buscaba la justicia fiscal. La fiscalidad entorpece la iniciativa de los mejores y favorece a los parásitos derrochadores, los falangistas. Era el pensamiento de Navarro, que le llevaría lógicamente a estar implicado en Matesa, de donde salió impoluto por obra y gracia del sistema.
Alvaro Lacalle Leloup, Cruz Martínez Esteruelas, Díaz Ambrona y muchos más fueron los técnicos que pusieron de pie el Plan de Estabilización (1959) una vez aleccionados por USA Banco Mundial.
En 1957 se implementó la reforma fiscal y la Ley de Régimen Jurídico de la Adm del Estado conducida por López Rodó, base del principado civil de Franco.
Navarro quitó impuestos, decía que “no entendí nunca el principio de que quien más gana debe pagar más”, eliminó las molestas visitas de los inspectores de Hacienda, ofreciendo un cupo fiscal por la actividad en sí, sin detalles.
Fabián Estapé, el yerno de E. Rojas describió el sistema como tosco, pero realista y eficaz. El subsecretario del tesoro norteamericano Fred Scribner felicitó a España por liberarse de los prejuicios de la fiscalidad.
José Luis Sampedro formó parte de una comisión de trabajo que creó una Contabilidad Nacional. Trabajo ingente porque no la había, todo lo que daba dinero al Estado, se repartía entre cohortes de prebendados (INI, Instituto de Colonización, Servicio Nacional del Trigo, Instituto de Previsión, de Reconstrucción Nacional…etc) Como en el feudalismo, en resumen.
Navarro contra el gasto público de los descamisados falangistas, pobres que se habían arrimado a la teta del Estado. Había que reducir la maquinaria que generaba gasto público vicioso, el INI, tenía que buscar capital en la empresa privada. Muchas subvenciones se convirtieron en créditos, los falangistas no estaban contentos.
Todos los que antes gastaban a ojos cerrados se vieron fiscalizados, controlados por el sistema impuesto por Navarro Rubio.
El plan de Estabilización que se estaba preparando era un ajuste político que tendría consecuencias en los de abajo. Ya se venía hablando del tema, Román Perpiñán había publicado en Rialp una crítica a la autarquía unos pocos años antes. En el escuadrón de técnicos de la reforma estaba el núcleo Opus pero iba mucho más de los vinculados a la vocación.
Consideraban que los falangistas eran unos ignorantes retrasados, ellos era más modernos, habían aprendido ordoliberalismo estadounidense: la economía tiene que liberarse de la política. No se trataba de defenestrar a Franco, sino que la dictadura habría de proteger las políticas liberales.
Franco acabó aceptando a regañadientes la divisa, “Economía fuerte en Estado fuerte”. Ni falangistas ni Franco estaban por la eficiencia, valor que venía a sustituir al principio de sacrificio, el propio de los vencedores de la guerra civil.
Cuando Navarro dijo que las industrias del INI eran poco rentables, tembló el sistema. Franco no quería prescindir de los predicadores de la eficiencia.
El dictador no podía controlar los efectos desmovilizadores del Plan de Estabilización, Las medidas venían del extranjero ¿Se había rendido la España asediada por potencias extranjeras? ¿Se había hecho todo el sacrificio durante 20 años para que al final nos derrotaran los masones y sus democracias. La retórica anticapitalista, soberanista se hundía. ¿Una guerra civil para esto?
El combate antifalangista prebendario se inició en el consejo de ministros de junio de 1958. Navarro presentó el éxito de su pequeña reforma fiscal. Con astucia invocó en su discurso el milagro económico alemán. Dijo que la clave estaba en que Alemania era un pueblo bien dirigido. El régimen de autarquía español hasta entonces no había ni reconstruido los instrumentos de producción ni favorecido el consumo. Frenazo radical al gasto público y privado se imponía, ¿podría Franco imponer esa medida?
Navarro entregó un informe de José Luis Sampedro para reformar el Banco de España. Franco se asustó y preguntó ¿se va a publicar esto?
El Banco de España dejó de pignorar y garantizar la deuda de los bancos. Eran medidas alentadas por el FMI y el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo. España en 1959 fue tratada como el país subdesarrollado que era.
En Nueva Delhi Navarro y Ullastres se vieron con Gabriel Ferrás, directivo del FMI, ya conocido de Navarro. También el First National City Bank mostró interés por invertir en España. George Stevens Moore, abanderado del globalismo económico prestó magníficos servicios, dice Navarro Rubio.
A la vuelta de la India Navarro tuvo que intervenir en las Cortes. Expció que había que equilibrar producción y consumo, importaciones y exportaciones. España no podía seguir presentando a los imperialistas americanos como asaltantes del solar patrio, por eso hubo que intensificar la censura de la prensa. Adolfo Muñoz Alonso se encargó de amenazar a Europa Press. Mientras Europa occidental aprobaba la convertibilidad de sus monedas, España se iba a quedar fuera. Así que convertibilidad o exclusión del mercado europeo.
Estabilización, devaluación, fijación de paridad, convertibilidad de la moneda, eliminar el mercado negro. Era el camino hacia Europa y hacia EEUU. ¿La receta? Exportar naranjas y vender sol y playa. Divisas.
Franco no estaba seguro, se elaboraron consultas a todos los organismos del Estado. El INI rechazó el plan. Estabilización significaba detención de sus proyectos. El del FMI vino a España en febrero y Franco no lo vió claro, le dijo que no era el momento, nada de un dólar 42 pts. No habría devaluación. A Navarro Franco le dijo que prefería pobreza a dependencia.
“La conversación fue dura. Franco se negaba a devaluar, por el efecto que podía tener la noticia en una España desolada. Navarro argumentó que peor sería volver a las cartillas de racionamiento y, dada la carencia de divisas, presentar a la opinión pública una bancarrota por no poder pagar la factura del petróleo. Franco aceptó y Ferrás (FMI) escribió un informe en el que exoneraba a Franco y la dictadura del atraso.”
Terribles consecuencias del pacto: impuestos sobre gasolina, tabaco, reléfono, disminución del gasto público, depósito previo del 25% de las importaciones. Elcapital extranjero se vería estimulado a comprar en España al cambio de 1 $ por 60 pts.
Los españoles verían aumentar los impuestos, pero iba a llegar dinero de inversión. El inminente peligro de la bancarrota hizo el resto: Navarro convenció a Franco de que si ese invierno helaba y la naranja se perdía, la bancarrota era segura. El consejo de Ministros aprobó el plan, éxito completo de Ullastres, Castiella, Vigón, López Rodó, ministros monárquicos, militares y católicos frente a derrota falangista.
Comienza la revolución pasiva
El plan era liberalizador y peligroso, podía haber protestas en las Cortes. Ullastres fue el encargado de defenderlo y acabó con “que Dios nos ayude”. Era el estado de ánimo de los dirigentes, poniendo rumbo a lo desconocido. Navarro y Ullastres entre bambalinas riñeron por hacerse con el control de las divisas, el saber reñir sin hacer olas, formaba parte de su ethos caballeresco. No como los pendencieros falangistas.
Franco se mantenía sobre su victoria militar, pero se dejaba ayudar por el extranjero masón. Habría nivel de vida y empleo con el tiempo. De primeras las empresas no competitivas al hoyo.
Todo sería más fácil si pasaba rápido, si el paro no se desbocaba y la inflación se contenía. Pero hubo coste social. Se impuso congelación salarial. Bajó la producción y el consumo. Medio millón de parados, muchas empresas en crisis. El FMI y el Banco Mundial encantados de la operación. Aumentaron las divisas.
Manuel Aznar habló del peligro de una desafección al régimen, publicó “El alcázar no se rinde” puso voz a los que no la tenían: dar tanta importancia a la economía era la mejor manera de matar el entusiasmo político que había sostenido el régimen.
El campo empobrecido empezó a expulsar población. Los salarios agrícolas no podían bajar más, la única salida era marchar a Barcelona, País Vasco, Francia, Alemania. La pequeña y mediana empresa se hundió, Acción Católica protestó. También los sindicatos. Los tribunales colapsaron por los cierres y suspensión de pagos. Durante dos años hubo mucha tensión social, en Gobernación estaba Camilo Alonso Vega para contener a las masas.
El min del Ejército ante la reducción del presupuesto del que fue objeto, amenazó a Navarro con denunciarlo por desafección castrense. Arrese, ¿del clan del oso corellano? Acusó a Navarro de propagar la miseria y Navarro contraatacó acusando al min de Vivienda de haber hecho desaparecer mil quinientos millones.
Franco se reunió con los dos ministros en privado pidiendo calma. Arrese amenazó con dimitir, así se hizo. Aprobado el decreto en julio de 1959, Suanzes, del INI, amagó pero no se fue.
“Para la doctrina falangista oficial, el régimen regresaba al capitalismo. Era una auténtica revolución pasiva que, de la mano de los nuevos gobernantes, se dirigía contra los mismos aliados que lo habían llevado al poder. Los grandes terratenientes veían que se les iba la mano de obra, que tenían que capitalizar sus fincas, tecnificar la producción, mecanizar las labores, administrar racionalmente la producción, actividades todas ellas que no se podían realizar montado a caballo y para las que no estaban preparados. Acostumbrados a una explotación extrema de la mano de obra jornalera, no estaban dispuestos a esa transformación.
Ahora sin embargo el mercado se liberalizaba, con lo que sin precios intervenidos ya no se podían sostener explotaciones poco productivas. Al entrar el dinero de inversores privados extranjeros, el mercado de tierras aumentó, y la propiedad emblemática del tradicionalismo de las élites aristocráticas y militares comenzó a cambiar de manos. Los principales auxiliares de la cruzada de Franco eran colocados ante el reto: convertirse a la productividad capitalista o morir”.
La campiña andaluza se desangró, tras la represión de la posguerra, se estaba amasando la materia despolitizada de la nación para disponerla a la construcción del capitalismo español.
Falange se reduciría a pura retórica, la prensa en sus manos, controlaban la opinión, pero las riendas estaban en otra parte.
El vicecanciller alemán visitó España, también lo hizo el asesor económico de De Gaulle. El camino emprendido era el correcto para vencer al comunismo en el terreno económico y social.
Los santificadores Navarro, Ullastres, Laureano, se sabían parte de la Europa conservadora y liberal. Falange quedaba al margen, que no estorbaran el proceso económico, lo único que de ellos se esperaba. Franco con su autoritarismo tenía que favorecer la acumulación capitalista.
De todas formas hubo huelgas en 1958. Navarro contó con el apoyo de la ciencia económica: estudios, documentos apabullaron a las Cortes, donde predominaban juristas, no expertos en cuestiones tan técnicas.
Y fue imprescindible la ayuda de la Banca, Juan LLadó, Emilio Botín, Ignacio Villalonga, Luis de Usera, Gervasio Collar, del Hispano, el Central, el Urquijo, el Santander cooperaron. Dieron facilidades a unas 200 empresas, fueron los encargados de contrarrestar la crisis de la estabilización.
Sin embargo Navarro no dejó de poner obstáculos a la Banca March, el financiero decisivo de principios de la guerra.
Comentarios